El laberinto catalán
Rull prevé dejar desierta la investidura y acortar los plazos para unas nuevas elecciones en Cataluña
El plan del nuevo presidente del Parlament es recurrir al «acto equivalente» para que haya elecciones en dos meses
El flamante presidente del parlamento catalán, Josep Rull, va a realizar la ronda de consultas con los jefes de los grupos parlamentarios entre el martes y miércoles, pero ya tiene prácticamente decidido no nombrar ningún candidato a la investidura.
El reglamento del parlamento catalán permite al presidente informar a la cámara de que, una vez consultados todos los grupos, ningún candidato cuenta con mayoría suficiente y, por lo tanto, aplicando un artículo llamado «acto equivalente», poner en marcha la cuenta atrás de dos meses hacia las elecciones sin necesidad de esperar a celebrar un pleno de investidura y su correspondiente votación.
Dicho acto equivalente no es inédito en el parlamento catalán. En 2020, durante el periodo de investidura que desembocó en la elección de Quim Torra como presidente de la Generalitat, el entonces presidente, Roger Torrent, aplicó esa disposición.
No quieren ceder paso a Illa
Rull y el equipo de Puigdemont se plantearon en primera instancia ceder el paso a Illa para que este se sometiera a una investidura fallida, con el fin de que Puigdemont y su abogado, Gonzalo Boye, tuvieran tiempo de despejar las dudas jurídicas que plantea la ley de amnistía, así como los recursos presentados.
No obstante, han modificado la estrategia por los acuerdos a los que ERC ha llegado con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona y las discrepancias públicas que en materia de pactos mantienen la facción encabezada por Marta Rovira, contraria a apoyar a Illa, y la de Oriol Junqueras. Este último, escudado por el ex portavoz parlamentario de ERC en el congreso, Joan Tardà, defiende el pacto con el PSC.
Puigdemont no quiere arriesgarse a ceder el turno a Illa y que este en una negociación al límite con ERC y los Comunes cierre un acuerdo in extremis que le catapulte a la presidencia. En Junts han seguido con mucha atención los cantos de sirena que desde Moncloa lanzan a ERC ofreciendo tanto la condonación de 15.000 millones de deuda como un nuevo sistema de recaudación y gestión fiscal. Los neoconvergentes creen que Sánchez está dispuesto a todo para que Illa sea presidente y no quieren correr riesgos.
El desarrollo del plan
El martes, Rull recibirá a los grupos más pequeños: Aliança Catalana, la CUP, Sumar-Comunes, VOX y al Partido Popular. De esta primera serie los dos escaños de Aliança y los cuatro de la CUP podrían insinuar un posible apoyo a Puigdemont, y los seis de Sumar-Comunes hacer lo propio en favor de Illa, con lo que las cosas quedarían en el punto de partida. Ningún grupo va a adelantar un apoyo inequívoco a ninguno de los dos candidatos.
El miércoles será el turno de ERC, Junts y el PSC. Por parte de ERC acudirá Laura Vilagrà, quien personalmente se inclina por el acuerdo con los socialistas, pero deberá plegarse a las instrucciones que reciba desde Ginebra. Albert Batet, de Junts, abogará por su candidato e Illa, por sí mismo.
En este estado de cosas, ninguno de los dos candidatos in pectore parece estar en condiciones de alcanzar la cifra mágica de 68 votos para ser investido presidente. Esa es la causa que argumentará Rull para aplicar el «acto equivalente».
Una vez se haya celebrado el pleno en el que se da cuenta de la inviabilidad de la candidatura, se pone en marcha el reloj de 60 días hasta la autodisolución del Parlament en caso de que ningún candidato anuncie antes a Rull que quiere someterse a la investidura porque cuenta con una mayoría suficiente.
En esos dos meses, hasta el 25 de agosto, Puigdemont tiene tiempo de persuadir a Sánchez de que le preste apoyo a cambio de garantizar la legislatura en su totalidad hasta finales de 2027.
En Junts creen que están en condiciones de unir sus 35 votos a los 20 de ERC, los 4 de la CUP e incluso los 2 de Orriols –con la que no van a negociar nada formalmente, pero sí existen contactos detrás de la tramoya–, hasta llegar a 61 escaños, cifra a la que Illa solo puede llegar si a los votos de los Comunes-Sumar une los de ERC.
Sánchez vs Illa
En paralelo, Illa tendrá un difícil recorrido en el que tendrá que lidiar con las negociaciones entre Sánchez y Puigdemont, vía Santos Cerdán, mientras negocia con republicanos y Sumar un gobierno.
Sánchez puede convertirse en el peor enemigo de Illa porque para Moncloa un periodo de interinidad en Cataluña, que se podría prolongar hasta el primer trimestre de 2025, no es un escenario que disguste. Para el presidente del Gobierno cada día de más en La Moncloa es una victoria.