La resaca electoral
Los socialistas dan por imposible la investidura de Puigdemont y lo comparan con Feijóo
Tanto el PSC como el PSOE se han apresurado a tratar de zanjar el debate sobre las opciones de Junts. ERC intenta sacudirse la presión, pero no le va a quedar más remedio de mojarse
La digestión de las elecciones catalanas deja la dimisión de Pere Aragonès, que no recogerá su acta de diputado, y al PSOE y PSC volcados en la tarea de desdeñar la jugada de Carles Puigdemont de postularse como candidato a la investidura, encabezando un hipotético gobierno de coalición con ERC y con la abstención indispensable de los 42 diputados socialistas.
El candidato de Junts reiteró este lunes la intención que ya manifestó la noche antes: «Yo me presentaré a la investidura», insistió, haciendo un llamamiento a Esquerra, pero también al PSC. Y, sobre todo, a Pedro Sánchez, con la amenaza velada de que Junts se replanteará su apoyo al Gobierno central si Salvador Illa se interpone en su camino.
En público y en privado, los socialistas dan por nulas las opciones de Puigdemont y están intentando zanjar el debate. «El ganador de las elecciones fue Salvador Illa y es el único con opciones reales de ser president. En todo caso, el Govern se decidirá en Cataluña, ni en Madrid ni en ningún otro sitio», sostuvo la portavoz del PSOE, Esther Peña.
Los socialistas incluso comparan el intento de investidura de Puigdemont con el que llevó a cabo Alberto Núñez Feijóo en septiembre. La diferencia es que el líder del PP sí ganó las elecciones y fue designado candidato a la investidura por el Rey tras la primera ronda de consultas que Felipe VI llevó a cabo después de las generales.
ERC trata de sacudirse la presión
Sin embargo, al expresidente catalán fugado le mantiene con vida el hecho de que Esquerra, sumida en una crisis profundísima tras la debacle, no haya decidido aún qué camino tomará de entre los que tiene. La misma noche del domingo, Pere Aragonès anunció que ERC se quedaría en la oposición, lo que a priori descarta tanto un tripartito con Illa y los Comunes como un bipartito con Puigdemont. Él mismo insistió este lunes en que deberán ser el PSC y Junts «los que tendrán que entenderse y gestionar esta decisión», tratando de sacudirse la presión. «ERC ha decidido ser elemento de desbloqueo y asumir su papel en la oposición», reiteró.
Sin embargo, Esquerra tendrá que mojarse más, mucho más, aunque todo será después de las elecciones europeas. De ellos depende que gobierne el PSC, porque Illa necesita que ERC se abstenga; pero también está en las manos de Esquerra anular las -muy pocas- opciones de Puigdemont. O provocar una repetición de las elecciones catalanas en octubre con la perspectiva de que Oriol Junqueras pudiera ser candidato entonces, una vez en vigor la ley de amnistía.
No obstante, esta última salida podría ser la puntilla para los republicanos. No en vano, el electorado acostumbra a castigar al partido que, pudiendo evitar un bloqueo, no lo hace. Y los dirigentes de ERC ya han demostrado que no son precisamente los reyes del relato. La prueba es lo mal que les ha salido la estrategia de adelantar las elecciones catalanas para pillar con el pie cambiado a Puigdemont.
Otras elecciones catalanas mantendrían la legislatura de Sánchez en punto muerto más meses todavía e imposibilitarían al presidente la aprobación de los Presupuestos de 2025 a tiempo. Cabe recordar que, cuando Aragonès anunció el adelanto electoral, el Ejecutivo renunció a presentar los Presupuestos de este año porque era un esfuerzo baldío, según argumentaron entonces.
Hay una combinación posible para Illa que no pasaría por la abstención de ERC: que el PP y Vox facilitaran su investidura, puesto que entre los tres suman justamente 68 escaños, mayoría absoluta. Sin embargo, este lunes el candidato de Vox cerró toda puerta a esa fórmula porque Illa es «una cara más del separatismo de ERC y Junts», sostuvo Ignacio Garriga. También el popular Alejandro Fernández aclaró en Antena 3: «Si el señor Salvador Illa facilita una operación para que el señor Puigdemont acabe teniendo la llave de la política española, con nosotros que no cuente. No vamos a hacer el primo», concluyó.