El presidente del PP de Cataluña, Alejandro Fernández, durante su intervención en el pleno de la cámara catalana

El presidente del PP de Cataluña, Alejandro Fernández, durante su intervención en el pleno de la cámara catalanaParlament

Cataluña

Alejandro Fernández acusa a Génova de considerar como «mayordomos» a los líderes del PP catalán

Critica la «obsesión» de la dirección nacional del PP por «encontrar un unicornio moderado» en Junts

Ya se sabe que la relación del presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, con Génova no ha sido «idílica». Y él lo reconoce en su primer libro, en 'A Calzón quitao', que se presenta hoy, y en el que no duda en seguir lanzando críticas contra la dirección de su partido por el enfoque que ha tenido históricamente con Cataluña. En este sentido, asegura que todas las direcciones del PP, «sin excepción» han hecho de «trituradoras» de los líderes del partido en esta comunidad autónoma.

Fernández apunta a que desde el momento en que alguien asume la presidencia de la formación en Cataluña, se organiza rápidamente una «pinza» para preparar su inminente sustitución. En definitiva, se opta por la táctica de «defenestrar» a los líderes del PPC «hagan lo que hagan». Eso, y que la estrategia está centrada en «las tutelas» de la dirección nacional que, según él, lo impone todo, desde candidaturas a proyectos, pasando por los mensajes. Y apunta: «si sale bien, es gracias a su genialidad. Si no, es culpa del tutelado. Se le sustituye ya empezar de nuevo».

Y para el presidente del PP catalán, el hecho de que las diferentes direcciones nacionales hagan caso omiso, y de forma repetida, a lo que las bases del partido en Cataluña hayan votado, «se trata de una estrategia reiteradamente suicida». Y es la razón también por la que la formación no acaba de arrancar en este territorio, porque la sociedad percibe que los líderes del PPC son como unos «peleles sin personalidad propia que solo estamos para recoger en el aeropuerto a los que de verdad mandan». Y, a su vez, desde Génova actúan como si el presidente de los populares en Cataluña solo está para hacer de «mayordomos» del partido.

Y según Fernández, por esta situación han pasado muchos, empezando por Alejo Vidal-Quadras, Xavier Garcia Albiol o Josep Piqué, pero también la han vivido otros líderes en el País Vasco, como Alfonso Alonso o Borja Sémper. En este sentido, deja claro que no tiene intención «asumir este escenario» y advierte que «nunca callará» ante lo que considera que no está bien. Entre otras cosas, porque si no se cambie de estrategia, y se da la sensación de que todo se acaba decidiendo «desde fuera», la recuperación que ha tenido el PPC en las últimas elecciones será «un espejismo».

La insistencia en el «unicornio moderado» de Junts

Pero Alejandro Fernández no solo critica la estrategia de su partido en Cataluña, también en lo que se refiere a su relación con Junts en particular y con el secesionismo en general. Insiste en que es un «error» llegar a cualquier acuerdo con ellos, algo que ya aseguró después de las elecciones generales del 2023, y que ya estuvo a punto de costarle el cargo. Y, de hecho, cuestiona la estrategia de su partido en intentar «encontrar un unicornio moderado en Junts».

Asegura que «corría la ridícula teoría que no negociaban con el maléfico Puigdemont, sino con una especie de Junts bueno y moderado que apartaría del liderazgo al de Waterloo. Pero no solo continúan dirigidos por él, sino que la presión de Aliança Catalana les empuja a una mayor radicalidad». Y deja claro que «no somos nosotros lo que tenemos que seducir a Junts, sino que ellos son los que tienen que cambiar para aceptar las reglas del juego democrático».

Pero a juicio del presidente del PP catalán, esta estrategia con el separatismo no es nada nuevo. Explica en el libro que unos días antes de que se celebrara el referéndum ilegal, defendió ante la entonces vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que había que situarse «en el peor de los escenarios» porque los independentistas se atreverían a llevar a cabo la DUI. La respuesta de la vicepresidenta fue que le falta «perspectiva».

Explica que le continúa resultando sorprendente que el Gobierno de Rajoy pudiera creer que «con diálogo se podía frenar a los independentistas porque se veía claramente su determinación en saltarse todas las leyes posibles». Del mismo modo, tampoco comparte el discurso de entonces de que «no se había producido ningún referéndum». Nunca antes, asegura, había visto a las bases del partido «tan hundidas».

Por lo demás, considera que fue un «error» que el PP aceptara durante la campaña de las últimas elecciones «la demonización» de Vox, aunque en el mismo sentido lamenta que Santiago Abascal está «más obsesionado con sustituir al PP que en echar a Sánchez».

Y apuesta por una reforma de la Constitución para blindar el Estado de las autonomías, con el objetivo que la Carta Magna recoge de forma más clara las competencias de las comunidades autónomas y garantizar que la administración no está «cuadriplicada», entre otras cuestiones. Y, en este ámbito, deja claro que el PSC «no es ni será un partido constitucionalista». Y esta premisa, asegura, hay que asumirla para adaptarle a lo que vendrá, porque la única incógnita, precisa, «es hasta donde estarán dispuestos a retorcer la legalidad para mantenerse en el poder».

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