Los candidatos a la Alcaldía de Barcelona, Xavier Trias (Junts) y Jaume Collboni (PSC)EFE

Cataluña

Los socialistas y Junts presionan a PP y Vox para garantizarse la alcaldía de Barcelona

El procés no ha muerto, el resultado del 23-J lo puede reactivar, y tener a alguien de Junts al frente del Ayuntamiento de Barcelona es un riesgo que abre todas las opciones en la votación del sábado 17

Las elecciones municipales en Barcelona dieron la victoria, lejos de mayoría, a Xavier Trias, el candidato de Junts per Cataluña, el partido de Puigdemont y dejaron en segundo lugar a Jaume Collboni, el candidato socialista avalado por Pedro Sánchez.

El próximo día 17 de junio, Trias obtendrá la alcaldía como fuerza más votada en caso de que los socialistas y los comunes de Colau, que suman 19 concejalías no consigan el apoyo de ERC o bien de PP o Vox con 4 y 2 concejales respectivamente. La mayoría absoluta en el consistorio barcelonés se fija en 21 miembros y si ninguno alcanza esa cifra en la votación la fuerza ganadora el 28-M, Junts per Cataluña, obtiene la vara de alcalde.

Los republicanos ya han dicho que en ningún caso van a apoyar al candidato socialista. Con una caída de 300.000 votos y la perdida de alcaldías del peso de Tarragona y Lleida han llegado a la conclusión de que sus acuerdos con el partido socialista son tóxicos.

Trias repite una vez tras otra que su objetivo es pactar con el PSC y el ERC, pero el entorno del PSC ha puesto en marcha una campaña de presión al PP para que los concejales encabezados por Daniel Sirera voten al candidato socialista. El diario El País ha publicado: «El PP posibilitará que Trias sea alcalde de Barcelona».

La realidad es que Pedro Sánchez con su precipitada convocatoria electoral, al día siguiente de su derrota en las municipales y autonómicas, ha dinamitado casi todas las posibilidades de que su candidato sea alcalde. En circunstancias normales, lo previsible hubiera sido el pacto entre el PSC, Comunes y ERC, reeditando el tripartito de los primeros años de este siglo y que de facto ha venido funcionando a la perfección durante esta legislatura con socialistas y comunes dentro del Consejo de Ministros y los republicanos como socio preferente en el congreso junto a Bildu.

Pero las cosas han cambiado y ERC quiere alejarse del PSC y muestra cierta predisposición a negociar con Trias, pero ese apoyo podría llegar a no ser suficiente para que el candidato de Puigdemont alcanzara la alcaldía. El PP y Vox, con sus cuatro y dos concejales respectivamente, podrían cambiar el rumbo de las cosas si alguno de los dos apoyara a Collboni como alcalde.

En el País Vasco el PP ha apoyado en ocasiones a candidatos socialistas para evitar que nacionalistas radicales accedan a las instituciones, pero en Barcelona no es tan fácil porque para desbancar a Trias es preciso sumar los votos socialistas y los de Colau y eso hace prácticamente imposible el concurso de populares o Vox en una investidura.

Ada Colau (En Comú), Eva Parera (Valents), Xavier Trias (JxCat), Jaume Collboni (PSC), y Daniel Sirera (PPC)EFE

Génova y Bambú, cuarteles generales de PP y Vox, están centrados en la organización de la campaña de las generales, así como en los pactos en lugares donde van a gobernar juntos, y no tienen a Barcelona entre sus preferencias. Además cualquier decisión que tomaran sería objeto de críticas. Feijóo visitó Barcelona horas después de su victoria electoral para intervenir frente al plenario del Círculo de Economía y muchos empresarios se acercaron a él para pedirle que sus concejales apoyaran a Trias, pero el líder popular no soltó prenda.

Ciertos sectores tanto del PP como de Vox han puesto la voz de alarma en el hecho de que Trias compareció la noche electoral flanqueado por la radical Laura Borràs, presidenta de Junts, y por el indultado Jordi Turull, secretario general. La presunta moderación de Junts con Trias al frente del Ayuntamiento ha quedado en entredicho al retirar Jaume Giró, atendiendo presiones de Puigdemont, su candidatura a encabezar la lista al Congreso, o con el nombramiento de Anna Erra, exalcaldesa de Vic, como presidenta del Parlament en substitución de Borràs, condenada por corrupción.

Manuel Valls en 2019 ofreció sus votos «a cambio de nada» para evitar que Ernest Maragall, de ERC, se hiciera con la vara de alcalde de Barcelona. En ese momento, con la sentencia del procés pendiente de dictarse y el otoño de 2017, cuando se aplicó el artículo 155 de la Constitución, muy reciente, preocupaba mucho qué uso podía hacer ERC de la Alcaldía para incendiar más la situación e internacionalizar lo que el separatismo llamaba «el conflicto catalán».

La tensión hoy es menor en Barcelona, pero ERC y Junts desde la convocatoria electoral vienen haciendo llamamientos a parar al futuro Gobierno de «la extrema derecha» dando por sentado que PP y Vox gobernarán juntos a nivel nacional. Además, el día 5 de julio los tribunales europeos tienen que tomar una resolución definitiva sobre Puigdemont y si puede ser enviado a España o no.

El procés no ha muerto, el resultado del 23-J lo puede reactivar, y tener a alguien de Junts al frente del Ayuntamiento de Barcelona es un riesgo que abre todas las opciones en la votación del sábado 17, incluso que dos votos se desvíen de lo que dicten los partidos y Collboni acabe siendo alcalde. En caso contrario, el PSC siempre tiene un plan B y los socialistas ya preparan la redición de su acuerdo con Junts para seguir gobernando juntos la Diputación de Barcelona. Este acuerdo abriría las puertas a que en otoño, cuando llegue el momento del debate delas ordenanzas fiscales para 2024, Trias abriera las puertas del Gobierno a los socialistas y Collboni pasará de ser teniente de alcalde de Colau a serlo de Trias.