Cataluña
El 'procés' español de Pedro Sánchez
Juan Milian, politólogo, dice que lo que está ocurriendo es un deja vu de lo que se vivió en Cataluña
Así lo recoge en su libro «El proceso español»
Juan Milian es politólogo y en las últimas elecciones municipales fue elegido concejal por el PP en el Ayuntamiento de Barcelona. Hace un par de años publicó un libro, «El proceso español», en el que advertía de que el llamado procés, el independentista, se estaba trasladando a España. Y es que se estaba produciendo una «catalanización» de la política española. Para Milian, el pacto del Tinell llevó al primer proceso; el pacto de Waterloo, conduce al segundo.
–Es una profecía. Prácticamente se está cumpliendo lo que se apuntaba en ese libro
–Y no me alegro de haber acertado. Cuando empecé a escribir ese libro vi la deriva que estaba tomando Pedro Sánchez con la pandemia. Ya vi que era una persona más ambiciosa que demócrata, aunque no tiene un plan para construir una dictadura, como a veces se la acusa. Pero sí es poco amante de la democracia y de los valores constitucionales. Él es amante de sí mismo. Está dispuesto a cualquier cosa para mantenerse en el poder.
Esta es una de las semejanzas, más allá de las formas, entre el proceso independentista catalán de 2017 y el proceso español de Pedro Sánchez, que tiene también un mismo objetivo: evitar la alternancia en el poder. Permanecer en él a costa de socavar los pilares de la democracia, de degradar las instituciones, de mentir de forma continua y de generar esa polarización de la sociedad, inducida desde el poder político.
–¿Lo que se está viendo es un deja vu de Barcelona, de hace un par de años?
–Es un deja vu permanente, también en las sensaciones de que estamos en un camino hacia no se sabe dónde, de incertidumbre, de inseguridad y no sólo me refiero a inseguridad jurídica, que llevó a que en Cataluña se fueran muchas empresas. Algunas ya se han ido incluso de España y todavía se irán más si sigue Pedro Sánchez. Si no que ya hay incluso inseguridad a nivel personal. Aquellos años del procés independentista, una de las consecuencias más graves, que ha tenido, más allá de las económicas y políticas, era que nos afectaba a la vida personal. La mala política afectaba a nuestro día a día, a nuestras relaciones con la familia, con los amigos, laborales y ahora puede pasar en toda España.
Y para mantenerse en el poder hará lo mismo que los independentistas: forzar las instituciones. Y para justificar que se van a saltar los procedimientos y las leyes, para aprobar aquello que ha prometido, debe crear un clima de confrontación social, como ya lo hicieron los independentistas. Y esto es de primero de autócrata, inventarán un enemigo externo como pasó en Cataluña. En este caso, es la derecha y la ultraderecha.
Los pactos del Tinell y de Waterloo
–Al final parece que la culpa es del anterior gobierno del PP y de la judicatura
–Esto es un elemento grave. La compra del relato independentista, que al inicio no era así. El inicio del primer procés está en el pacto del Tinell, que genera una gran estigmatización del PP en Cataluña, y que estuvo liderado por el PSC, con aquellas campañas del señor José Zaragoza. Después el PSC apoyó el derecho a decidir y compró toda esa morralla ideológica del independentismo.
El pacto del Tinell llevó al primer procés, y ahora el pacto de Waterloo, entre PSOE y Junts está consolidando el proceso español, que tiene como enemigo el PP, la derecha. Y también genera esa paranoia en la sociedad, al menos entre los votantes socialistas, que pretende justificar la vulneración de derechos o la ruptura de la igualdad entre españoles, o el ataque brutal a la justicia. Ahí otra coincidencia, la justicia en el punto de mira. En Cataluña hubo escraches a los jueces, señalamientos, acoso. Y ahora se quiere acusar a la justicia de lawfare, de judicialización de la política.
–Repasando el acuerdo con Junts, parece más grave la exposición de motivos, que los acuerdos en sí
–Es un pacto entre mentirosos, entre trileros. En el escrito usan una retórica y una manera muy similar a los textos procesistas, como aquella declaración unilateral de independencia, que está más en la exposición de motivos, que en lo que se votó. Pero esto genera una inseguridad jurídica brutal. Aunque no se haya acordado, si se abre la puerta a negociar la cesión de todos los impuestos y un referéndum de independencia, ya se crea esa incertidumbre, que es letal para la convivencia y el progreso económico. Y ya no sólo es la degradación de las instituciones, sino de la cultura democrática. El PSOE, comprando esa retórica de los independentistas, genera esta idea de que todo vale contra un enemigo. Y luego está como devalúa la separación de poderes y el Estado de Derecho.
–Se llega a decir que las propuestas sobre consultas se hicieron acorde a la ley, pero se obvia lo del 6 y 7 de septiembre, los disturbios callejeros o el intento de asalto al aeropuerto
–Es la desautorización absoluta de los servidores públicos que han defendido la Constitución y los derechos de los catalanes, incluidos los de Salvador Illa y sus votantes, los mismos que ahora nos han vendido al independentismo. Por eso hay desazón en el constitucionalismo catalán. Corre el peligro de provocar una gran desafección y es ahora cuando tenemos que luchar más que nunca por la democracia, porque este proceso es más peligroso que el anterior.
Y es que ahora el Estado es más débil, parece dispuesto a ayudarles y a entregar las armas, mientras que los independentistas han aprendido. Es desalentador, pero la batalla no está perdida. Y de la misma forma que en el primer procés, los partidos de la oposición democrática lucharán por defender el derecho de todos los españoles. Y lo que es fundamental es la movilización de los ciudadanos, que llenen las calles, las plazas, de forma cívica y pacífica pero continua.
El papel de Europa
–¿Se puede confiar en Europa? Se quiere salvar a Josep Lluis Alay, investigado por la trama rusa. Y Europa está atenta a eso, a la injerencia de Rusia como elemento desestabilizador
–El PSOE está dando una victoria a aquellas personas que intentaron llegar a acuerdos con Putin, que actuaron de forma violenta quemando calles, que acosaron a la familia de Canet de Mar, o a los corruptos. Y Europa debe saberlo. De hecho, ha actuado en casos parecidos, como en Rumanía. Se da la circunstancia de que en 2018 estuve en Bucarest y veía todos los días manifestaciones con gente con la bandera europea. La prensa de aquí no hablaba de eso.
- Resulta que el partido socialdemócrata rumano, que es el partido primo hermano del PSOE, tenía graves casos de corrupción y de fraude electoral. Y pretendían aprobar una amnistía como la que intenta aprobar el PSOE con Junts y ERC. La gente salió a la calle. Al final, la Comisión Europa actuó y con palabras muy duras, y lo pararon. Tuvieron que llevar aquello a un referéndum, y el resultado fue muy claro: la amnistía fue totalmente derrotada con un 90% del voto.
Es decir, Europa tiene que escucharnos. Y para eso, hay que salir a la calle y movilizarnos. Y no callar los demócratas. No nos pueden pisotear nuestros derechos. Y la UE nos escuchará como escuchó a la mayoría de la ciudadanía rumana en un caso prácticamente clavado al que estamos viviendo.