Cataluña Las cuentas y cuentos del independentismo
Pere Aragonès destaca el potencial de Cataluña en el ámbito económico a pesar del déficit fiscal que calcula en 22.000 millones de euros
Los expertos consideran que este déficit es la excusa para el victimismo, y que Cataluña es de las autonomías que menos invierte en sanidad o educación
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, sacaba pecho por la situación económica de Cataluña. Lo hacía durante el Debate de Política General. Destacaba su potencial, su capacidad para atraer inversión extranjera, y todo ello a pesar del «obstáculo» que supone España y el «déficit fiscal», que lastra el crecimiento de Cataluña, y que según Aragonès, impide que la Generalitat pueda destinar más recursos a cuestiones como la sanidad o la educación. Pero los expertos recuerdan al presidente catalán que el déficit fiscal, que es la comunidad autónoma con más impuestos propios, o que es la segunda que menos invierte precisamente en bienestar social.
Déficit fiscal
Hace sólo unas semanas, la Generalitat, la consejera de Economía, Natàlia Mas, presentaba los últimos cálculos del gobierno catalán en relación a las balanzas fiscales y la diferencia entre lo que aporta Cataluña al Estado, y lo que recibe de éste. Según los independentistas, este déficit fiscal es «crónico» y año tras año va aumentando. De hecho, Mas hablaba de que en 2021 este déficit se situó en «máximos históricos», en casi 22.000 millones de euros, o lo que es lo mismo, el equivalente a un 9,6 % del PIB de Cataluña. Para realizar estos cálculos, el Departamento de Economía se ha tenido que basar en el BOE, porque el Ministerio de Hacienda no facilita estos datos, asegura, para evitar precisamente su politización.
En cualquier caso, para Ferran Brunet, catedrático de Economía Internacional de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el tema de las balanzas fiscales es «la zona cero de la economía del separatismo. Es la cifra clave para seguir con el victimismo, pero es una cifra inventada, que no corresponde a ninguna cifra registral y hacen todo tipo de estimaciones». De hecho, Brunet destaca que en los cálculos del Departamento de Economía «no hay ni una sola referencia ni estadística que lleve a su origen».
Brunet recuerda que, hasta hace poco, este déficit fiscal se situaba en torno a los 16.000 millones de euros, siempre según los cálculos de la Generalitat, «pero después vino Mas Colell, que no es nada sospechoso porque fue consejero de Economía, y lo rebajó a 2.400 millones, aproximadamente». Lo cierto es que Andreu Mas Colell, en 2014, llegó a asegurar que, a la hora de calcular estas balanzas fiscales, el método más «realista» era el método beneficio, y no el monetario. Y es el que utilizó para hacer esos cálculos (la Generalitat en estas últimas estimaciones ha usado el monetario).
En el método beneficio se tiene en cuenta el gasto realizado en Cataluña y también la parte proporcional del gasto público que beneficia a los catalanes, pero que se hace desde fuera de Cataluña, como, por ejemplo, la Organización Nacional de Trasplantes o las embajadas. En el método monetario sólo se contabiliza el gasto que se hace en territorio catalán, como sería el caso del pago de la pensión de un jubilado de Lérida o de Tarragona. Pues bien, con este último método, se calculó que entre 1986 y 2014, Cataluña pagó de media el 19,4 % y recibió el 14 %; con el método beneficio, Cataluña pagó el 18,8 % y recibió el 15 %, más o menos en el mismo período. Hay una diferencia importante.
Y a este debate hay que añadir la aportación de Junts. La formación ha ido más allá y contabiliza en 450.000 millones de euros la deuda histórica del Estado con Cataluña.
Así consta en las conclusiones que han presentado en la Comisión de Estudio del Parlament que debate esta cuestión. En concreto, la partida más importante corresponde a la infrafinanciación de las políticas sociales, que cifran en 375.000 millones; le seguiría las infraestructuras, con casi 51.000 millones; y finalmente, las pensiones, con un déficit de 30.000 millones de euros.
Para Brunet, puestos a poner una cifra, «podían haberla hecho más bonita, más redonda, y poner medio millón de euros. O por qué no, el billón entero», apunta, porque «todos los datos se los inventan». Por este motivo cree que «rebatir las mentiras es un trabajo importante».
A la cola en inversión en bienestar social
Pero el déficit fiscal permite a la Generalitat continuar con su mensaje victimista. Pere Aragonès decía que, por culpa de esta situación, el gobierno catalán no podía aportar más recursos a la sanidad o a la educación, aunque lo cierto es que presumía que nunca como antes se había invertido tanto en estas partidas, especialmente desde que ERC está en el Govern.
Pues bien, según el índice La inversión social por comunidades, elaborado por la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, Cataluña es la segunda comunidad autónoma que menos recursos destina a educación o sanidad, por ejemplo. Si en 2010 el gobierno catalán destinaba a estos ámbitos y a servicios sociales un 67,4 % del presupuesto de la Generalitat, en 2022 destinó un poco menos del 59 %. De hecho, es la única comunidad autónoma que aún no ha recuperado el presupuesto para políticas sociales previo a los recortes del 2010, con la crisis financiera.
