Las maniobras separatistas para evitar que el ganador de las elecciones catalanas pueda gobernar
Artur Mas fue el último que ganó las elecciones y que fue investido presidente
Desde entonces, ni el propio Mas en una ocasión, ni Inés Arrimadas, ni Salvador Illa, lograron hacerse con la presidencia de la Generalitat
En los últimos doce años, Cataluña no ha tenido como presidente de la Generalitat al ganador de las elecciones autonómicas. La última vez que se dio esa circunstancia fue en 2012, año en que Artur Mas ganó los comicios y posteriormente fue investido como President. Desde entonces, por diferentes circunstancias, ni el propio Mas (2015), ni Inés Arrimadas (2017), ni Salvador Illa (2021) pudieron lograrlo.
Artur Mas ganó los comicios de 2012, pero no agotó la legislatura y decidió convocar elecciones anticipadas en 2015. Fue al inicio del proceso separatista. De hecho, se presentó liderando una lista conjunta, Junts pel Sí, la que prometía conseguir la independencia en un plazo de 18 meses. Unas elecciones que se presentaron como un plebiscito.
Es cierto que los separatistas ganaran en escaños, con los 62 de Junts pel Sí y los 10 de la CUP, pero no superaron el 50% de los votos. En cualquier caso, Mas necesitaba a la formación antisistema para poder ser investido presidente, y ese mismo partido es el que lo envió «a la papelera de la historia».
«No solo propongo un candidato a la Generalitat, se tiene que garantizar que el gobierno sea estable. No se puede subir al Everest en alpargatas. Tal y como quedamos las mayorías en este país, corríamos el riesgo de inestabilidad permanente, incluso si hubiese logrado mi investidura, hubiéramos tenido una legislatura muy inestable», aseguraba Mas al aceptar dar «un paso al lado». Al final, quien acabó siendo investido fue el que se presentó como número 3 de Junts pel Sí por la provincia de Gerona, Carles Puigdemont.
Con Puigdemont vino el momento álgido del proceso independentista: se aprobaron las llamadas «leyes de la desconexión», se convocó el referéndum ilegal, y después del 1 de octubre llegó a hacer una DUI, aunque la suspendió a los ocho segundos. El gobierno de Mariano Rajoy aplicó el artículo 155 de la Constitución, destituyó al gobierno catalán, disolvió el Parlament y convocó elecciones en diciembre de 2017.
En esos comicios la ganadora fue la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas. Fue una victoria contundente, ganó en votos y en escaños. El problema es que el independentismo volvió a sumar, tenían mayoría absoluta y acabó siendo presidente de la Generalitat, Quim Torra. Entonces, Carles Puigdemont, ya huido al extranjero, no pudo ser investido a distancia y Junts propuso a Jordi Turull, al que la CUP rechazó.
Finalmente, en mayo de 2018, cinco meses después de las elecciones, fue investido Quim Torra, que, por cierto, durante su discurso llegó a pedir disculpas por viejos tuits y mensajes: «me arrepiento, no volverá a pasar». Lo cierto es que llegó a comprar a los catalanes que tenían al español como lengua materna como bestias: «ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar a las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeras, víboras, hienas. Bestias con forma humana, que destilan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con verdín, contra todo lo que representa la lengua».
En 2021 se volvieron a celebrar elecciones. Las ganó el PSC de Salvador Illa, que, eso sí, empató en escaños con ERC (ambas formaciones consiguieron 33, aunque el socialista había ganado en número de votos). Pero como pasara en anteriores ocasiones, Illa tampoco consiguió ser presidente y se volvió a imponer el bloque independentista, que invistió al republicano Pere Aragonès como presidente de la Generalitat.
Aunque hay que tener en cuenta que hay otros precedentes anteriores a 2012 en que el candidato del partido que ganó no fue President. En 2006 ganó Artur Mas, pero PSC, ERC e Iniciativa decidieron repetir la fórmula del tripartito y José Montilla consiguió la presidencia. En la legislatura anterior se probó esa fórmula y fue presidente Pasqual Maragall, cuando los socialistas, en 2003, ganaron en votos, aunque CiU lo hizo en escaños.
El panorama en las elecciones del 12M
Y en estas elecciones, ¿qué puede pasar? La candidatura de Carles Puigdemont sacude el tablero político, desde luego. Quien lo asegura es Jordi Sauret, profesor de análisis político de la Universidad Abat Oliba CEU, que considera que todo está muy abierto y puede ocurrir cualquier cosa. Para empezar, el candidato de Junts no lo va a tener nada fácil.
Según Sauret, Puigdemont tiene tres batallas. La primera, quién queda primero en el espacio independentista. Y en este ámbito considera que el expresidente sí puede ser el ganador, al aglutinar mucho voto separatista, y podrá adelantar a ERC. La segunda batalla es si podrá superar al PSC y ganar las elecciones. Sauret considera que esto es muy difícil y le va a costar mucho más. Y la tercera es que, aunque sea el más votado, si podrá ser presidente de la Generalitat. Este sociólogo tampoco lo ve fácil, porque recoger buena parte del voto independentista, puede ir en detrimento de otras formaciones, como ERC, que pueden perder fuerza y, por tanto, según Sauret, Puigdemont acabará teniendo menos aliados.
De ahí que concluya que «tiene complicado ser presidente. Ganar dentro del ámbito independentista, sí. Ser el más votado, depende de si la campaña gira en torno a él. Pero también genera mucha hostilidad y eso dará alas y movilizará al entorno de Vox y de PP».
Al PSC no le afectaría tanto, aunque Sauret recuerda que hay una parte de su electorado que no ve con buenos ojos las cesiones al separatismo, como la ley de amnistía. Y eso le puede pasar cierta factura a Salvador Illa, sobre todo si la campaña se desarrolla en términos de ‘independencia sí, independencia no’.
Pero además, este experto pone encima de la mesa otra hipótesis: qué pasaría si gana Puigdemont, pero para ser presidente de la Generalitat necesita la abstención, los votos del PSC. ¿Presionarán los independentistas al PSOE para que Illa facilite su investidura? De hecho, Pedro Sánchez y la continuidad de la legislatura dependen de los 7 votos de Junts. De ahí que Sauret asegure que todo está muy abierto, y sobre todo, a estas alturas, «muy complicado».