La Princesa Leonor, en una imagen de archivoGTRES

Curiosidades

¿Por qué TV3 le cambia el nombre a la Princesa Leonor por ‘Elionor’?

Este es el curioso motivo por el que los medios de comunicación que publican en catalán escriben ‘Elionor’, ‘Felip’ o ‘Letícia’

A un lector castellanoparlante que quiera conocer la última hora de la Casa Real en TV3, Catalunya Ràdio u otros medios que informan en catalán, seguramente le sorprenderá ver que la Princesa Leonor o el Rey Felipe no aparecen como tales, sino con sus nombres traducidos: respectivamente, Elionor y Felip, y lo mismo ocurre con Letícia, en el caso de la reina, y Sofia, en el de la Infanta, que pierde el acento.

La confusión puede crecer al ver que otros nombres propios no reciben este tratamiento. Los jefes de Estado de Francia, Italia o Portugal, sin ir más, lejos, se citan como Emmanuel Macron, Sergio Mattarella y Marcelo Rebelo de Sousa, y no como Manel, Sergi ni Marcel. Es más, en la misma TV3 encontramos una noticia reciente en la que se hace referencia a una señora llamada «Leonor», vecina de Perafita, sin que se catalanice su nombre.

Norma compartida con el español

Siendo así, ¿cuál es el motivo de este cambio de nombre? Lo cierto es que en este caso no tiene nada que ver con una pulsión catalanista, y sí con una norma gramatical que el catalán comparte con el castellano. Según la Fundación del Español Urgente, en castellano «la norma es que se traducen los santos, reyes, papas y similares, en español y en las lenguas de su entorno», y lo explican con un ejemplo: «Hablamos de la reina Isabel II de Inglaterra, y en inglés nuestro Carlos III es Charles III».

En catalán, la norma es la misma. Como recoge el portal de consultas lingüísticas catalán Optimot, «los nombres de reyes, príncipes y miembros de casas soberanas, dinastías y linajes, tienen formas específicas en cada lengua». De nuevo, se trata de un privilegio que los monarcas comparten con los papas y los santos: en catalán, Francisco se escribe ‘Francesc’ y san Francisco de Asís, ‘sant Francesc d’Asís’.

Con todo, Optimot añade un matiz: aunque este criterio se aplica también a personas que, sin provenir de familias soberanas, pasan a formar parte de una casa real –como es el caso de la Reina Letícia–, «cuando el nombre de estas personas no va asociado al cargo, se usan las formas personales correspondientes», como Kate Middleton o Mary Donaldson.

Como suele ser habitual en Cataluña, la norma no ha escapado de cierta polémica. Así, por ejemplo, la periodista y lingüista María Rodríguez Mariné firmaba el año pasado una columna en el diario Ara donde se planteaba si era necesario mantener esta tradición, ya que «refleja un pasado en que Europa se sentía unida en la cristiandad, que tenía el latín como lengua común».

Así, dado que reyes y papas recibían su nombre en latín, «hacía falta traducirlo a las lenguas vivas», detalla Rodríguez Mariné, y concluye: «Tal vez sería bueno, pues, que también en catalán nos planteáramos si esta convención que mantenemos es republicana».