Mapa de las disoluciones familiares en España

Familia

Cae la cifra de divorcios en Cataluña, pero cada vez más niños los padecen

Según los datos del Consejo General del Poder Judicial, la comunidad autónoma ocupa el séptimo puesto en la tasa de demandas de divorcio, separación y nulidad matrimonial

Durante el pasado 2023, en España hubo un total de 92.344 demandas de disolución matrimonial, según el informe anual del Consejo General del Poder Judicial. Este dato representa un descenso del 3 % respecto al mismo dato del año anterior. Pese a la tendencia a la baja, Cataluña sigue manteniéndose como la segunda comunidad autónoma en la que más solicitudes de este tipo se producen, con 15.398.

Ocupar el segundo lugar en el escalón de cifras totales se debe, principalmente, a que también lo es en lo que a población se refiere. Sin embargo, el puesto en la lista desciende hasta el séptimo en la tasa de demandas de disolución matrimonial, aunque continúa por encima de la media total del país. En España, se presentan 192,1 solicitudes por cada 100.000 habitantes, por las 194,9 que lo hacen concretamente en Cataluña.

La forma más empleada en la región es el divorcio, sea consensuado o no, con un 96,2 % del total. En cada provincia los datos del CGPJ indican que en Barcelona se han dado 10.865; en Gerona, 1.490; en Lérida, 776; y en Tarragona, 1.685.

La autonomía con mayor número de demandas de disolución es Andalucía con 17.398, descendiendo en un 5,2 % en cuanto al año 2022, pero también por encima de la media de la tasa nacional, con un 198,9 por cada 100.000 habitantes.

Un reciente estudio del Observatorio Demográfico CEU, adscrito al Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEU-CEFAS) indicaba que más de la mitad de los matrimonios españoles estaban destinados a la disolución. En él se habla de la tasa de ruptura familiar, en la que más de un tercio se separa antes de los 20 años de casados, siendo la franja de edad de los cónyuges más preocupante la que va a los 40 a los 49.

Consecuencias familiares

Debido a la desestructuración familiar puede provocarse el empobrecimiento económico, así como repercutirlo en los hijos. Los traslados de domicilios del padre y la madre, así como sus capacidades afectivas y educativas se ven resentidas. Datos oficiales de EE.UU. determinan que el divorcio dispara el riesgo de problemas de salud mental o emocional en niños y adolescentes, que terminan por necesitar un tratamiento médico. Pese a que las disoluciones matrimoniales descienden en la autonomía catalana, han aumentado los menores que experimentan la ruptura de sus padres, alcanzando los 7.532, el 15 % de todo el país.

El sufrimiento se amplía a los adultos, especialmente la figura del padre, quien termina por reducir el significativamente el tiempo que comparte con sus hijos. En total, no fueron consensuadas 37.121 disoluciones matrimoniales en España, representando Cataluña el 13,3 %.