Política
Las filtraciones de Rovira pidiendo «arrancar votos» con los carteles de Maragall reavivan la crisis en ERC
La portavoz del partido, Marta Vilalta, asegura que «no todo vale para ganar» y pide atajar las filtraciones
Lejos de terminarse con el apoyo a la investidura de Salvador Illa, la guerra abierta por el liderazgo de ERC se ha recrudecido en las últimas semanas. Militantes y dirigentes tienen la vista puesta en el 30 de noviembre, fecha del congreso nacional donde se elegirá la nueva dirección del partido independentista, y los ataques más o menos soterrados entre facciones rivales hacen que las heridas sin cerrar supuren.
El último episodio en esta guerra de guerrillas ha tenido lugar este lunes, cuando se han filtrado a varios medios, como Catalunya Ràdio, unas capturas de pantalla de enero en las que la actual secretaria general de ERC, Marta Rovira, pide aprovechar los carteles insultantes contra los hermanos Maragall –un ataque de falsa bandera realizado durante las pasadas municipales por una estructura paralela de la propia ERC– para rascar votos.
«Es una campaña tan agresiva que si la denunciamos públicamente quizás arrancamos unos cuantos votos de solidaridad", se lee en los pantallazos de un chat interno. En otras capturas, Rovira pregunta: “¿Cómo estamos de campaña B?», dejando patente que era consciente de la existencia de este entramado dedicado a la guerra sucia. El defenestrado Sergi Sabrià –a quien se apuntó como líder de esta estructura– responde que «a alguien tenemos».
Rovira acusa a Junqueras
Por su parte, Rovira, ha apuntado a la candidatura del expresidente del partido Oriol Junqueras como responsables de la filtración. «Desde la presidencia, se consideraba que éramos blandos, y mucha gente nos pedía que nos defendiéramos más», ha afirmado Rovira en una carta publicada en su cuenta de X, en apelación implícita a la presidencia que ocupaba Junqueras cuando aparecieron los carteles difamatorios contra los Maragall.
Ha asegurado que «los desafortunados carteles se han convertido en una verdadera campaña de contraste de una candidatura para afirmar que ellos no tienen nada que ver y señalar otros culpables de la dirección del partido», hecho que, a su juicio, resulta contradictorio con la responsabilidad orgánica que algunos de ellos ostentaban en la dirección del partido y en las campañas.
En este sentido, ha asegurado que «nunca, bajo ningún concepto, habría autorizado una campaña de contraste inmoral como esta» y ha lamentado que las filtraciones son «intencionadas, faltan a la verdad y pretenden construir una realidad que no es cierta».
«No todo vale»
Por su parte, en una rueda de prensa ofrecida este lunes, la secretaria general adjunta de ERC y portavoz del partido, Marta Vilalta, ha enmarcado la filtración de los mensajes en la pugna previa al congreso de la formación. «No todo vale para ganar», ha dicho, criticando que la filtración de estos mensajes responde a una «voluntad de desgastar y de hacer daño», al sacar a la luz unas conversaciones privadas que, según ella, están fuera de contexto.
Así, Vilalta –que también aparece en el chat filtrado– apunta hacia las candidaturas rivales, y les pide que abandonen los ataques personales.
Cuatro candidaturas
En estos momentos, hay cuatro candidaturas anunciadas para el congreso, aunque las que tienen más fuerza son dos: Militància Decidim, encabezada por el expresidente de ERC Oriol Junqueras –que tratará de recuperar el control del partido–, y la impulsada por la actual ejecutiva de la formación. Esta segunda, considerada «rovirista», se ha bautizado como Nova Esquerra Nacional, pero todavía no ha definido quiénes serán sus candidatos a la presidencia y a la secretaría general.
Por su parte, la tercera candidatura para liderar ERC, llamada Foc Nou e integrada por el exconseller Alfred Bosch, ha pedido que haya «consecuencias» tras la filtración de los mensajes de Rovira.
También han cargado contra los mensajes los miembros de la cuarta candidatura en liza, Recuperem ERC –impulsada por el colectivo crítico Primer d'Octubre–, para quienes «tanto los partidarios de Rovira como los de Junqueras han de entender que utilizar el alzhéimer en política es inaceptable».