Cataluña
La sequía lleva a Cataluña a una situación límite
Los embalses de las cuencas internas están a un 26 %. No ha habido inversiones en infraestructuras hídricas desde la sequía de 2008
Actualmente los embalses de las cuencas internas de Cataluña se encuentran a un 26 % de su capacidad. Especialmente complicada es la situación en el pantano de Riudecanyes, que se encuentra al 8 %, el de Siurana al 7 o el de Sau en un seis por ciento. De hecho, hace 30 meses que no llueve con regularidad. El nivel es tan bajo que los aviones de los bomberos no pueden cargar agua del pantano de Sau, de la Baells y de la Llosa, aunque garantizan que habrá agua para poder apagar incendios, que esa es otra de las vertientes de la grave sequía que afecta a Cataluña.
Más de 200 municipios, que representan cerca de seis millones de habitantes, están afectados por la declaración de excepcionalidad por sequía en el sistema Ter-Llobregat. Este escenario implica restringir el agua a un máximo de 230 litros por persona y día, además de otras limitaciones, como la reducción del 40 % para usos agrícolas y del 15 % para industriales, y para usos lúdicos. También se prohíbe el riego de zonas verdes, pública y privadas (sólo se permite el agua para mantener el arbolado) y la limpieza de calles con agua potable.
El problema es que no se prevé que la situación pueda mejorar a corto plazo y no se descarta que pueda haber restricciones incluso para el consumo de boca más adelante, después del verano. No se apuesta tanto por las restricciones en sí, sino por reducir la presión del agua, una medida que los expertos consideran más efectiva. Y para intentar que no se llegue a esa situación, el gobierno catalán ha aprobado una serie de medidas, que, por cierto, no han contado con el aval de la oposición. Y es que hasta en eso hay discrepancias entre el Ejecutivo y los partidos políticos. De momento, se ha tramitado en el Parlament el decreto como proyecto de ley para que los diferentes grupos parlamentarios puedan hacer sus aportaciones. De hecho, no se descarta que se pueda aprobar otro decreto ley complementario con estas aportaciones.
Sanciones a los ayuntamientos
El principal escollo es el régimen sancionador que se prevé para los ayuntamientos que malgasten agua, que no cumplan con las medidas contra la sequía. Sanciones que pueden ir desde los 10.000 hasta los 150.000 euros, aunque desde la Generalitat dicen que esta medida no tiene un afán recaudatorio, sino disuasorio. Pero lo cierto es que este punto fue el que hizo fracasar la cumbre contra la sequía que se celebró hace unas semanas. ¿Y qué se podrá sancionar? Desde no dar a la Generalitat la información que se requiera, como los datos de consumo de agua; superar los límites establecidos o saltarse, por ejemplo, ha prohibición de regar zonas verdes.
Otra de las medidas afecta a las piscinas. En un primer momento, la Generalitat tenía intención de prohibir que se llenaran, en cualquier caso. Pero finalmente se va a autorizar que se llenen las piscinas de «uso comunitario». Ahora está por ver qué es este carácter comunitario, pero el Govern argumentó su cambio de postura por razones de salud pública y para que estos equipamientos pueden ser refugios climáticos. Por este motivo, se va a autorizar a hoteles o cámpines que llenen sus piscinas, y de paso, salvar la temporada turística.
No hubo acuerdo entre partidos y el Govern en esa cumbre contra la sequía por las sanciones a los ayuntamientos, y por este mismo motivo, los consistorios ven con recelo la actuación del gobierno catalán. No acaban de ver claro que se les acabe traspasando buena parte de la responsabilidad cuando la Generalitat no ha hecho todos los deberes, y cuando no ha habido inversiones en infraestructuras hídricas en los últimos años.
