Varios turistas se hacen fotos junto a la Sagrada Familia, en Barcelona.EP

Cataluña

Las juventudes de la CUP publican un manual para sabotear pisos turísticos con martillos o silicona

El popular Daniel Sirera pide que el alcalde denuncie la formación, y que la Fiscalía actúe

Las juventudes de la CUP, Arran, se han marcado como objetivo el turismo, especialmente la lucha contra las viviendas turísticas. Consideran que el sector es, en buena medida, responsable de la «gentrificación» que sufre algunos barrios de Barcelona, y que se está «expulsando» de forma «silenciosa» a los vecinos, sustituyendo sus casas por «pisos que pasan a ser apartamentos turísticos, por incrementos de precio, por alquileres de temporada, por expats». Y, para ello, no han dudado en editar una especie de manual y un vídeo en el que se explica cómo sabotear estas viviendas.

De hecho, hacen ya toda una declaración de intenciones: «en la batalla por Barcelona hemos decidido que, si la ciudad es injusta, haremos justicia nosotros». Y se insta a sus seguidores a coger «silicona, cola, pata de cabra» porque «la batalla las llevaremos a sus puertas». También dejan claro: «golpe a golpe, cajita a cajita, hasta que cada vez tengan menos ganas de venir». Y añaden: «los límites los ponemos nosotros. Empieza el sabotaje».

En definitiva, lo que se pide es pasar a la acción directa, atacar los pisos turísticos, saboteando las cerraduras con silicona o destrozándolas para que los inquilinos no puedan entrar o salir de ellos. Los jóvenes de la CUP están cogiendo el relevo de los Comunes en la lucha contra el turismo y en la «defensa» de la vivienda.

Pasividad del Ayuntamiento

Ante esta situación, el presidente del grupo municipal del PP en Barcelona, Daniel Sirera, ha pedido al alcalde, Jaume Collboni, que denuncia a la CUP por publicar este manual, y a la Fiscalía, que actúe contra este partido por «promover acciones contra el sector turístico y los propios turistas».

No hay que perder de vista que, hace unos días, jóvenes antisistema y radicales asaltaron autobuses turísticos con pistolas de agua y botes de humo, acosando a los turistas, «sin que todavía el alcalde lo haya condenado», ha apuntado Sirera. El dirigente popular también lamenta que «la turismofobia de estos grupos, que han contado con la condescendencia del propio gobierno municipal de Colau y Collboni durante años, haya decidido cruzar la línea roja de la violencia, dando una imagen de Barcelona que nada tiene que ver con ese carácter de acogida, tolerante y cosmopolita que había caracterizado siempre a Barcelona, sobre todo a raíz de la organización de los Juegos Olímpicos de 1992».

Y ante lo que califica de movimiento «intolerante y agresivo», Sirera encuentra a faltar «una respuesta mucho más contundente del Ayuntamiento que con políticas como el cierre de pisos turísticos, la subida de la tasa turística, la restricción de los cruceros y su tibieza a la hora de condenar las acciones violentas de los últimos días, lo único que consigue es acrecentar la turismofobia». Y, eso sí, deja claro que el problema no lo tiene Barcelona con el turismo, sino con su gestión, que ha sido ni está siendo eficaz. Por este motivo, propone «buscar soluciones de consenso» que hagan partícipes a todos los ciudadanos del impacto positivo del turismo y que busquen mejorar la convivencia en las zonas con más presión turística.