6. Palacio Güell. Esta obra, al igual que la anterior, fue encargada por Eusebio Güell, quien sentía una profunda admiración por el arquitecto y su obra. Se ubica en la calle Nou de la Rambla de Barcelona y, a pesar de ser impresionante, es una de las obras de Gaudí que ha pasado más desapercibida. Eusebio Güell quería levantar un palacio cuyos jardines conectaran con su vivienda, que en ese entonces se ubicaba en la Rambla de los Capuchinos. Para esta petición, Gaudí llego a presentar hasta 25 bocetos, que iban desde estilos orientales hasta el estilo tradicional de las grandes casas señoriales catalanas. El palacio tiene una extensión de 2.850 metros cuadrados. La fachada de la edificación está hecha de ladrillo, piedra y hierro forjado. Cuenta con un sótano, una planta baja, entresuelo, planta noble y segundo y tercer piso. Uno de los aspectos más particulares de esta edificación son las puertas de entrada. Estas son de un tamaño monumental, y es que fueron diseñadas de esta manera para que los que entrasen, lo hicieran con sus caballos. Como de costumbre, el palacio incluye muchos motivos vegetales y animales, los más conocidos y monumentales un par de serpientes, y un ave fénix. Esta obra fue inaugurada en la Exposición Universal de Barcelona de 1888, a pesar de que no estaba todavía terminado. Fue acabado dos años después, en 1890.