El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sesión de control al Gobierno de este miércolesEuropa Press

El laberinto catalán

Junts ve la extrema debilidad de Sánchez como una oportunidad para arrancarle grandes concesiones

Los de Puigdemont están convencidos de que pueden aprovechar la crisis que atraviesa Sánchez para sacar tajada en la negociación presupuestaria

El micrófono le jugó una mala pasada a Elías Bendodo, coordinador general del Partido Popular, cuando en una reunión en el Senado con portavoces territoriales de su partido, trascendió que la dirección popular cree que es posible que Pedro Sánchez consiga sacar adelante los presupuestos generales del Estado (PGE) para 2025, y con ellos garantizarse su tan ansiada permanencia en La Moncloa hasta 2027. El análisis de Bendodo no está tan alejado de la realidad.

A pesar de que Gabriel Rufián, portavoz de ERC el Congreso, lleva días hablando de Junts como partido de derechas y machacando la idea de un tripartito PP-Vox-Junts, en la formación de Puigdemont creen que la extrema debilidad de Sánchez, acorralado por la corrupción y con una mayoría parlamentaria tan precaria, es una oportunidad única para lograr concesiones que en otro contexto político serían inimaginables.

Laura Borràs, presidenta de Junts hasta dentro de unos días, cuando en el congreso del partido será substituida por el propio Puigdemont, dijo esta semana que el escenario de una moción de censura «estaba abierto». No pocos en Génova 13 vieron el cielo abierto, pero a los pocos minutos el secretario general de Junts, Jordi Turull, dijo que esa opción era «ciencia ficción» y a posteriori Borràs salió a contradecirse a si misma.

Junts no tumbará a Sánchez

Junts no tiene interés en dejar caer a Pedro Sánchez, como mínimo hasta que el Tribunal Constitucional se haya pronunciado sobre la Ley de Amnistía y permita el regreso a España de Carles Puigdemont. Mientras eso no sucede puede pasar un año o incluso más tiempo.

La dirección del partido neoconvergente cree que el momento actual, con ERC entregada al PSC en el Parlament de Cataluña y sumida en una crisis interna muy profunda, con acusaciones de juego sucio y cuatro candidaturas enfrentadas luchando por el liderazgo del partido, es el momento oportuno para marcar perfil político propio en Cataluña, arrinconar a ERC e incomodar a Salvador Illa.

En este contexto, los de Puigdemont están abiertos a negociar la tramitación de los PGE para 2025, con la convicción de que todo lo que pongan encima de la mesa les será concedido.

En Junts están preparando una lista de peticiones que irán presentando en batería, para primero poder aprobar la senda de estabilidad y el techo de gasto y luego negociar el presupuesto con la contrapartida de otra serie de concesiones.

Entre el primer paquete de medidas que Junts va a exigir está que el Estado entregue a la Generalitat todo el dinero que se pacte en inversiones y que no se llegue a ejecutar. Junts usa datos de la Intervención General del Estado (IGAE) según la cual el grado de ejecución de inversiones en el primer semestre de 2023 fue del 16%, 370 millones sobre 2.272 previstos. Solo Cantabria tiene un porcentaje peor.

No terminan ahí las peticiones de Junts, Miriam Nogueras ha trasladado a Maria Jesús Montero que debe ampliarse el margen de déficit de las CC.AA, que en el proyecto de estabilidad que Montero retiró, según Sánchez, hasta que sus socios ERC y Junts hayan celebrado sus congresos, se situaba en el 0,1%. El anteproyecto, ahora congelado, situaba el déficit de todas las administraciones públicas en el 2,5% de los que solo el 0,1% era asumible por las comunidades.

Liderazgo de Puigdemont

Junts no tiene un escenario de incertidumbre ni luchas internas equivalente al de ERC. Su congreso tendrá sus más y sus menos, como el giro liberal de su ponencia económica y el debate sobre si los cargos de partido deben elegirse en listas abiertas o cerradas pero el liderazgo de Puigdemont y su entorno más cercano no está en cuestión.

Es más, avanzar en algunos aspectos de la negociación en las fechas previas al congreso del partido, previsto para el próximo fin de semana, podría ser una tarjeta de presentación para la nueva dirección encabezada por Puigdemont.