El líder del PSC, Salvador Illa, en una imagen de archivoEuropa Press

Política

El doble juego de ERC en la negociación de la investidura descoloca a los socialistas

La participación de los republicanos en la «cumbre» independentista de Waterloo irrita a los socialistas

La reunión que la semana pasada supuso el deshielo entre Carles Puigdemont y Oriol Junqueras sirvió también para preparar la «cumbre» independentista que se celebró el domingo en la residencia del expresidente fugitivo en Waterloo, a las afueras de Bruselas.

La reunión es la primera que se celebra entre partidos y entidades independentistas desde 2017, y fue auspiciada por Lluís Llach, presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC). La reunión fue presidida por Puigdemont, su anfitrión, y en ella participaron el secretario general de Junts, Jordi Turull, los republicanos Marta Vilaret y Juli Fernández y el propio Llach.

También había representantes de Òmnium y del Consell de la República, la organización de Puigdemont ahora bajo sospecha por las denuncias realizadas por militantes de base de esta organización contra Toni Comín por el uso de fondos del Consell para un viaje en yate por la costa francesa durante las vacaciones de 2023.

Los objetivos de la reunión eran distintos para cada uno de los asistentes. Llach está empeñado en rehacer los puentes entre ERC y Junts. En cambio para Puigdemont la clave es atraer a ERC hacia su estrategia de «acción conjunta independentista», frase que no deja de ser un eufemismo del intento de convencer a ERC para que voten su investidura.

Para ERC la reunión era inoportuna, dado que están en plena negociación con los socialistas para facilitar la investidura de Salvador Illa. Sin embargo, aunque los republicanos no están cómodos yendo al terreno de Puigemont, tampoco quieren dar la imagen de que con el PSC está todo cerrado, así que acudieron a la reunión.

¿Qué se habló en la reunión?

En la reunión se abordó la situación en la que quedan los políticos fugados y los condenados por malversación tras el auto del Tribunal Supremo sobre la ley de amnistía. Uno de los fugados, el exconseller de Cultura Lluís Puig, reconoció la víspera de la reunión que la toma de posición del Supremo había sido para ellos inesperada y les había cogido con las maletas hechas para regresar a España.

A pesar de haber abordado tanto esta cuestión como la investidura, el único acuerdo al que se llegó fue el de apoyar la manifestación convocada por la ANC para el próximo sábado en la Plaza de Urquinaona bajo el lema: «Desobedezcamos a los jueces españoles: independencia».

En el PSC, la reunión no sentó nada bien y la manifestación no es de su agrado, tanto por el ataque directo a la judicatura como por el clima de presión que supone para ERC. Desde el PSC recuerdan que en las últimas manifestaciones de la ANC los dirigentes republicanos han tenido que salir por patas de las mismas entre abucheos y reproches de los asistentes por su apoyo a Pedro Sánchez.

El candidato socialista a la investidura como presidente de la Generalitat, Salvador Illa, insistió en un acto organizado el domingo por los socialistas que el único acuerdo posible es el de un pacto de izquierdas. Joan Mena, portavoz de los Comunes-Sumar, salió a la palestra a apuntalar la posición del PSC y a apremiar a ERC a cerrar un acuerdo cuanto antes.

ERC busca calmar las aguas

Con el objetivo de calmar las aguas, en una rueda de prensa de este lunes la portavoz de ERC, Raquel Sans, afirmo que «las negociaciones con el PSC avanzan». La dirigente de ERC recordó que hay cuatro temas de negociación sobre la mesa: el referéndum de autodeterminación, la financiación, las políticas republicanas y el refuerzo del catalán.

Sans arriesgo a aventurar que el acuerdo era posible antes del fin de este mes de julio y en el PSC solo afirman que en el tema del catalán hay acuerdo.

En el partido socialista genera gran inquietud que los acuerdos con ERC deban ser ratificados por la militancia, dado que creen que los dirigentes republicanos pueden escudarse tras su militancia para estar llevando a cabo una negociación que al fin no conduzca a la investidura de Salvador Illa.