Los candidatos a la Alcaldía de Barcelona, Ernest Maragall, Ada Colau, Jaume Collboni y Xavier TriasEFE / Quique García

El laberinto catalán

La izquierda todos contra todos en Barcelona

Pese al CIS, en la Ciudad Condal no es oro todo lo que reluce para Pedro Sánchez y la campaña ha empezado mal

Tezanos publico sus predicciones del tarot el día antes del inicio de la campaña electoral y en Barcelona no decepciono. Sus datos fueron los previsibles: sus dos jefes, los partidos del Gobierno: PSC y Comunes-Sumar, encabezan la guija del CIS en la Ciudad Condal.

Pero en Barcelona no es oro todo lo que reluce para Sánchez. La campaña ha empezado mal. En Barcelona se habla de vivienda pero no en los términos que Sánchez quiere sino por la condescendencia del Gobierno municipal, del que su partido forma parte, frente a la ocupación y él mejor que nadie sabe que perder el control del relato no augura un buen resultado electoral. La situación aún tiene solución, el mundo político, social y mediático en Cataluña, dentro de sus variables, es masivamente gubernamental. Los tres partidos fundamentales de la gobernación de España: el PSOE y su facción catalana el PSC, Podemos-Sumar y su variable barcelonesa de los Comunes y ERC gobiernan en todos los niveles de la administración (local, autonómica y nacional), se intercambian votos y favores y tienen capacidad para acallar las protestas vecinales, criminalizarlos convirtiendo a los vecinos que protestan contra la ocupación en peligrosos fascistas llegados de otros lugares de España y silenciar a los medios de comunicación.

Sánchez teme perder algunas plazas importantes en las elecciones del día 28, en especial le preocupa la Comunidad Valenciana y la ciudad de Sevilla, así que ha puesto toda la carne en el asador para compensar esas posibles derrotas con una victoria en Barcelona que tape sus derrotas en una noche electoral en la que no las tiene todas consigo.

Tal es el empeño de Pedro Sánchez en ganar la ciudad de Barcelona que el cierre de campaña no lo hará, como viene siendo tradicional, en Madrid, que ya da por perdida tanto a nivel local como autonómico, sino en Barcelona. Sus visitas a la Ciudad Condal en precampaña han sido frecuentas y las de su escudero, el ministro de la Presidencia, también. Más desaparecida está la ministra de Transportes, la catalana Raquel Sánchez, dado que el mal funcionamiento y diversas averías de Renfe, con incendio incluido en una catenaria, es el otro gran tema que ha enturbiado un inicio de campaña que no es el deseado para unos socialistas que en Cataluña se las prometían muy felices.

El camino del PSC a recuperar la Alcaldía de la capital catalana, que perdieron en 2011, no es fácil. Por un lado, su candidato, Jaume Collboni, no levanta grandes pasiones y su partido dudó en ratificarlo hasta el último momento, pero la buena sintonía entre Collboni e Illa, líder del PSC, salvó a Collboni. Por otra parte, vencer en Barcelona significa desplazar a Ada Colau, ojito derecho de Yolanda Díaz, quien, también, ha visitado ya diversas veces Barcelona y ha prometido apoyo cerrado a Colau.

Sánchez, que ha apoyado la operación Sumar para evitar el hundimiento del espacio a su izquierda, no puede permitirse el lujo de enfrentarse a Diaz y Colau en campo abierto si no quiere dejar muy dañados los puentes que le permitan reeditar el pacto de Gobierno en diciembre si los resultados de las elecciones generales se lo permiten.

El PSC está haciendo un ejercicio de funambulismo en Barcelona: Collboni salió del Gobierno Colau pero el PSC se mantiene dentro de él. En los dos primeros debates entre candidatos ya celebrados, en RTVE Cataluña y RAC1, Collboni ha quedado desdibujado dado que no puede ni atacar frontalmente a Colau ni polemizar con Ernest Maragall, candidato de ERC. En este estado de cosas Collboni pasa por los debates con un tono bajo mientras Colau se enfrenta a los partidos constitucionalistas y al independentista Trias mientras Maragall ataca con libertad a Collboni porque es el partido socialista el que depende de los independentistas y no al contrario.

El resultado electoral de Barcelona, a diferencia del de Madrid, que parece muy decantado, se decidirá en la foto finish y las semanas que van desde la jornada electoral hasta la constitución del pleno municipal, el segundo sábado de junio, serán decisivas.

Los socialistas han manifestado abiertamente su interés, en el caso de que el resultado se lo permita, de ampliar el pacto que mantienen con Junts en la Diputación de Barcelona y trasladarlo al Ayuntamiento, pero Yolanda Díaz y Ada Colau pueden imponer a Sánchez el apoyo a Colau como paso previo a reeditar el pacto de Gobierno.

Mientras, en ERC también están al acecho y harán todo lo que esté a su alcance para no perder sus alcaldías en Tarragona y Lleida y si es preciso también obligarán a los socialistas a votar a los alcaldes independentistas.