Política
Los malabarismos de Rull en Suiza bajo la batuta de Puigdemont tambalean su imagen institucional
El presidente del Parlament se extralimita en su viaje europeo y visita a Marta Rovira en plenas negociaciones para la investidura
Hace unas semanas, la reunión de Carles Puigdemont con Marta Rovira en Ginebra desbloqueó las negociaciones que coronaron in extremis a Josep Rull como presidente del Parlament de Cataluña. Tan solo doce días después, el de Terrassa acumula una polémica tras otra mientras hace malabarismos para conjugar la imagen de equidistancia institucional que quiere proyectar con llevar a cabo su primera misión como diputado de Junts: dar alas a la investidura del ex presidente fugitivo.
Estos días, Rull anda volando de país europeo en país europeo para visitar a los tres –en sus palabras– «diputados exiliados», que son el propio Puigdemont, el ex conseller Lluís Puig y el diputado de ERC Ruben Wagensberg, oficialmente de baja médica en Ginebra.
Su principal objetivo es transmitirles el apoyo de la institución arrancada por los independentistas de las manos del PSC, e insistir en que la Mesa del Parlament seguirá desobedeciendo al Tribunal Constitucional y permitirá su voto a distancia, hasta que –amnistía mediante– vuelvan a Cataluña.
Otras visitas
No obstante, Rull –uno de los líderes independentistas que sí entró en prisión tras el 1-O– no limitará su viaje a los tres ocupantes telemáticos de los escaños, sino que ha aprovechado para visitar a otros «exiliados». Entre ellos, el dirigente de Òmnium Oleguer Serra, el periodista Jesús Rodríguez o –emulando a Puigdemont– la secretaria general de ERC, Marta Rovira.
La visita del neoconvergente a Rovira este viernes se produce en un momento en el que todos los ojos están puestos sobre la dirigente de ERC, que tras la retirada de Oriol Junqueras y Pere Aragonès se ha convertido, de facto, en la líder del partido hasta noviembre. Sin vínculos con el Parlament, la visita en persona de Rull se presenta más como un intento de Junts de atraer a los republicanos a la entente independentista que plantea Puigdemont que como una tarea institucional.
En las casi dos semanas que Rull lleva al mando del Parlament, su pretensión ha sido la de alejarse del estilo personalista y ruidoso de su predecesora Laura Borrás. Tal vez consciente de que la legislatura puede terminar abruptamente en dos meses, busca ser suave en las formas y no pisar callos internos. No obstante, se debe a quién se debe, y de ahí que insista en situar a Puigdemont al mismo nivel que a Salvador Illa, aunque la investidura del primero sea extremadamente complicada.
Así, por ejemplo, frente a la insistencia de Illa en que el único gobierno viable es una entente a tres bandas entre el PSC, ERC y los Comunes, Rull aseguró en la visita que realizó a Puigdemont en Waterloo que un frente independentista puede dar una mayoría «operativa».
Illa no irá a Ginebra
Por su parte, ERC ya ha puesto sobre la mesa su precio para apoyar la candidatura de Salvador Illa: que el Gobierno ceda a Cataluña «la llave de la caja» de la financiación, en forma de un concierto a la vasca y la capacidad de recaudar todos los impuestos en la comunidad. Al contrario que Rull, el candidato socialista descartó el jueves ir a Ginebra en persona: «Mi partido negocia a través de una comisión que coordina Lluïsa Moret», dijo en TV3.
Las reuniones entre el PSC y ERC continúan en la sombra, pero desde la Moncloa –que es donde, en última instancia, se juega la partida de la financiación– empiezan a perder confianza, y se escuchan cada vez más voces que alertan de que podrían perder el pulso con ERC. La repetición electoral en Cataluña –que tendría lugar, vistos los plazos, el 13 de octubre, con una irónica jornada de reflexión el Día de la Hispanidad– ya no es un tabú en el entorno de Pedro Sánchez.
La repetición electoral es un escenario al que los republicanos, de no aceptar las propuestas del Gobierno, acudirían con miedo. Más allá de las declaraciones de varios dirigentes de ERC de que no temen a las urnas, lo cierto es que, según los sondeos, el temor estaría justificado. Según un sondeo de Electomanía para Crónica Global publicado esta semana, la caída de ERC sería tal que el PP podría incluso superarles y lograr un inédito sorpasso.