Imagen del salón restauradoGeneralitat

Cataluña

Aragonès: «Desde la Edad Media, la Generalitat recaudaba los impuestos y los negociaba con la Corona»

El presidente de la Generalitat en funciones ha aprovechado para hacer esta referencia a la actualidad, durante la presentación del Salón de Sant Jordi tras la retirada de pinturas añadidas en 1926-27

El Salón Sant Jordi del Palacio de la Generalitat ha recuperado parte de su aspecto original, después de un proceso de 16 meses, durante el que técnicos y restauradores han extraído las pinturas sobre tela que se habían añadido al techo y en las paredes del salón en época de Primo de Rivera, durante los años 1927 y 1927. Estamos hablando de 24 pinturas de gran formato y 45 otras de formato inferior que ocupaban 860 metros cuadrados.

El objetivo de la intervención era recuperar, en la medida de lo posible, la arquitectura de Pere Blai y su estado renacentista original. La directora del Centro de Restauración de Cataluña, Mireia Mestre, ha destacado que la sala haya recuperado el «carácter diáfano, proporcione una sensación de ligereza, serenidad y coherencia». Todo ello, ha añadido, en «contraste con el aspecto pesado» del antiguo salón.

La decisión de quitar esas pinturas se tomó en 2019, cuando Quim Torra era presidente de la Generalitat. Los expertos defendieron que no se trataban de pinturas artísticas, sino «de pinturas que representaban un relato histórico altamente connotado por contenidos políticos e ideológicos, de carácter integrista, autoritario y antidemocrático», y su contenido «no se adecuaba al Salón Sant Jordi». En definitiva, aseguraban que las pinturas pretendían reivindicar también la españolidad de Cataluña.

El presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, que ha asistido al acto de presentación, ha aprovechado para hacer un paralelismo con unas de las reivindicaciones de los separatistas y que contempla, por cierto, el acuerdo entre ERC y PSC para la investidura de Salvador Illa: que la Generalitat recaude todos los impuestos.

Pues bien, Aragonès ha reivindicado la permanencia de la institución, de la Generalitat, porque es la «expresión de la voluntad de los catalanes para gobernarnos a nosotros mismos» y lo era, ha añadido, desde la etapa medieval y moderna «porque recaudaba los impuestos y los negociaba con la Corona».

Y más allá de esta cuestión, Aragonès ha destacado que el Salón Sant Jordi es uno de los espacios «más nobles» de la Generalitat y «símbolo de la soberanía del país». Y ha dejado claro que no podían permitir que pudiera estar presidido por «un reato pictórico que enaltecía el imperialismo, el nacionalcatolicismo español y el colonialismo». Y sobre todo, ha añadido, que se impusiera un «relato histórico impuesto por la dictadura de Primo de Rivera y que el catalanismo popular siempre ha combatido».