La Universidad de Gerona denuncia a la policía que se matriculó para infiltrarse en movimientos separatistas

Hace sólo unos días, ERC, Junts, los comunes y la CUP registraron una propuesta en el Parlament para crear una comisión de investigación sobre la infiltración de policías en movimientos sociales e independentistas catalanes.

Y en este contexto, la Universidad de Gerona (UdG) ha hecho público que ha interpuesto una denuncia en los Juzgados de Gerona contra agente infiltrada que se matriculó con un nombre falso en el grado de Educación Social de este centro. Se conoce ahora que se presentó esta denuncia, aunque según el comunicado de la UdG, se interpuso hace dos meses, el 31 de julio.

En la Universidad explican que esta policía nacional se matriculó durante los cursos 2020-2021 y 2021-2022, pero el centro «no tiene ningún tipo de constancia de la posible justificación legal o autorización judicial que pueda amparar a esta persona». Por este motivo, el rector apunta a que los hechos podrían ser constitutivos de un delito de falsedad documental y pide que se investiguen.

La indignación del rector

Dicen desde la UdG que han vivido el caso con una gran «indignación» por esta situación, entre otras cosas, porque «el uso de una identidad falsa en el ámbito de nuestra institución por razones políticas o ideológicas ha generado un gran malestar entre los miembros de la comunidad universitaria y puede crear una fuerte desconfianza en su tejido social». La universidad deja claro que estos centros tienen que ser espacios «libres y seguros, abiertos al diálogo y a la confrontación de ideas» y no tienen cabida «actuaciones de este tipo».

El rector de la UdG defiende esa «confrontación de ideas» y el diálogo que, recordemos, no se da a menudo en los campus de las universidades catalanas. De hecho, cada vez que la asociación de jóvenes S’ha Acabat ha intentado celebrar un acto o montar una carpa en algunas de estas universidades, especialmente en la UAB, han sido atacados por grupos de radicales independentistas. Actos que, en el mejor de los casos, han contado con una condena tibia de los rectores, que se han opuesto a «cualquier tipo de violencia».