Carles Puigdemont y Jordi Turull, en una imagen de archivoEFE

El laberinto catalán

El espejismo del PP ante un nuevo ‘pacto del Majestic’: Junts deja claro que CiU no ha resucitado

Los de Puigdemont insisten en que sus alianzas con los populares son meramente coyunturales

Los acontecimientos políticos se precipitaron en los últimos días. El martes de esta semana, Carles Puigdemont amenazó a Pedro Sánchez con «consecuencias irreversibles» si no permite el debate parlamentario sobre si debe someterse a una cuestión de confianza o no.

El jueves por la mañana Alberto Núñez Feijóo afirmó en la copa de Navidad del PP que «Junts es un partido coherente y un interlocutor válido». Ese mismo día por la tarde, en el Congreso, Junts y el PP se aliaron para tumbar el recargo fiscal a las eléctricas.

Para añadir incertidumbre a la situación, el secretario general de VOX, Ignacio Garriga, apunta a que su partido podría votar una moción de censura para echar a Sánchez. El debate está servido y tiene dos vertientes: ¿Puede haber un cambio de mayorías que llevaría a Sánchez a terminar como empezó, víctima de una moción de censura? ¿El PP debe y puede pactar con Junts?

El PP ve un oasis

Las posibilidades reales de que Junts y el PP lleguen a un acuerdo para descabalgar a Sánchez es un tema muy de moda en Madrid, pero no tanto en Barcelona. Agustí Colomines, diputado de Junts en el Parlament y persona muy próxima a Puigdemont, lo explica así: «El voto de Junts en el tema energético es práctico, no ideológico».

Para Colomines, era preciso «garantizar las inversiones en Tarragona», y destaca que el resto de medidas fiscales del PSOE han sido aprobadas. «No dudo que la estrategia del PP sea desestabilizar al Gobierno de Sánchez, pero es absurdo pretender que un partido independentista subordine sus intereses a los de uno de los partidos dominantes en Madrid».

El diputado de Junts Agustí Colomines, en una imagen de archivoEuropa Press

En ocasiones, al igual que el viajero perdido en mitad del desierto, el PP alucina y ve un oasis con agua, cuando en realidad Junts solo tiene intereses coyunturales. El secretario general del partido independentista, Jordi Turull, ha dejado claro repetidamente que no hay ninguna posibilidad de que Junts apoye una moción de censura contra Sánchez.

PP, PSOE y Junts

El mundo empresarial catalán ha creado un potente lobby en Madrid, logran éxitos uno tras otro: tumbar el recargo a las energéticas, reducir el impuesto de sociedades a las pymes, chutar a calendas graecas el tema de la reducción de la jornada laboral... pero todo es coyuntural.

Esos poderes fácticos no aspiran a la resurrección del pacto del Majestic. A la vez que impulsan pactos PP-Junts en el área económica-fiscal, siguen cultivando la relación con los socialistas y avalan la amnistía o apoyan la financiación singular para Cataluña. Illa es hoy un presidente bien recibido en Fomento y PIMEC, y Sánchez solo puede pisar la calle sin temor a ser abucheado cuando visita Cataluña.

Junts sigue la misma estrategia que las patronales: una de cal y otra de arena, pero sin llegar a tensar la cuerda y evitando que se rompa. Los siete diputados de Puigdemont dejan al gobierno de espaldas al tatami una y otra vez, pero sin dejar de negociar. Reclaman la aplicación integral de la amnistía y exigen una reunión en Bruselas entre Sánchez y Puigdemont.

Feijóo hace unas semanas se ofreció a encabezar una moción de censura, insinuando que la presentaría si Junts se comprometía a votarla, pero los de Puigdemont jamás recogieron el guante a su ofrecimiento. El peneuvista Aitor Esteban ha amenazado, desde la tribuna del Congreso, en más de ocasión, en contar todo lo que el PP le ofreció a cambio de que apoyaran la investidura de Rajoy, y las reuniones con Junts en verano de 2023 fueron confirmadas por Esteban González Pons y Elías Bendodo.

Dentro del PP no hay unanimidad sobre la estrategia de acercamiento y cortejo a Junts. El líder del PP catalán, Alejandro Fernández ha pedido «quitar a Puigdemont la llave de la política española por tóxico y radioactivo». Otros líderes populares como Isabel Díaz Ayuso o Cayetana Álvarez de Toledo permanecen en silencio.

El presidente de Junts, Carles Puigdemont, durante la entrevista con TV33Cat

El PP vive dividido sobre qué actitud mantener hacia Junts, ya que unos creen que hay que normalizar la relación con los de Puigdemont. Esa facción considera que concedida la amnistía y la financiación, Junts tiene poco más que pedir y que el PP puede alegar que «ya se encontró todo hecho». Otros, en cambio, consideran que Junts es una fuerza dirigida por un prófugo de la justicia que tiene por objetivo la destrucción de España y que, en consecuencia, no hay nada que pactar con Puigdemont y los suyos.

La estrategia que siga el PP para intentar ganarse el favor de Junts puede dar resultado o no. Si se analiza detenidamente, parece una estrategia suicida, dado que Junts es una fuerza política que ha demostrado su capacidad de desestabilización.

Además, el acercamiento a Junts implicaría cesiones que provocarían un choque inmediato entre la necesidad de Génova de ceder a las pretensiones de Junts, a cambio de acceder al poder, con las posiciones de los barones autonómicos del PP contrarios a que se dé a Cataluña un trato singular que perjudique a sus comunidades.

La cuestión central es: ¿España necesita un cambio de poder únicamente para substituir a Sánchez por Feijóo o necesita una nueva política en la que un grupo minoritario, con solo el 2% de los diputados del Congreso, no condicione de forma absoluta la vida y la política española? La respuesta la tiene Feijóo.