Pedro Sánchez, Salvador Illa y miembros del PSOEEuropa Press

El laberinto catalán

Cataluña congela la campaña a la espera de Sánchez

En el PSC se ha pasado del desconcierto del miércoles a una euforia contenida, la «españolización de la campaña» que denuncia Junts les puede venir bien para incrementar la participación

Los partidos catalanes abrieron campaña el viernes con la mirada puesta en Madrid y, en menor medida, en Perpiñán. La baja temporal de Sánchez ha cogido con el pie cambiado a los tres socios del temporalmente retirado líder socialista y ha causado malestar especialmente en Junts.

Puigdemont creía que había llegado su momento y había conseguido ser la estrella de la precampaña con su acercamiento a la frontera española y el anuncio inconcreto de su próximo regreso. La carta de Sánchez en la que informó de que se tomaba unos días de aparentes vacaciones ha robado protagonismo a Junts y ha roto su estrategia.

ERC y los Comunes, socios fieles al sanchismo, y que entran en campaña con indicadores a la baja, están evitando sumarse a la campaña de adhesiones inquebrantables a Sánchez impulsada desde la izquierda. Aragonès y Albiach –la candidata de Colau y Urtasun– temen que Sánchez fuerce una cuestión de confianza en el Congreso que les obligue a retratarse una vez más y aparecer como fuerza subsidiaria del presidente ausente.

En el PSC inicialmente se recibió mal el paso dado por Sánchez, dado que desconocían el movimiento epistolar que iba a realizar el jefe del Ejecutivo y le esperaban para el inicio de campaña el jueves por la noche en Barcelona. Tras el disgusto inicial, el equipo de campaña de Illa trabajó contrarreloj para modificar la escenografía y abrir campaña con una gran foto de Illa y Sánchez. En el PSC se ha pasado del desconcierto del miércoles a una euforia contenida, la «españolización de la campaña» que denuncia Junts les puede venir bien para incrementar la participación y, además, el affaire Sánchez-Begoña dejan en un segundo plano los apuros que Illa pasó en sus comparecencias en las comisiones de investigación del Congreso y el Senado en las que los portavoces de ERC, Rufián y Queralt, fueron especialmente agrios con él. Illa está tan cómodo con una campaña en contexto nacional que en el primer debate electoral celebrado el pasado viernes en RAC1 uno de sus anuncios estrella fue que descartaba ser presidente con el apoyo del PP, extremo imposible aritméticamente y por el que nadie le había preguntado.

En el PP, esperanzados en que la amnistía moviera una parte del voto del PSC hacia su candidatura temen que la carta provoque una ola de simpatía a Sánchez que frene el ascenso que les anuncian todas las encuestas. Vox, centrado en inmigración en este primer tramo de campaña, no ha alterado sus planes.

Todos los temas que habían centrado los días previos al inicio de la campaña, el Hard Rock y el catalán han quedado en segundo plano. Hasta qué punto los partidos han quedado descolocados por la baja temporal de Sánchez se puso de manifiesto en el debate de La Vanguardia–Rac 1 en el que hubo un tono bajo, propio del primer asalto de un combate de boxeo. Los partidos se tantearon, pero no atacaron, todo queda a la espera del regreso de Sánchez el lunes. La campaña electoral empezará, de verdad, entonces.