Intervención telemática de la secretaria general de ERC, Marta RoviraEuropa Press

Análisis

La crisis en Barcelona tensa internamente a ERC, que fijará este sábado el precio de apoyar a Illa

De momento se están imponiendo las tesis de la secretaria general, Marta Rovira, que pide, como mínimo, la financiación «singular» para Cataluña

ERC está perdida en su propio laberinto y en el peor momento, justo cuando debe tomar las decisiones más importantes que pueden acabar con la legislatura catalana y abocar a la autonomía a una repetición electoral, pero también con la española. Perdió con estrépito en las pesadas elecciones autonómicas (pasó de 33 a 20 escaños), pero sus diputados son claves y cualquier formación de gobierno en Cataluña pasan por ellos. ¿Pero con quién y para qué? Ese es el problema, y cualquier decisión que tomen puede ser la incorrecta. Y en esto juegan un papel importante las diferencias internas que han aflorado en las últimas semanas, especialmente.

Salvador Illa o Carles Puigdemont. He aquí la cuestión. El que tiene más posibilidades de ser investido es el candidato socialista. Conseguiría la mayoría absoluta de 68 diputados con los votos de comunes y de la propia ERC. Hay sectores la formación que, conscientes de esta situación, son más favorables a pactar con el PSC. Es el caso de Oriol Junqueras, que, por cierto, ya ha dimitido como presidente de Esquerra con la idea de presentarse a la reelección en el Congreso Nacional de noviembre.

El expresidente de la formación ha defendido que su partido «tiene que intentar ponerse de acuerdo con todos» y «construir los mejores acuerdos posibles», apuntando que estos tienen que ser realistas. Y ha reivindicado los pactos alcanzados con el PSOE, que han permitido la reforma del Código Penal o los indultos. Y, por cierto, aprovechó para lanzar un dardo a los que se oponen a pactos con los socialistas: «estos acuerdos a menudo son muy criticados, pero permiten que tengamos un presidente del Parlament que se llama Josep Rull».

La postura de Marta Rovira

Y luego está Marta Rovira, la secretaria general, que ahora es la que manda en ERC tras la dimisión de Junqueras. Ella no ve nada claro esos pactos y de hacerlos, quiere que la negociación sea dura y con acuerdos de «enjundia». Mínimo, se está hablando de la «financiación singular para Cataluña», o lo que es lo mismo, un nuevo modelo de financiación en la línea del concierto económico del País Vasco. Y a eso hay que añadir la celebración de un referéndum vinculante sobre la independencia de Cataluña. Y de eso va a ir precisamente el Consejo Nacional que se va a celebrar este sábado, del pago que van a pedir al PSC por su apoyo.

Rovira, abiertamente enfrentada con Junqueras, se ha ido acercando a las posiciones de Junts. De hecho, fue ella la que rompió las negociaciones con los socialistas para la Mesa del Parlament y optó por decantarse por un órgano presidido por Junts, por Josep Rull y con mayoría separatista. Llama la atención que no fuera especialmente beligerante para conseguir que ERC presidiera la cámara.

Eso fue un aviso claro. El segundo, que se haya pospuesto el congreso extraordinario para decidir si ERC entra en el gobierno del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona. Ya fue sorprendente la primera explicación que se dio: había «overbooking», exceso de asistentes. Pero lo cierto es que la dirección de la federación de Barcelona no quería recibir un rechazo, y se ha optado por buscar «la fecha más adecuada teniendo en cuenta la ronda de consultas en el Parlament», según ha asegurado Eva Baró, su presidenta, y más afín a Junqueras, por cierto.

Y es que hay sectores dentro de ERC, como sus juventudes o el llamado «Colectivo 1 de Octubre», que no quieren oír ni hablar de un entendimiento con los socialistas. De ahí que parezca complicado que los republicanos pudieran dar su apoyo a Salvador Illa en el primer pleno de investidura, previsto para el 25 de junio. Por este motivo, cobra cada vez más fuerza la posibilidad de que el presidente de la cámara catalana, Josep Rull, opte por la vía sustitutoria de ese pleno, es decir, que informe que ningún candidato cuenta con los suficientes apoyos para ser investido. Este acto, de todos modos, activa la cuenta atrás de dos meses para que se concrete una investidura o se vaya a la repetición electoral.

Una repetición, por cierto, a la que desde ERC aseguran que irían «sin miedo». Y, teniendo en cuenta cómo están avanzando los acontecimientos y la posición dura de Marta Rovira, que ha tomado las riendas de la negociación, es ahí a donde se va a encaminar Cataluña. Luego está por ver qué candidato podría presentar la formación o si se dejaría llevar por los cantos de sirena de Junts para conformar una candidatura unitaria independentista para «animar» a un electorado separatista alicaído. Porque no parece que vaya a prosperar tampoco la investidura de Carles Puigdemont, que necesitaría aún más carambolas que Salvador Illa, puesto que necesitaría la abstención del PSC. Y los socialistas han dejado claro que eso no va a suceder.