Víctimas y autoridades locales han acudido al homenajePolicía Local de Sabadell

Sabadell homenajea a los 6 policías nacionales asesinados por ETA en 1990

En el acto se han ausentado representantes políticos independentistas y de extrema izquierda

Treinta y cuatro años hace que Miguel Marcos, Ramón Díaz, Juan José Escuredo, Eduardo Hidalgo, Francisco Pérez, y Juan Gómez, seis agentes de la Policía Nacional fueron asesinados en la localidad barcelonesa de Sabadell cuando un comando etarra hizo explotar un coche bomba al paso de su furgoneta.

Por este motivo, la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT) ha realizado un homenaje a los agentes de la Policía Nacional al que ha asistido también el Ayuntamiento de la localidad, gobernado por los socialistas. Eso sí, se han ausentado los partidos independentistas y los de la extrema izquierda como la CUP y la Crida.

Monolito instalado en memoria de los agentes asesinadosAyuntamiento de Sabadell

Durante el acto, el presidente de ACVOT, José Vargas, ha leído un breve manifiesto, donde ha subrayado que el acto sirve para rendir «un emotivo recuerdo y memoria» a los agentes asesinados y al conjunto de víctimas del terrorismo. «En especial, rendimos tributo a los que verdaderamente cumplen cadena perpetua por estos hechos, y no me refiero a los terroristas, sino a los familiares y amigos de los fallecidos», ha manifestado.

El atentado tuvo lugar el 8 de diciembre de 1990. Aquel día, los etarras Joan Carles Monteagudo y Juan Félix Erezuma, ambos muertos un año después en un enfrentamiento con la Guardia Civil, colocaron un vehículo en un cruce por el que tenía que pasar obligatoriamente el convoy policial que acudía al estadio de fútbol para dar seguridad al partido Sabadell - Málaga.

Cuando el convoy circula por esa rotonda, los etarras hicieron explotar el coche mediante control remoto y dio de lleno a uno de los furgones. Seis de los ocho agentes de policía fueron asesinados y los otros dos resultaron heridos de gravedad.

Se da la circunstancia de que, a pesar de que los agentes acudían a cubrir un partido de fútbol, éste no se suspendió; tan solo se guardó un minuto de silencio al inicio del mismo. Ese minuto de silencio, que la semana siguiente se repitió en todos los campos de fútbol, ni tan siquiera tuvo lugar en el estadio de San Mamés, donde jugaba el Athletic de Bilbao.