Simbología nacionalista en Gerona, en una imagen de archivoWikimedia

El delirio nacionalista

Las hiperventiladas denuncias lingüísticas a los comercios: «Ponen la pajita por el lado que está en catalán»

Los supermercados Bon Àrea, la juguetería Drim o las tiendas Decathlon, señalados

El nerviosismo político vinculado a si habrá investidura o no en Cataluña, unido al de si Carles Puigdemont volverá o Junts se quedará fuera de la quiniela política ha trascendido a la sociedad civil. Entre otros ámbitos, se percibe en un repunte de los señalamientos a negocios que no usan el castellano, o no tanto como a algunos personajes les gustaría.

En los últimos días se han hecho públicos varios casos en esta dirección. Algunos están ligados a colaboradores de la Corporación Catalana de Radio y Televisión –que incluye Catalunya Ràdio o TV3– que deben parte de su sueldo, o todo, al hecho de dorar la píldora al nacionalismo catalán.

Un ejemplo es el lingüista y colaborador de Catalunya Ràdio David Valls, que el 23 de julio publicó un mensaje en X contra la cadena de supermercados Bon Àrea, una cooperativa agroalimentaria catalan con sede en Guissona (Lérida) y fábricas en diferentes puntos de España, como Zaragoza, desde donde venden para toda España.

El lingüista publicó este mensaje refiriéndose a unos batidos: «Los del Bon Àrea tienen unos cojones que se los pisan. Hacen productos con un lado en catalán y el otro en castellano, pero han decidido poner la pajita en el lado etiquetado en catalán. Obviamente decisión premeditada. ¿Se habrían atrevido a hacerlo al revés?».

Otro colaborador de TV3 y Catalunya Ràdio es el filólogo en lengua inglesa y escritor Màrius Serra. Es el encargado, desde hace muchos años, de crear los crucigramas de La Vanguardia y es miembro del Institut d’Estudis Catalans, institución que saltó a la palestra con las facturas de Laura Borràs.

En esta ocasión el foco de las críticas es la cadena de jugueterías Drim. Serra ha comentado, también en X: «Voy al Drim del barrio a comprar el juego del Monstruo de Colores. No lo tienen en catalán. Me dicen que no lo tendrán, que lo compre en castellano. Ni el Monstruo ni otros juegos que me consta que se editan en catalán»

Acto seguido, sentencia: «Nos queremos nutrir en catalán y decimos no a Drim». Y esto lo dice un filólogo, que se nutrió de otro idioma para licenciarse, pero ahora espera seguir cobrando mensualmente su nómina gracias a su afiliación al nacionalismo catalán.

«Mantengo el catalán»

En Cataluña funciona, desde 2021, un colectivo llamado Mantinc el català («Mantengo el catalán»), cuyo eslogan es «siempre, en todas partes y con todo el mundo». Su función es ejercer el voluntariado lingüístico con la misión de reforzar la normalización del catalán y la revitalización idiomática en el ámbito social, y para convencer a cualquier catalanohablante para que no cambie de lengua ni en las situaciones cotidianas de la calle, ni tampoco en el comercio, en las administraciones públicas o con los recién llegados.

Este colectivo se ha hecho eco de las quejas de la profesora Cristina Turbau. En su perfil de X podemos leer: «Quiero vivir en una República Catalana que apuesta por una educación pública de calidad. En catalán, ¡por favor!». Pues bien, en esta ocasión la empresa marcada por el nacionalismo catalán es Decathlon.

Turbau escribe: «Decepcionada con Decathlon Gerona. Cada vez es más difícil encontrar a personal que hable catalán. No hacen ni el esfuerzo, y algunos te miran mal si haces un mantic-el-català. Con el cambio de distribución de tienda se ha priorizado al castellano. Queda mucho trabajo por hacer, Núria Riquelme»

El último nombre, Núria Riquelme, es la actual concejal de Lengua Catalana del Ayuntamiento de Gerona. Periodista, estuvo vinculada, antes de dedicarse a la política, a RAC1 y Catalunya Ràdio.