Entrevista a Iván Teruel, profesor de secundaria en Gerona
«Nos encontramos con una generación que no maneja el registro culto del español con cierta solvencia»
Este profesor de instituto también considera que hay un déficit importante de comprensión lectora
Iván Teruel es profesor de Lengua y Literatura española en un instituto de Gerona. También pertenece a la plataforma Docentes Libres. Ha explicado a El Debate cómo ve la situación educativa en Cataluña y cómo influye la inmersión lingüística solo en catalán, hasta el punto de que hay una generación entera, dice, que no está aprendiendo el español como debiera. Y no tiene acceso al registro culto.
— Los resultados educativos en Cataluña no son buenos. Sin embargo, hay expertos que apuntan a que no hay que fijarse solo en eso, porque también hay indicadores que no son tan malos, en Cataluña en particular, pero en la educación española en general. ¿Está de acuerdo?
— Siento discrepar un poco, porque todo lo que ha ido saliendo de informes Pisa, PIL o de evaluaciones diagnósticas en primaria, al menos en Cataluña, no parecen apuntar hacia ahí. Al contrario, parece que estamos a la cola de resultados de España y de Europa.
— ¿Entonces no hay un mensaje para el optimismo? Es lo que aseguran esos expertos, que se está instalado en el derrotismo, desde el punto de vista educativo.
— Los resultados están ahí. La visión que tengo de la enseñanza tiene que ver también con la experiencia cotidiana, con la experiencia profesional, con la deriva que muchos profesores venimos denunciando durante los últimos años. Yo no sé si se trata de una visión derrotista. Nosotros creemos que es realista.
Es decir, la educación no funciona todo lo bien que debiera funcionar y creemos que tiene que ver con el modelo educativo, con determinados mensajes, con determinada concepción de la educación, con determinadas nuevas tendencias pedagógicas, que creemos que han ido en perjuicio de la educación.
Eso sin menoscabo de considerar que hay otras circunstancias, como las socioeconómicas, que también influyen en los resultados globales. No es lo mismo, no pueden ser iguales los resultados de una región donde hay mucha inmigración, muchos alumnos que provienen de otras culturas, de países con otras lenguas, que una región donde no haya ese porcentaje de inmigración. Y el modelo educativo, tiene que contemplar también esas particularidades.
— Bueno, en cualquier caso, ya lo comentabas antes, si miramos los informes Pisa o PIL, al menos Cataluña sale mal parada. De hecho, está a la cola en prácticamente todos los aspectos que se estudian, entre ellos, la comprensión lectora.
— Sí, yo que soy profesor de Lengua y Literatura es algo que he comentado con otros profesores, no solo de lengua española, sino también de lengua catalana. Parece que hay un problema generalizado con la comprensión lectora de textos relativamente sencillos, en niveles ya un poco avanzados, como un tercero o cuarto de ESO. Parece que los alumnos tienen cada vez más dificultades para entender el sentido global de un texto. Esto puede tener que ver no solo con el hecho de que no leen demasiado habitualmente, no tienen el hábito lector, sino también con el diseño, por ejemplo, de las pruebas competenciales.
— ¿Y eso?
— Porque está organizado en torno a preguntas de respuesta multi-opción. Y muchas veces lo único que piden es la localización de la información, con lo que el alumno puede acertar muchas preguntas yendo al párrafo concreto donde se consigna esa información. Pero aun acertando todas esas respuestas, no tienen una visión de conjunto del texto y no lo entienden globalmente. Por eso digo que el diseño de las pruebas también puede influir. Y después tenemos una situación particular en Cataluña del modelo lingüístico.
— ¿Cómo influye?
— Los estudios que se han ido publicando últimamente hablan de que los alumnos que son hispanohablantes, no solo los que vienen de Latinoamérica o los que vienen de otras partes de España, sino los catalanes que tienen el castellano como lengua materna, tienen una dificultad añadida a la hora de comprender textos en catalán. Y recordemos que, en las pruebas PIL y las pruebas Pisa, la comprensión lectora se hace en catalán.
— Ya se comentaba ahora. En Cataluña está el problema de la inmersión. No sé si la compartirás o no la afirmación, pero se dice que hay una generación entera de niños que no están aprendiendo castellano, o al menos no lo están aprendiendo como debieran, no del todo bien.
— La sensación es esa, al menos que no están aprendiendo en su registro culto o formal. Evidentemente, yo tengo la sensación de que, entre el alumnado, la lengua de uso entre ellos, fuera del contexto académico, fuera de la clase, es el castellano mayoritariamente. Pero sí que es cierto que nos encontramos con una generación que no maneja el registro culto con cierta solvencia. Me encuentro, cuando hacemos comprensiones lectoras en clase, con que los alumnos no conocen el significado de palabras que parecen de uso común, como por ejemplo me pasó hace unas semanas con la palabra transeúnte.
— ¿No entendían esa palabra?
