El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, conversa con el presidente de ERC, Oriol JunquerasEFE

El laberinto catalán

Los independentistas podrían perder las tres capitales de provincia que gobiernan en Cataluña

  • En ERC están muy preocupados porque su política de estabilidad y los acuerdos con el PSOE a nivel nacional no les da el rédito que esperaban

  • Junts concentra sus esperanzas en la victoria de Xavier Trias en Barcelona

Las elecciones municipales de 2019 supusieron un fuerte varapalo para el PSC, que perdió Lérida y Tarragona, las dos capitales de provincia catalanas que gobernaban. Ahora, a menos de dos meses de la cita electoral, aspiran no solo a recuperar esas dos ciudades sino a reconquistar Gerona, perdida en 2011 a manos del hoy prófugo eurodiputado Carles Puigdemont. Así, han puesto toda la carne en el asador para intentar arrebatar la vara de mando a Ada Colau en Barcelona, con la que formalmente aún gobiernan, aunque Jaume Collboni –candidato socialista a la alcaldía de la Ciudad Condal– haya abandonado el Gobierno municipal hace unas semanas.

En ERC están muy preocupados porque su política de estabilidad y los acuerdos con el PSOE a nivel nacional –sumado a la ruptura con Junts en el Gobierno catalán– no les da el rédito electoral que ellos esperaban, tal como demostró el CEO (CIS catalán) en su edición de hace pocos días; que indicaba que el PSC obtenía siete escaños de ventaja sobre los republicanos en unas hipotéticas elecciones autonómicas, previstas para inicios de 2024.

Riesgo de batacazo

A los malos datos a nivel autonómico se suma el riesgo de un batacazo electoral en las grandes ciudades catalanas. ERC gobierna actualmente en Tarragona y Lérida, y resultó ganador en Barcelona, donde el pacto de Colau con los socialistas les impidió poder formar gobierno.

Tarragona ha estado gobernada los últimos cuatro años por ERC en coalición con Junts per Catalunya y la CUP tras un mandato tempestuoso que empezó con un pacto entre ERC y En Comú Podem, que luego abandonó el Gobierno. El PSC ganó por un puñado de votos en 2019, pero no tenía socios para pactar tras una gestión polémica de los Juegos del Mediterráneo y diversas imputaciones judiciales, así que pasaron a la oposición en la capital menos independentista de Cataluña. Ahora con Rubén Vuñuales, procedente de Cs, aspiran a recuperar la alcaldía que actualmente ostenta Pau Ricoma, de ERC.

Algunas encuestas impulsan a los socialistas hasta los 10 escaños, resultado posible dado que Cs obtuvo 4 concejales hace cuatro años y ahora presenta encefalograma plano a nivel demoscópico. Con esa holgada victoria y situándose la mayoría en 14 votos parece improbable que los socialistas no recuperen el poder en Tarragona. El resultado de los partidos minoritarios, En Comú Podem, PP y Valents, decidirá los pactos posibles.

Menos claro es el resultado en Lérida, donde tras años de gobierno del PSC, ERC de la mano de Miquel Pueyo, conquistó la alcaldía y pactó con Junts el gobierno. En el actual consistorio ERC y el PSC cuentan con 7 concejales por 6 Junts. Las encuestas apuntan a una victoria sin mayoría del PSC, que repite con el candidato derrotado en 2019 –Félix Larrosa– con ERC y Junts en segundo y tercer lugar, pero muy cerca de los socialistas. El resultado se decidirá en la foto finish, y, como en el caso de Tarragona, por el resultado de las fuerzas minoritarias.

La clave de Gerona

Gerona es la única capital de provincia catalana donde gobierna Junts per Catalunya, en este caso con el apoyo de ERC. Pero la candidata del PSC, Silvia Paneque, podría ganar las elecciones recuperando una alcaldía que los socialistas ostentaron entre 1979 y 2011. Paradójicamente su alcalde carismático, Quim Nadal, es hoy es consejero de ERC. Junts ha tenido un cambio de candidato complejo dado que Marta Madrenas, sucesora de Puigdemont en la alcaldía, no repite; y la candidata elegida en primera instancia, Asumpció Puig, renunció por problemas internos dentro de su partido hasta que finalmente ha sido designada la exconsejera de la Generalitat Gemma Geis. Las crisis internas de Junts a nivel local, mezcladas con la salida del Gobierno catalán del partido y la condena por corrupción de su líder, Laura Borrás, hace muy difícil que Junts pueda retener su bastión municipal.

Junts fía todas sus esperanzas en el ámbito local a retener cuantas más alcaldías mejor de los cientos de pequeños municipios que gobierna, y sobre todo en la victoria de Xavier Trias en Barcelona. El exalcalde está teniendo una campaña difícil en la que se siente incómodo para posicionarse dando apoyo a Laura Borrás –no acudió a la puerta del juzgado– o ante las idas y venidas de Clara Ponsatí desde Bruselas. La eurodiputada del mismo partido de Trias ha dicho que no piensa votarle. A pesar de todo, Trias capitaliza parte de las ganas de cambio en Barcelona y es la última esperanza de la antigua CiU, antes todopoderosa y ahora en retroceso de tener poder. En caso contrario, solo les quedará Vic.