Navajas

Seguridad

Preocupación por la presencia de armas en Cataluña: más de 5.000 navajas y pistolas confiscadas en medio año

Este fin de semana vuelve a estar operativo el Plan Daga, que incluye controles para requisar armas blancas

A los responsables de seguridad en Cataluña les preocupa el incremento de la presencia y también el uso de armas blancas en las calles. Para combatirlo, se puso en marca el llamado Plan Daga que, este fin de semana, vuelve a estar activo. Concretamente, empezó a las diez de la noche del pasado 28 de noviembre y se mantendrá hasta este lunes a las seis de la mañana. Habrá, durante estos días, controles de paso, en zonas de ocio nocturno y patrullajes preventivos. Y, tal y como avisaron los responsables de la policía autonómica, se llevarán a cabo registros e identificaciones.

Según datos de los Mossos de Esquadra, durante los seis primeros meses del año se han intervenido 4.545 armas blancas, o lo que es lo mismo, una media de unas 25 al día, y 562 armas de fuego. Estas cifras suponen la mitad de todas las que se intervinieron el año pasado, por ejemplo. Dos de cada tres armas eran navajas, y un 30 por ciento, prácticamente, cuchillos. Pero se ha incautado de otro tipo de material, como puñales, dagas, hachas, catanas y hasta un tipo de armas, que es como un bastón vacío que lleva una hoja de espada oculta, así como bayonetas.

En una respuesta a una pregunta parlamentaria de Vox, la consejera de Interior, Núria Parlon, admitió un «aumento de los incidentes con armas blancas en Cataluña en diferentes tipologías delictivas». Aunque eso sí, también precisa que se están destinando todos los recursos necesarios para intentar revertir esta situación y, por el momento, reducir la presencia de este tipo de armas en las calles.

En este sentido, juega un papel importante el plan Daga: «el objetivo final ha sido llevar a cabo la máxima prevención posible en la posesión de armas blancas e intervenirlas cuando estas se llevan sin cumplir los requisitos legales, son usadas o exhibidas de forma negligente, temeraria o intimidatoria o fuera de los lugares habilitados», se apunta en la respuesta.

La consejera de Interior, desde luego, está utilizando otra táctica diferente a la de su antecesor, Joan Ignasi Elena. Durante una intervención parlamentaria, recordaba Parlon que había sido alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet durante 15 años y conocía de primera mano la situación. Aseguró que «las cifras no eran buenas» y que los datos «son preocupantes». Y no reconocerlo, añadía, sería «un error».

Lo cierto es que las intervenciones de armas blancas, tanto en procedimientos administrativos como las penales, están en máximos históricos. Según datos obtenidos por la ACN, se han triplicado las actuaciones policiales por delitos que acaban con una intervención de arma blanca, en un período de diez años, entre 2013 a 2023. En concreto, se han pasado de 501 procedimientos a 1613 el año pasado. Y este año ya van por las 1.289, cifra muy similar a la del año pasado por estas fechas (entre enero y septiembre). Esto supone, de media, unas cinco actuaciones diarias con intervención de arma blanca y casi 145 mensuales.

En cuanto a la tipología de delitos que se cometen con ellas, el mayoritario es el de amenazas y coacciones; una cuarta parte son delitos de lesiones (se incluyen los malos tratos en el ámbito familiar) y otra cuarta parte son delito contra el patrimonio, como los delitos de hurto, robo con fuerza y daños.

«Cultura de la navaja»

Y es en el distrito de Ciutat Vella, en Barcelona, la que tiene una ratio de casos más alta: 140,8 por cada 100.000 habitantes y es también donde más actuaciones con intervenciones de armas blancas en el ámbito penal se llevan a cabo, 149. Cifra que doble a las áreas policiales que se liguen, Terrassa y Badalona, que registran unos 65 casos. Y en cuento a la ratio, y en comparación a otros distritos de la ciudad, como Sants - Montjuic, es que casi lo quintuplica. En este último distrito se dan 32 casos por cada 100.000 habitantes.

¿Qué es lo que sucede en Cataluña? La portavoz de los Mossos, Montserrat Escudé, aseguraba que este fenómeno de las armas blancas está vinculado, primero, al narcotráfico, y a crímenes en general, así como a espacios de «interacción social» o actividades lúdicas. Por este motivo, se hacen controlas en zonas de ocio nocturno.

Aun así, asegura que este problema «no es exclusivo de Cataluña» sino que es compartido con las sociedades occidentales, y se da también en otros países europeos, como es el caso del Reino Unido.

Según explican los responsables policiales, hay un doble componente que explica por qué se llevan armas blancas encima. Hay quienes tienen como objetivo cometer un delito con ellas, pero hay otros que las llevan como medida de protección o por miedo de sufrir un delito. Y a todo eso hay que añadir el perfil de la persona que lleva ese tipo de armas. El más habitual, se da en nueve de cada diez detenidos, son hombres y la edad media es de unos 34 años.

Desde hace algún tiempo, los vigilantes de seguridad privada también han pedido participar en esos controles que establece el plan Daga. Controles que para alguna asociación, como ADN sindical, no solo deberían hacerse en las zonas de ocio nocturno, sino también en puntos de transporte público para evitar males mayores. Explican que la situación ha cambiado mucho en los últimos años. Antes se producían también peleas en discotecas, por ejemplo, pero todo se solucionaba a puñetazos. Ahora no, ahora entran en juego las armas blancas y los resultados pueden ser mucho peores, nos dicen desde este sindicato.

En cualquier caso, el teniente de alcalde de seguridad, Albert Batlle, hablaba de la «cultura de la navaja» que se había instalado en Barcelona en general, y en Cataluña en particular y que quizás, añadía, sea «importada de tradiciones de bandas de otros países», como las latinas, que tienen cultura de «salir de casa con una navaja».