La líder de Aliança Catalana, Silvia Orriols, en el Parlament, en una imagen de archivoEuropa Press

Política

Pugna por controlar el independentismo: ERC va rota a su congreso y a Junts le comen terreno por la derecha

La cita electoral de los republicanos y la caída en las encuestas de los postconvergentes acompañan el auge de Aliança Catalana

Los partidos independentistas viven días agitados. En Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), las espadas están en alto a pocos días del congreso que decidirá quién presidirá el partido. Se vota este sábado, 30 de noviembre, y se presentan tres listas, entre las que destaca la del expresidente republicano Oriol Junqueras, que tiene a casi toda la cúpula actual del partido en contra.

Por ejemplo, la expresidenta del Parlament Carme Forcadell rechazó recientemente esta candidatura, a pesar de que fue presidenta gracias a Junqueras. Algunos parecen haber perdido la memoria, o tal vez sea que en política no existen las amistades ni el pago de favores.

Forcadell incluso lo señala como responsable de la estructura B que actuaba al margen del partido. Para ella, desde que se destapó el escándalo de los carteles contra los hermanos Maragall, Junqueras se desentendió de asumir responsabilidades aduciendo que estaba en prisión, al margen del día a día de ERC.

No es la única voz crítica. La candidata de Foc Nou, Helena Solà, ha asegurado que ve probable una «avalancha de bajas de militancia» en función del resultado del congreso. Solà no ha descartado una posible escisión en la formación, pero ha hecho un llamamiento a la militancia para que nadie abandone la organización tras la votación porque «gane quien gane el partido está en horas bajas» y se necesita el trabajo de todos.

«ERC no es un grupo de macramé, es un partido político, y hemos venido aquí a hacer política, a mejorar la vida de las personas: la educación pública, la sanidad pública, los Rodalies y tantos otros ámbitos», repite. Recordemos que a las elecciones se presentan Foc Nou (Solà), Militància Decidim (Junqueras) y Nova Esquerra Nacional, la candidatura rovirista encabezada por Xavier Godàs.

Miedo en Junts

Estos problemas internos de ERC se suman a los de Junts, puestos de manifiesto en el reciente barómetro publicado por el Centro de Estudios de Opinión (CEO), según el cual el partido de Puigdemont está atascado y perdería entre tres y cinco escaños en una hipotética repetición electoral a día de hoy.

A pesar de los gestos y las exigencias de Puigdemont a Sánchez, su partido no consigue robar votantes a ERC, su rival directo, que sí mantendría sus 20 diputados en el Parlament, según la encuesta del CEO. Un resultado favorable, teniendo en cuenta la evidente división interna de los republicanos y su crisis reputacional.

Si hablamos del Congreso de los Diputados, ambos partidos están aguantando el gobierno de Pedro Sánchez, con lo cual el desgaste a ojos independentistas debería ser, a priori, el mismo. Este resultado del CEO debe hacer reflexionar a Puigdemont. A pesar de considerarse el partido clave para el gobierno, sus resultados no reflejan esta supuesta fuerza en Madrid.

Además, el barómetro refleja una sangría de votos hacia la derecha. Y no nos referimos al Partido Popular ni a VOX, sino a Aliança Catalana: el partido de la alcaldesa de Ripoll, Silvia Orriols, subiría de los dos que tiene actualmente a entre seis y siete diputados. Según la encuesta, este aumento está vinculado a la pérdida de votos de Junts.

Ahora bien, teniendo en cuenta las palabras de Solà, posiblemente en un próximo CEO veamos como tanto ERC y Junts caigan en intención de votos y suba más Orriols. Si ERC se fragmenta, el partido natural para ellos es Aliança Catalana. Un partido independentista y republicano, con la desventaja de ser de derechas.

Unas diferencias ideológicas que pueden salvarse, máxime cuando Orriols siempre ha dicho que está dispuesta a recibir a todo el mundo, desde ERC hasta VOX, en el caso que estos últimos se volvieran independentistas, porque en todo lo demás pueden ir cogidos de la mano de Aliança Catalana.