Imagen de archivo de una cárcel catalanaEuropa Press

Cataluña

Las cárceles catalanas son un polvorín: 582 funcionarios fueron agredidos el año pasado

También se han triplicado las agresiones sexuales en las prisiones

Lo que sucede en el interior de las cárceles es un reflejo de lo que está pasando en la calle en Cataluña. Así lo asegura el responsable de prisiones del CSIF en esta comunidad autónoma, Alberto Gómez. Y es que el año pasado, 582 funcionarios de prisiones fueron agredidos en las cárceles catalanas. O lo que es lo mismo, más de un trabajador es agredido cada día.

Y el problema, es que las agresiones van en aumento. Desde 2017 se han incrementado un 400%. Para Alberto Gómez, hay varios factores que explican esta situación. Por ejemplo, la política penitenciaria que está llevando a cabo la Generalitat y que da a los reclusos, a los agresores, la sensación de «impunidad». Para este funcionario, cuando algún preso comete una agresión, como sabe que no les supone «un incremento de penas y no hay una respuesta contundente por parte de la administración», no tienen propósito de enmienda.

Pero para Gómez también hay otra cuestión a tener en cuenta, y es que no se les dota del material y de los medios adecuados. Recuerda que han pedido reiteradamente durante los últimos meses que pudieran usar aerosoles para defenderse, pero desde la consejería de Justicia han rechazado esta petición basándose, asegura, «en unos informes inexistentes».

Jóvenes radicales

Y luego está el perfil de los reclusos de las cárceles catalanes. Por un lado, dice Alberto Gómez, está el interno más joven, que está más radicalizado, y que «no acepta las normas, ni fuera, en la calle, ni desde luego, dentro». De ahí que en términos relativos, uno de los centros en los que más agresiones se producen es precisamente en el Centro de Jóvenes, que se encuentra en la Roca del Vallès (Barcelona)

Allí el año pasado se produjeron 62 agresiones, lo que, para Gómez, es una «salvajada», teniendo en cuenta que hay unos 300 internos. Pero está, insiste, esa tipología de «población joven, inadaptada, violenta, hostil, que en la calle ha traficado con droga, que ha cometido hurtos y todo tipo de actos violentos para conseguir sus propósitos. Y eso lo repiten estos chicos dentro de la prisión». En cambio, es «normal», que sean Brians I y Brians II las cárceles en las que se contabilicen más agresiones, porque son también las que tienen más población reclusa: unos 800 y 2.000, aproximadamente.

El responsable de prisiones del CSIF también destaca la «gran cantidad de internos con patologías psiquiátricas que conviven en módulos ordinarios con el resto de la población reclusa». Desde el sindicato aseguran que «la ausencia de inversión en unidades de salud mental por parte de los departamentos de Justicia y el Instituto Catalán de la Salud es evidente». Y creen que se debería retomar la administración diluida de la medicación que se administra a “los presos que son especialmente peligrosos para la seguridad del centro, ya que se evitaría el tráfico de estas sustancias y favorecería que la medicación la tomara quien realmente la necesita.

En las Unidades de Salud Mental y en las Unidades Hospitalarias Psiquiátricas Penitenciarias se han producido 16 incidentes con resultados de agresión y 19 trabajadores han resultado agredidos. Y para ser más concretos, 60 internos que han provocado incidentes, se encontraban en primer grado en el momento de cometer el acto violento. Y estos agresores han causado que un centenar de trabajadores hayan tenido que ser derivados a servicios médicos.

Y no solo aumentan las agresiones, sino que estas, a su vez, son más graves, más violentas y con «peores consecuencias». Se han incrementado un 54,4 %. Se registraron 86 incidentes graves, en los que un centenar de trabajadores resultaron agredidos de consideración grave o muy grave, dicen desde el CSIF. Alberto Gómez recuerda que «compañeros han tenido que ser intervenidos porque han sufrido facturas; otros han tenido pérdida de visión por un puñetazo; otro sufrió un mordisco cerca de la yugular; han llegado a perder en otros casos la capacidad cognitiva». De ahí que este funcionario asegure que las prisiones catalanas «son un medio violento y hostil».

Se triplican las agresiones sexuales

Pero también hay otros datos preocupantes: las agresiones sexuales se han triplicado respecto a 2022. Para el CSIF es otro dato «escalofriante», porque se han contabilizado 17 incidentes de este tipo, cuando en 2022 fueron seis. Y aquí, remarca Alberto Gómez, no se trata solo de agresiones sexuales a funcionarias de prisiones, sino también a sanitarias, docentes o trabajadoras.

Ante este panorama, los funcionarios de prisiones piden la dimisión de la consejera de Justicia, Gemma Ubasart, que está haciendo una «gestión muy mala» y que, a juicio de Gómez, solo le preocupa la población reclusa mientras «vive de espalda a sus trabajadores». También considera que la consejera está aplicando una «política penitenciaria forzada» y más preocupada en «pretender blanquear la situación, intentar conseguir estadísticas favorables a su gestión, cuando estos números dicen lo contrario», sentencia.