Sociedad
Sant Guim de Freixenet y su histórica apuesta por la suerte: 122 años jugando el 11457 sin premio
Una tradición que une generaciones y simboliza el inicio de la Navidad en el pueblo
En 1903, un grupo de amigos de Sant Guim de Freixenet (Segarra) escogió el número 11457 mientras jugaban a cartas y decidió probar suerte con él en la lotería. Desde entonces, este número ha pasado de generación en generación, convirtiéndose en una tradición navideña que perdura más de un siglo. Aunque nunca ha sido premiado ni en el Sorteo de Navidad ni en el de Reyes, el 11457 sigue siendo un emblema para los vecinos.
Francesc d'Assís Lluch, alcalde del municipio, asegura que para los habitantes del pueblo las fiestas comienzan al comprar este décimo. «Desde 1903 estamos intentando tentar a la suerte, pero nunca llega. Sin embargo, no entendemos la Navidad sin él», afirma.
Del bar al restaurante, una herencia que no se rompe
El número se vendió durante décadas en un bar local regentado por Joan Forn, descendiente directo de los amigos que lo eligieron. Cuando el bar cerró por jubilación, Forn cedió la tradición a su sobrino, quien continúa ofreciendo el décimo en su restaurante de Calaf (Anoia). «Ya somos la tercera generación jugando el mismo número. Es algo que no podemos dejar de hacer», explica Forn.
El 11457 atrae cada año a cientos de personas que viajan al restaurante de Jordi Sangrà para adquirir su billete. Según Sangrà, el número no es solo una apuesta, sino un legado familiar: «Los que lo compran ahora son hijos y nietos de quienes lo compraban antes. Es una tradición que forma parte de la Navidad».
Los sueños cambian, la ilusión no
Después de más de un siglo sin premios, las prioridades han cambiado. «Cuando te haces mayor, los sueños son otros», comenta Forn. Aun así, su hermana Montserrat no pierde la esperanza y tiene un viaje planeado para el día en que el número sea finalmente premiado.
Este año, con motivo de los 122 años de historia, Jordi Sangrà ha lanzado una edición especial de botellas de cava con el 11457 grabado en las chapas. Además, como novedad, ha decidido probar suerte también con el número inverso: el 75411. «Quizás nuestros antepasados se equivocaron al ordenar las cartas», bromea.
Mientras el 11457 sigue sin dar premio, su valor simbólico crece con cada Navidad, reafirmando su papel como una tradición que une generaciones y refuerza el espíritu comunitario de Sant Guim de Freixenet.