Sin inversiones desde 2008
De hecho, los ayuntamientos y diferentes sectores económicos acusan a la Generalitat, a los diferentes gobiernos autonómicos, de no haber hecho nada, de no tener una planificación hídrica desde la última gran sequía, en 2008. Un año más tarde, en 2009 se inauguró la depuradora de El Prat. Por aquel entonces ya se habían recuperado las reservas y se paralizó la construcción de nuevas desalinizadoras. Y eso que Cataluña vivió una situación angustiosa. Se llegó a pensar en traer barcos con agua desde Marsella o Almería, aunque sí atracó uno en Barcelona procedente de Tarragona. Entonces gobernaba el tripartito, que llegó a pensar incluso en hacer una «captación puntual de agua» como así llamaron a un posible trasvase desde el Segre hasta el área metropolitana, con una cañería que iba a pasar por el túnel del Cadí. No se quería hablar claramente de trasvase, porque el gobierno catalán logró que Rodríguez Zapatero derogase el Plan Hidrológico Nacional, que contemplaba el trasvase del Ebro, y la palabra no era bien vista. Pero es que el tripartito tampoco descartó, a la desesperada, que este trasvase «puntual» se hiciera desde el río Ebro. Hasta el consejero de medio ambiente, Francesc Baltasar, de Iniciativa per Catalunya, y ateo, se encomendó a la Moreneta para que lloviera. Y desde luego, llovió y se recuperaron las reservas.
Otra cuestión que los expertos critican es el pobre mantenimiento de la red. Cataluña perdió el año pasado casi un 24 % del agua potable, mayoritariamente por fugas. Se perdieron unos 134.300 millones de litros, lo que habría sido suficiente para llenar casi todo el embalse de Sau y la comunidad autónoma tendría ahora el doble de sus reservas de agua. Y hay fugas clamorosas. En Santa Coloma de Gramenet, su alcaldesa, Núria Parlón, ha pedido que se repare de forma urgente una fuga en una cañería del parque Che Guevara. Por ahí se pierden más de 86.000 litros diarios. Pero es que, en Badalona, y desde hace 18 años, hay una fuga en una cañería que pierde 180.000 litros cada día. No se va a reparar hasta 2025.
Agricultura
Uno de los sectores afectados por la sequía es el de la agricultura, que absorbe el 70 % de la demanda de agua. La semana pasada, Unió de Pagesos ya convocó una protesta para pedir que se habiliten ayudas para compensar las pérdidas que van a tener por la falta de agua, en el sector ceralístico, además de para hacer frente al incremento de los costes de producción. Xavier Recasens, coordinador de UP de la comarca de la Segarra dice que, si no llueve de forma inmediata, la campaña será más «catastrófica» que la del año pasado. Como ejemplo, explica que en una fica en la que se acostumbraba a producir 3.500 quilos por hectárea, el año pasado ya cayó la producción a poco más de mil quilos y este año la cifra puede caer aún más. Desde luego descartan una segunda cosecha de cereales, lo que puede conllevar unas pérdidas de 25 millones de euros.
Y también tienen un escenario complicado los productores de fruta, sobre todo de melocotones, manzanas y peras, de la provincia de Lleida. Afrucat, la Asociación Empresarial de Fruta de Cataluña está muy nerviosa ante la posibilidad de que los agricultores no puedan reglar los árboles frutales esta campaña por las restricciones. Todo ello puede provocar que haya menos producción y que la que haya, tenga calibres más pequeños y, por lo tanto, «problemas de mercado», según destaca Manel Simón, director general de Afrucat. También hay que tener en cuenta que este miércoles, los regantes del Canal de Urgell han anunciado que van a pedir la Declaración de Zona Catastrófica y también que, si no llueve, deberán cerrar el canal a finales de mayo.
Turismofobia
Una situación complicada que también llega a las puertas de la temporada alta turística. En Barcelona ciudad, por ejemplo, a finales de mayo, que es cuando empezará la temporada alta de baño sólo tendrá disponible una ducha por playa, debido a las restricciones de agua. Y la sequía también ha provocado la vuelta de la turismofobia a Cataluña, y especialmente en la capital catalana. Un estudio de Barcelona Regional decía que el consumo de agua en hoteles representa el 12 % del total, y que cada turista que se hospeda en hoteles de lujo gasta de media cinco veces más de agua que un vecino de Barcelona. Y a este estudio se aferran entidades y partidos que se han mostrado abiertamente en contra el turismo, como Barcelona en Comú, la CUP o la Asamblea de Barrios por el Decrecimiento Turístico.
El problema es que la situación no parece que se vaya a solucionar a corto plazo, no se prevén lluvias que puedan aliviar la situación de los embalses. Y los expertos también advierten que se va a repetir más a menudo en el tiempo. De ahí que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, haya pedido «el máximo de responsabilidad» a instituciones y grupos parlamentarios para poder encontrar solucionas y consensuar su aplicación. De hecho, ha avisado que la sequía es hora mismo, el problema «más grave» que tiene Cataluña.