El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, durante la celebración del cuarto aniversario de JuntsEuropa Press

Análisis

Puigdemont da por finiquitada su colaboración con Sánchez y volverá para evitar la investidura de Illa

El expresidente de la Generalitat pretende que su anuncio de regreso dinamite el pacto entre los socialistas, ERC y los comunes

Puede parecer un juego de palabras, pero no lo es: Puigdemont anuncia su regreso como último intento de evitar volver a España. El pleno del Parlament para la investidura del socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat de Cataluña se celebrará, con toda probabilidad, el 7 u 8 de agosto, según el calendario interno que manejan ambas formaciones.

Cuando se anuncie la fecha de la consulta a la militancia de ERC para validar el pacto entre ERC y el PSC, el pronto ex fugado cruzará la frontera para ser detenido con la máxima publicidad posible. Si puede ser en medio de un tumulto con incidentes, mejor. En su intervención de ayer sábado desde el Rosellón francés Puigdemont ha llamado a la movilización a su militancia y le ha pedido que esté preparada: «Nos hemos de rearmar».

Para el aún socio de Pedro Sánchez, la publicidad sobre la fecha y el lugar de su regreso es muy importante, dado que su objetivo es que sea detenido en directo por TV3 de forma inmediata en cuanto ponga un pie en España, y que su detención lleve a ERC a una situación insostenible que haga descarrilar la investidura.

En Junts creen que la detención de Puigdemont puede tener un gran impacto emocional sobre la militancia de ERC, y provocar que esta acabe rechazando el acuerdo con los socialistas.

Preparar el terreno

Con el fin de preparar el terreno, en su intervención durante el acto del cuarto aniversario de Junts, este sábado, ha lanzado guiños a la militancia de ERC, como cuando ha dicho que Illa «es un socialista como Borrell, a diferencia de Montilla y Maragall». En definitiva, Puigdemont anuncia su regreso como último intento de evitar su vuelta y detención.

Su discurso en la localidad francesa de Amélie-les-Bains-Palalda era un falso intento de advertencia a Sánchez, y sobre todo un mensaje a sus socios: Sumar y ERC. El «Tripartito III» –tras los anteriores en 2003 y 2006– permitirá al PSC y al PSOE gobernar Cataluña, pero dejará en vía muerta la gobernabilidad de España, dado que la colaboración entre Junts y el PSOE en el Congreso llegará a su fin.

En su encendido discurso, el líder de Junts ha exigido la intervención del fiscal general del Estado, llegando a pedir que «el Gobierno actúe para llevar a cabo la detención del juez Llarena por delincuente». Puigdemont ha comparado a los jueces con el general Armada, que participó en el golpe de estado del 23 de febrero de 1981, y ha hablado de mafia togada. También ha rechazado toda colaboración con el PP, cerrando la puerta a los que insinúan una posible moción de censura de Alberto Núñez Feijóo apoyada por Junts.

«España es nuestra cárcel»

Puigdemont marcó en su discurso las líneas maestras de su política a partir de ahora. El ex presidente de la Generalitat explicó así los motivos por los que Junts rechazó el techo de gasto en la última sesión del Congreso: «No queremos que el dinero que pagamos los catalanes se lo lleven los madrileños».

El tono de Puigdemont fue en aumento a medida que avanzaba su intervención: «Nadie puede tolerar el expolio que sufrimos los catalanes», dijo, en referencia a los acuerdos entre el PSOE y ERC. El éxtasis de su intervención ante más de 1.000 personas, la mayoría de avanzada edad, ha sido cuando ha dicho: «España es nuestra cárcel y hay que salir de ella».

En definitiva, Puigdemont regresará en los próximos días a España como reacción al pacto ERC – PSC. El líder de Junts se siente traicionado por Pedro Sánchez y, además, no quiere quedarse en el purgatorio que significaría para él vivir para siempre en el extranjero.

En Junts confían que su estancia en la cárcel sea breve y que su sacrificio evite la consumación del pacto entre socialistas y republicanos. El entorno de Puigdemont cree que, incluso si el pacto llega a la votación de la investidura en el Parlament, dentro del grupo parlamentario de ERC podría haber alguna deserción que evitara la investidura de Illa en el último momento.

No hay que olvidar que el PSC, ERC y Comunes-Sumar cuentan con una mayoría justísima de 68 escaños sobre 135. Puigdemont lo ha dejado claro: «Habrá unas próximas elecciones y en ellas estaré yo haciendo campaña desde Cataluña».