Josep Lluís TraperoEFE

Cataluña

Las tres vidas de Trapero, el controvertido nacionalista al que ahora recupera Illa

Ha sido nombrado director general de los Mossos

Josep Lluís Trapero se pasa al otro lado, al de la política, tras su nombramiento como director de la Policía. De esta forma, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, cumple con el compromiso que asumió en campaña electoral, el de contar con el que fuera dos veces jefe de los Mossos de Esquadra (en ambas ocasiones fue destituido), lo que se considera una suerte de «restitución» de la figura de Trapero. Este martes el Consejo Ejecutivo de la Generalitat lo ha aprobado.

Ahora, el Mayor cuelga el uniforme, deja la placa, y será el encargado de fijar la línea que deben seguir los Mossos, la línea estrategia del cuerpo, sin entrar en los detalles operativos. De eso se encargará el nuevo jefe de la policía autonómica, Miquel Esquius, y su número dos, la comisaria Alicia Moriana. No lo van a tener fácil, tras la última crisis del cuerpo, la que ha provocado la huida televisada del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.

Primera etapa

Los Mossos de Esquadra, desde su creación, han vivido en una permanente montaña rusa. Y Josep Lluís Trapero no ha sido ajeno a ello. El Mayor fue nombrado jefe de la policía autonómica, por primera vez, en 2013. Esta primera etapa duró hasta octubre de 2017, cuando fue destituido por el gobierno de Mariano Rajoy en aplicación del artículo 155 de la Constitución, tras la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre.

Entonces, Trapero se convirtió para el independentismo en una auténtica estrella. El encumbramiento definitivo le llegó con la gestión de los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils por parte de los Mossos. Y luego está su actuación y la de la policía autonómica con el llamado procés. Trapero siempre se movió en la ambigüedad y se censuró la inacción de la policía autonómica durante aquellos días. Los secesionistas encumbraron a los Mossos como «su policía», frente a las «fuerzas de ocupación» y a los «represores» que representaban la Policía Nacional y la Guardia Civil.

Pero ese independentismo que encumbró Trapero, y que estampó camisetas y tazas con su cara, lo repudió poco después. El mayor fue acusado de sedición y se enfrentó a un juicio en la Audiencia Nacional, que lo absolvió por considerar que no estaba acreditado que hubiera actuado en connivencia con los líderes del procés para incumplir las resoluciones del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña o del Constitucional, ni que hubieran apoyado, con la pasividad de la policía autonómica, el referéndum.

Y precisamente fue lo que dijo Trapero durante el juicio, lo que enervó a los independentistas. Para empezar, se desmarcó de la vía unilateral del Govern de Puigdemont, que calificó como «barbaridad» y aseguró que se sentía «incómodo» ante esa deriva. Dejó claro que los Mossos, como cuerpo policial, tenían que cumplir las órdenes judiciales. No solo eso. También aseguró que, junto a otros comisarios, había preparado un dispositivo para detener al entonces presidente de la Generalitat y a otros cargos y representantes políticos el día de la Declaración Unilateral de Independencia, en previsión de que así lo decidiera un juez.

Segunda etapa

Tras su absolución, el entonces consejero de Interior, Miquel Sàmper (Junts), que ahora está en el gobierno de Salvador Illa, lo restituyó como jefe de los Mossos a finales de 2020. El consejero trasladó a Trapero que tomaba esa decisión «para revertir los efectos del artículo 155». Tardó unos días el Mayor en responder a la oferta de Sàmper. De esta forma, Josep Lluís Trapero volvía a hacerse cargo de la policía autonómica sustituyendo, precisamente, a Eduard Sallent. Ahora la historia se repite.

Sin embargo, esta segunda etapa de Trapero al frente de los Mossos duró poco más de un año. Ya con Joan Ignasi Elena (ERC), como consejero de Interior, fue destituido el 20 de diciembre de 2021. El responsable de Interior justificó esta decisión con la idea de «abrir una nueva etapa» y negó cualquier tipo de «purga» con los mandos traperistas. Pero la destitución de Trapero y sobre todo, la del intendente Toni Rodríguez como responsable de la división de Investigación de los Mossos, generó un profundo malestar en el cuerpo.

Primero, porque el Mayor se enteró de su cese por los medios de comunicación. Y en el segundo caso, porque Rodríguez lideraba investigaciones contra algunos políticos, como es el caso de Laura Borràs o de Miquel Buch. Y la gota que colmó el vaso fue lo que se consideró un trato «denigrante» hacia Trapero: se le relegó a oficinas para llevar a cabo trabajos de «análisis». Pues bien, ahora, tres años después, el Mayor de los Mossos vuelve a primera línea, aunque de la política. Es su tercera vida.