En el centro, Marta Rovira y Ruben Wagensberg, hace unos díasRuben Wagensberg / X

Política

ERC usará el retorno de sus prófugos para fingir unidad y vender a sus bases el pacto con el PSC

Puigdemont, por su parte, «activa» a la ANC para presionar a los republicanos e instarles a que no invistan a Salvador Illa

El archivo del caso Tsunami Democràtic por parte del Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional ha sentado como un bálsamo en Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), un partido que llevaba semanas acumulando heridas. La consecuencia más inmediata para los republicanos es que, al anularse la causa judicial, tanto la secretaria general de ERC, Marta Rovira, como su diputado en el Parlament Ruben Wagensberg tienen vía libre para regresar a España sin miedo a ser detenidos.

Para los republicanos –desgastados por las negociaciones de investidura a dos bandas, inmersos en una guerra poco disimulada por el liderazgo entre los partidarios de Rovira y los de Oriol Junqueras, y abiertos en canal por la polémica de los carteles contra los hermanos Maragall–, la decisión del Supremo supone un auténtico balón de oxígeno, y no están dispuestos a malgastar esta oportunidad.

Por eso, tanto Rovira como Wagensberg han anunciado ya que este fin de semana harán las maletas y volverán a Cataluña. «El sábado o antes», decía este miércoles Wagensberg en una entrevista para Rac1. Rovira también ha adelantado su plan: quiere pasar primero por Vic para ver a su familia y participar el sábado en la asamblea de mujeres de ERC que se celebra en Olesa de Montserrat.

Escenificar la paz

Desde la dirección de la formación esperan que el impacto del regreso de sus dos «exiliados» más relevantes sirva para tapar las crisis internas y dar un impulso a las negociaciones de investidura con el PSC. Por eso, en las últimas horas se han visto ya algunos movimientos en la dirección de escenificar un fin de las hostilidades, como el mensaje que Junqueras publicó en X dirigido a Rovira: «Será una gran satisfacción poder reencontrarte».

Aunque parece improbable que la decisión del Supremo haya trocado los cuchillos que se lanzaban en público ambos sectores en hachas de guerra enterradas, la intención de ERC es forzar esta narrativa. Desde el partido esperan que la imagen de reconciliación les refuerce de puertas afuera, en un momento en el que, según la portavoz republicana, Raquel Sans, la negociación con los equipos de Illa «avanza a buen ritmo».

Esta semana, aún desde Suiza, Rovira pedía a los socialistas que cumplieran con los acuerdos ya alcanzados con ERC como signo de buena voluntad. La reunificación de los sectores junquerista y rovirista, pues, habría de servir también para ganar reputación interna y evitar a los militantes la imagen de un partido dividido y en guerra interna.

Cabe recordar que a los dirigentes republicanos no les basta cualquier acuerdo, ya que someterán la decisión final a una votación entre sus cerca de 9.000 militantes, que no van a consentir «vender» la dignidad del partido a quien ven como un españolista a cambio de nada.

Los sectores más críticos entre los militantes, cuyo portavoz oficial es el Colectivo Primer d’Octubre, insisten. «Seguiré diciendo no a Illa, aquí y en todas partes», recordaba Xavier Martínez-Gil, uno de los líderes del colectivo. Estos militantes ya han anunciado su intención de presentar candidatura propia a la asamblea nacional que ERC tiene prevista para noviembre.

Puigdemont aprieta

Por su parte, desde Junts aprietan para no quedarse atrás, viendo que el pacto entre ERC y PSC está cada día más cerca. Este miércoles, el presidente de la ANC y portavoz no oficial de Carles Puigdemont, Lluís Llach, advertía directamente a ERC de que si apoyan la investidura de Illa «van al suicidio».

El retorno de Rovira y Wagensberg también supone un dardo para Puigdemont, que ve cómo sus oponentes políticos le adelantan mientras sobre él aún pesa una orden de detención. El gerundés ya ha asumido que no regresará, al menos, hasta el 27 de julio: desde Junts anunciaban ayer un acto en el sur de Francia para apoyar el regreso futuro del expresidente de la Generalitat.