— Los alumnos no sabían qué significaba la palabra transeúnte. En cambio, yo les pregunté si sabían cuál era la el significado de la palabra vianant, lo que sería el equivalente en catalán a viandante, a transeúnte en castellano. Y sí que la tenían muy clara. Por eso quiero decir que los alumnos están cada vez menos familiarizados con el registro culto.
Claro que escuchan el castellano en la calle, en los medios de comunicación, en internet, pero hay un registro concreto al que solo tienen acceso en las clases de castellano y se dedican muy pocas horas. Y es que, con la nueva reforma de la LOMLOE, por ejemplo, en primero y tercero de ESO se quitaron horas. Pasaron de 3 obligatorias a 2. Algunos centros pueden compensar con horas que se llaman de libre disposición, pero lo cierto es que con esta ley se reducen horas de lengua. Vamos, que las medidas que se van tomando y las nuevas leyes no favorecen en absoluto a la mejora de la comprensión lectora.
— A la Generalitat no le gusta hablar de porcentajes, al menos en la educación obligatoria, en la Universidad es otra cosa, cuando se habla de enseñanza de lenguas. ¿Pero qué porcentaje de enseñanza en español se consideraría buena para que no quede relegada prácticamente al nivel de una lengua extranjera?
— Yo he ido variando la opinión sobre este tema controvertido. Pero creo que lo más justo sería un 50 % de las asignaturas que no son de lengua, es decir, que el 50 % se impartieran en castellano y el otro 50 % en catalán. Sería lo más justo porque refleja de manera más fiel la realidad sociolingüística de la región. Y eso permitiría también a los alumnos estar en contacto con el registro estándar culto del castellano en más asignaturas, lo que iría en beneficio de, por ejemplo, la incorporación de cierto vocabulario, de determinadas estructuras lingüísticas, etcétera.
— Más allá de esta cuestión, hemos conocido cifras que dan qué pensar. Según la Fundación Bofill, 13.000 alumnos abandonan la Formación Profesional y el Bachillerato cada año en Cataluña. Y tienen más posibilidades de dejarlo los alumnos precisamente con un nivel bajo de competencias básicas
— Es que es un problema de base. Parece la consecuencia lógica de un sistema que, como he dicho antes, se ha ido devaluando, y en el que el nivel de exigencia sigue bajando. Hay una especie de promoción automática encubierta. Es decir, aquello que se instaló a mediados de los años 90, con la implantación de la LOGSE, que hablaba de la promoción automática, es decir, que los alumnos no podían repetir, pues ahora estamos en esa línea.
No es que esté recogido legalmente, pero hay subterfugios legales que vienen a decir que la repetición es una medida excepcional. De ahí que se puedan dar situaciones estrambóticas, como que, en las evaluaciones finales, pasen de curso alumnos que tienen 7 u 8 asignaturas suspendidas, mientras que se quiere hacer repetir a alumnos que tienen 3 o 4, porque el argumento es que a unos no les va a aprovechar y a otros sí. Pero eso es muy difícil de defender.
— También se quejan algunos profesores de falta de disciplina, que no se ve al profesor como una autoridad
— Tengo la sensación, al menos en el centro en el que yo estoy, que la disciplina es cada vez más laxa. En nuestro centro, por ejemplo, desapareció la sala de expulsados. Ahora, ante un acto de indisciplina, se ponen puntos negativos, que, al final, pueden acarrear expulsión a casa o tener que ir a hacer alguna tarea por la tarde al instituto. Pero también se nos dice que la expulsión de clase, tiene que ser una medida excepcional, y tiene que ser consecuencia de un comportamiento muy grave.
¿Qué ocurre? Eso crea determinadas dinámicas en clase. Los alumnos que sí que están interesados también se desmotivan más, porque ven que no se puede avanzar, porque cuesta mucho impartir materia, al dedicar una parte importante de tiempo de la clase a intentar recuperar el orden. Y se hace muy complicado.
— Luego está la administración, que tampoco ayuda. Ahora la Generalitat quiere cambiar el sistema de matriculación para la FP de grado medio, por ejemplo, porque se hacía tan tarde que hay alumnos que a mediados de septiembre no tenían plaza asignada. Y, al final, algunos estudiantes acaban dejando los estudios.
— Parece ser que se quiere diversificar la oferta y simplificar el procedimiento de acceso de matriculación a la Formación Profesional, a los ciclos, porque era un poco laberíntico. Pero vamos, no deja de ser una muestra más del proceso de burocratización delirante del que se encuentra la administración y que los profesores lo venimos denunciando desde hace bastantes años. Y esta situación, resta eficiencia y eficacia, no solo desde un punto de vista pedagógico, sino desde un punto de vista administrativo.
Es que la consejera de Educación, Esther Niubó, llegó a reconocer que había alumnos que no se habían podido matricular porque no entendían bien las directrices de la matrícula. Ahí tenemos un problema, cuando la administración, en vez de facilitar la vida a los usuarios, a los ciudadanos, lo que hace es complicarla.