Entrevista

Toni Guiral: «Bajo la censura, Ibáñez publicó cosas que hoy no se podrían publicar»

El guionista y divulgador presenta la exposición 'Nuestro Ibáñez' en el 42º Comic Barcelona, el salón del cómic que abre este jueves sus puertas

Este jueves comienza la 42ª edición del Comic Barcelona –antes, Salón del Cómic–, y, si hubiera podido, Francisco Ibáñez habría cruzado sus puertas con una sonrisa, como hizo durante toda su vida. Año tras año, protagonizó encuentros multitudinarios con lectores de todas las edades que acudían a que les firmase su Mortadelo, y por eso no es de extrañar que, tras su fallecimiento el pasado mes de julio, el salón se haya volcado en homenajearle.

Será en la exposición Nuestro Ibáñez, una ambiciosa propuesta comisariada por el guionista y divulgador Toni Guiral que incluye páginas originales, bocetos y diseños de personajes, así como homenajes de un centenar de compañeros de profesión. En el apartado El Ibáñez de los lectores se muestran fotos, recuerdos o anécdotas de aficionados relacionadas con la obra del catalán, recogidas en los meses previos al evento.

«Hablamos de nuestro Ibáñez porque él es un poco de todos: primero, de sus lectores, porque él trabajó siempre para ellos», señala Guiral, que atiende a El Debate para hablar de la muestra y de la insustituible influencia de Ibáñez en el panorama general del tebeo español.

Nuestro Ibáñez es una de las grandes apuestas de esta edición del Comic Barcelona, ¿qué podremos ver que no hayamos visto antes?

–Es una de las grandes apuestas, al lado de la de Trini Tinturé. Hemos querido hacer una exposición un poco diferente, dividida en tres partes: la relación de Ibáñez con los lectores, con la profesión –que recupera casi 100 homenajes de otros profesionales de la historieta– y con su intimidad. Esta última presenta unos 40 originales que Ibáñez hizo en la intimidad de su estudio, a lo largo de su vida. Lo he hecho en colaboración con su hija, Nuria Ibáñez, y otros coleccionistas, y hay cosas curiosas.

El comisario de la muestra 'Nuestro Ibáñez', Toni Guiral.Wikimedia

¿Por ejemplo?

–Por ejemplo, veremos el original de una de las primeras historietas de Mortadelo, o el dibujo que presentó a Bruguera para que le aprobasen Doña Pura y doña Pera, vecinas de escalera. También está el único dibujo que Ibáñez hizo sobre el covid, un tema que no quiso tratar en sus cómics porque le parecía muy duro. Veremos páginas de la familia Trapisonda, del botones Sacarino… y mucho Mortadelo y Filemón, claro, como El sulfato atómico, Barcelona 92 o el último tebeo, París 2024.

–Ibáñez es una figura única, tal vez la última superestrella del tebeo en España.

–Su impacto es único, sí. Creo que es el historietista más conocido en nuestra casa; lo conoce todo el mundo, tenga 20 o 70 años. Hay que tener en cuenta que Ibáñez empezó a publicar en un momento en que los tebeos eran muy populares, y que las revistas podían vender 200.000 o 300.000 ejemplares cada semana. Hoy, aunque queda alguna revista, como El Jueves, la historieta de humor se vende sobre todo en formato de libro, lo que limita las tiradas.

–De todos modos, historietistas había muchos, pero ninguno mantiene hoy el reconocimiento popular de Ibáñez. ¿Cuál cree que fue su aportación especial, aquello que lo hacía único?

–Bueno, había muchas. Tenía un dibujo muy vital. A él le gustaba mucho el cine slapstick, y esa expresividad está en su dibujo. También supo conectar con el sentimiento de la gente de la calle, con historietas que hoy llamaríamos «políticamente incorrectas». Con Rompetechos se ríe de alguien que no ve bien, con Pepe Gotera y Otilio, de unos que trabajan mal… Y un tercer punto es que, a partir de un momento dado, Mortadelo y Filemón conectan con la realidad social y política del momento. Ibáñez empieza a publicar sobre las Olimpiadas, sobre los verdes o sobre política, como en Maastricht… ¡Jesús!.

Mortadelo y Filemón se empezó a publicar en 1958 y no pararon de salir álbumes hasta el fallecimiento de Ibáñez. ¿Qué cree que se ganó o se perdió por el camino?

–Hasta 1975 estábamos bajo dictadura, y había censura. Mira: había una serie de cosas que hasta ese año no se podían publicar… pero muchas de las cosas que publicó hasta el 75 hoy no se podrían publicar, por esa incorrección política que te decía. Ibáñez se adapta, y su obra va evolucionando con la sociedad española, adaptándose a los tics sociales y hablando siempre de cosas que nos afectan. Otro ejemplo es Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo, que aparece en un contexto de crisis económica bastante importante.

Boceto del cartel de Francisco Ibáñez para la 34ª edición del Salón del Cómic de Barcelona.Comic Barcelona

–En los últimos años, se acusó a Ibáñez de no dibujar todos sus tebeos y de contar con ‘negros’ no reconocidos. ¿En la exposición hacen referencia a ello?

–No hemos entrado en este tema porque queremos rendir un homenaje a su figura y su ingenio. Además, Ibáñez siempre ha sido guionista y dibujante de toda su obra, aunque sea a lápiz. Es cierto que hay otras obras apócrifas que no dibujó él, pero no cuentan y nunca se reeditan. Tampoco lo pudo evitar, porque los personajes no eran suyos, sino de la editorial.

–Hablaba antes del impacto «único» de Ibáñez. ¿Dónde estarían hoy sus «herederos espirituales»?

–Yo diría que en El Jueves, porque es la única revista de tebeos que presenta series con personajes que tocan la realidad, con problemas que tiene la gente… Y además muchos de sus dibujantes han proclamado la influencia de Ibáñez, evidentemente. Pero creo que no existe un continuador espiritual de su obra. Es curioso: sigue siendo único en este sentido.

–De un tiempo a esta parte, en el mercado francobelga del cómic se ha puesto de moda recuperar personajes clásicos con otros dibujantes y guionistas tras el fallecimiento de los autores originales, como Corto Maltés o el teniente Blueberry. ¿Tendría sentido pensar algo así para los personajes de Ibáñez?

Creo que se podría hacer, pero sería complicado encontrar a los autores, o autoras. Hoy Rompetechos no existe –ese hombre de negro con una ideología tan marcada–, pero sí personas parecidas. Con Mortadelo y Filemón la cosa está más abierta, porque pueden tocar cualquier tema. Sí, sería factible; otra cosa es que se pueda o se quiera hacer.

Otras exposiciones

La exposición Nuestro Ibáñez es una de las apuestas más fuertes del 42º Cómic Barcelona, pero no la única. Habrá otras exposiciones, como las dedicadas a Trini Tinturé, pionera del cómic en nuestro país, o a los originales de Blacksad, el magnífico noir de Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales. Como novedad, el salón tendrá este año una sala de cine, Comic Vision, que explorará las relaciones entre el séptimo y el noveno arte.

Comic Barcelona está abierto hasta el domingo, 5 de mayo.