Acto electoral de Junts pel Sí en Mollet, en septiembre de 2015Wikimedia

Política

El entorno de Puigdemont agita el «fantasma» de Junts pel Sí casi diez años después

La propuesta de una lista unitaria por parte de Junts no es del todo comparable a la entente independentista liderada por Raül Romeva

A medida que se acerca el arranque de la nueva legislatura, crecen las voces en Junts per Catalunya que abogan por ir a una repetición electoral, y proponen una lista unitaria del independentismo. Lo planteó Artur Mas, y ha insistido en ello su candidato a las europeas, Toni Comín, que ha llamado a todas las fuerzas independentistas a volver a empezar para tejer complicidades.

Desde Junts quieren forzar esta opción en el caso de que Carles Puigdemont no sea propuesto como candidato a la investidura, algo a todas luces inviable. Comín ha pedido a ERC y a los Comuns que formen parte de esa lista unitaria, así como al recientemente nombrado presidente de la Assamblea Nacional Catalana Lluís Llach.

Para muchos, esta situación tiene aires de déja-vu, porque se parece a lo que ya vivimos en 2015 con Junts pel Sí, aunque agitar el fantasma de aquella coalición puede no funcionar, ya que en esta ocasión la situación política tiene unas connotaciones diferentes.

Junts pel Sí

La candidatura de Junts pel Sí, fundada el 20 de julio de 2015, se presentó a las elecciones al Parlamento de Cataluña de ese año con el objetivo principal de declarar la independencia de Cataluña. En ella se integraron Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Demócratas de Cataluña y Moviment d’Esquerres.

Además, tuvieron el apoyo de varias organizaciones independistas, como Ómnium Cultural, Associació de Municipis per la Independència (AMI), Assamblea Nacional Catalana (ANC), Súmate, Solidaritat Catalana per la Independència, Reagrupament, Catalunya Sí, Catalunya Acció y Avancem.

Presentación de la coalición Junts pel Sí, el 20 de julio de 2015.Wikimedia

Su cabeza de lista era Raül Romeva, seguido de Carme Forcadell, Murriel Casals, Artur Mas y Oriol Junqueras, así como Lluís Llach por Gerona, Germà Bel por Tarragona y Josep María Forné por Lérida. Quienes no se sumaron a esta iniciativa fueron las CUP, argumentando que habían cambiado la propuesta inicial al presentar una lista con políticos.

De ganar, el presidente de la Generalitat de Cataluña sería de CDC y el vicepresidente, de ERC, así como la presidencia del Parlament. Las elecciones se llevaron a cabo el 27 de septiembre de 2015, y se plantearon como un plebiscito sobre la independencia de Cataluña. Artur Mas las definió como la consulta definitiva; de ahí que el lema de la campaña fuera «el voto de tu vida».

El resultado electoral les fue favorable, con 1.628.714 votos, el 39,59 %, que supusieron 62 diputados. A continuación, Ciudadanos, con el 17,90 %; el PSC, con el 12,72 %; Catalunya Sí que es Pot –coalición que integraban Verdes Equo, EUiA, ICV y Podemos–, con 8,94 %; el PP, con 8,49 %, y las CUP, con 8,21 %.

Artur Mas no logró ser investido como presidente de la Generalitat después de dos votaciones, y en enero de 2016, teniendo en cuenta las presiones de las CUP, anunció que no se presentaría a la presidencia, proponiendo a Carles Puigdemont. El 10 de enero de 2016, Puigdemont salió elegido con 70 votos a favor y 63 contrarios. En aquella ocasión, como se había pactado, los 8 votos de las CUP invistieron a Puigdemont.

Un panorama diferente

El panorama actual ha cambiado. Ni ERC ni Junts cuentan con políticos de primer nivel y conocidos por el votante, pues o bien están imputados o bien han huido al extranjero.

A ERC no le conviene una repetición electoral ni en solitario ni en esta lista unitaria propuesta por Comín, pues con otras siglas desaparecería del espectro político catalán. Sus actuales 20 diputados son una esperanza de futuro, a pesar del varapalo electoral. En coalición veríamos el resultado definitivo, porque en política dos y dos no siempre suman cuatro.

Las CUP, por su parte, han caído en votos y escaños. Una repetición electoral puede significar un varapalo aún más importante. Puigdemont también se la juega porque, a pesar de lo que diga, nunca ha ganado unas elecciones autonómicas. En las tres a las que se ha presentado siempre ha quedado en segunda posición, ganando Ciudadanos y el PSC.

Tampoco les interesa una repetición electoral a Comuns ni al PP. La suerte no siempre se repite en política y algunos han tenido bastante. Respecto a VOX, pueden estar, en cierta medida, tranquilos porque han conseguido mantenerse, y una repetición les puede favorecer.

Sumas políticas

Actualmente, Carles Puigdemont no tiene una mayoría absoluta en el Parlament de Cataluña, ni tampoco simple. Le ocurre lo mismo que en 2015 a Artur Mas. Su investidura fracasaría, a no ser que se hagan extrañas sumas.

Artur Mas, en el acto de presentación de Junts pel SíWikimedia

Recordemos que la mayoría absoluta es de 68 escaños. Si sumamos Junts + ERC + CUP + AC nos da 61, uno por debajo de Junts pel Si. En primera ronda no conseguiría la mayoría, pues habrían más negativos que positivos. Y la mayoría simple tampoco suma, mientras que el PSC de Salvador Illa, ERC y los Comuns suman 68 escaños.

Ante una posible investidura de Puigdemont, quien tiene la llave de la investidura son los Comunes con sus 6 escaños. A estas sumas políticas debemos añadir los cargos de confianza que ERC, por ejemplo, tienen en la Generalitat, y que ascienden a 350. Los Comuns, en un momento determinado, también puede situar a los suyos.

Actualmente las negociaciones del equipo de Illa están trabajando para su investidura y la suma de esos 68 escaños. Este equipo es el mismo que trabajó para que Jaume Collboni fuera alcalde de Barcelona y el PSC consiguiera la presidencia de tres de las cuatro diputaciones.

Dentro de esta aritmética no podemos olvidar los 15 votos del PP, cuya abstención puede ser clave en el Parlamento, como ya ocurrió en el Ayuntamiento de Barcelona al votar la candidatura de Collboni. Con todo ello, tal vez el próximo lunes se puede imponer el seny, algo que en los últimos años le ha faltado a la política catalana.