Pero el informe refleja otros datos a tener en cuenta: entre 2010 y 2022, el gasto social por habitante en Cataluña se ha reducido en seis euros. En Madrid, ha crecido en 168 (aunque es la autonomía que menos invierte en estos ámbitos), en Valencia 855 o Navarra 830 euros. Aquí, dice Brunet, hay un problema «gravísimo». ¿Y dónde destina la Generalitat los recursos que dispone? Para el catedrático de economía, «para mantener el chiringuito de la independencia, mantener los centenares de altos cargos que cobran más que el presidente del Gobierno, y, entonces, Dios proveerá».
Y es especialmente grave la situación, dice Brunet, teniendo en cuenta el elevado fracaso escolar de Cataluña. En concreto es del 23 %, el mayor de todas las comunidades autónoma,s con datos de la OCDE. En Madrid se sitúa en el 9,4 %, cifra similar a la de Castilla y León. Y por poner otro apunte más. Los alumnos catalanoparlantes «fracasan» en un 17,5 %, el doble casi que en Madrid. pero es que los castellanohablantes lo hacen en un 30 %.
Al final, dice Brunet, «tenemos una Generalitat completamente antisocial, que se inventa unos números sobre déficit fiscal para vociferar en TV3, pero que sólo sirve para mantener su cotarro. Y así estamos, en una situación de decadencia importante. Y revertir la situación no es ni fácil, ni rápido».
Impuestos
Ha causado mucho revuelo unos datos relativos al pago del impuesto de Sucesiones en Cataluña. Se ponía como ejemplo el caso de una persona de 30 años, sin hijos, que heredaba de su padre 800.000 euros. Pues bien, en Cataluña tendría que pagar unos 44.500 euros en impuestos; cifra que se reduciría a algo menos de 1.600 en Madrid o la Rioja; 1263 en Valencia y 0 en Baleares.
Y a esto hay que añadir que Cataluña es la comunidad autónoma que más impuestos propios tiene: 15. Entre ellos, por ejemplo, el canon del agua, un impuesto sobre las estancias en establecimientos turísticos (en Barcelona el Ayuntamiento también tiene un recargo), sobre la aviación comercial, a las viviendas vacías o a las bebidas azucaradas (un extra). Y el año próximo, por ejemplo, quiere poner en marcha otro, que grabará las emisiones de las grandes embarcaciones, como los cruceros.
Volviendo al impuesto de Sucesiones y Donaciones, hemos conocido que la Comunidad de Madrid, que bonifica al 99 % este gravamen para cónyuges y descendientes, también decidió bonificar hace cuatro años las donaciones a hermanos, tíos y sobrinos. Y el resultado es que ha conseguido recaudar el doble, a pesar del recorte.
Para Brunet aquí hay claro ejemplo de la curva de Laffer: para recaudar más no hay que subir el tipo impositivo, sino la base. Pero la Generalitat, dice, piensa lo contrario para «freír a los ricos». Y lo que consiguen, según el economista, es que «aumente el interés de estas personas en hacer ‘trampas’ o en residir en otras comunidades autónomas más favorables». Y en este sentido, ha recordado que se está dando ahora un fenómeno «nuevo». Y es que «hay más catalanes que se van a otras autonomías, que no ciudadanos del resto de España que vienen aquí».
Inversión extranjera
También Pere Aragonès destacaba que Cataluña es un polo de atracción importante para la inversión extranjera. Pero si tenemos en cuenta los datos del primer semestre que ofrece el Ministerio de Industria, no parece que eso sea así. Es cierto que esta cifra ha bajado en términos globales en España. Como primer polo de atracción se mantiene Madrid, que ha recibido unos 7.600 millones de euros de inversión extranjera; en segundo lugar, se sitúa Valencia, con 2.268 millones y tercera es Cataluña con 825 millones. Ha perdido un 55 %, teniendo en cuenta que, en el mismo período, esa inversión fue de 1.816 millones de euros.
Desde el Departamento de Empresa tratan de quitar hierro al asunto. Consideran que no son datos representativos y que lo ideal es estudiar períodos más largos para poder sacar conclusiones «válidas». Sea como fuere, desde el 2016, coincidiendo con el momento álgido del proceso independentista, Cataluña ha ido perdiendo progresivamente inversión extranjera.
Ferran Brunet recuerda que Madrid recibe el 60 % de la inversión extranjera de España, mientras que Cataluña recibe el 6 %. Eso quiere decir, añade, «que Madrid lo está haciendo mejor. Al menos diez veces mejor que Cataluña. Son los resultados de una política desastrosa. Y Madrid, que tiene un millón menos de habitantes que Cataluña, tiene más PIB».
Para el catedrático de economía, lo más preocupante es que toda esta situación está llevando a la «degradación» y a la «decadencia» de Cataluña. Se sabe cuál es la respuesta que hay que dar a esta situación, pero según Brunet, «todos callan, aquí nadie dice nada y ellos continúan a lo suyo, que es vivir del procés».