Via Laietana, Barcelona

Via Laietana, BarcelonaAyuntamiento de Barcelona

La Vía Layetana: la transformación de Barcelona que borró parte de su historia

La construcción de la Vía Layetana en el siglo XX supuso la desaparición de numerosos edificios históricos y calles emblemáticas

La Vía Layetana, una de las arterias más icónicas de Barcelona, fue concebida en 1859 por Ildefonso Cerdá como la conexión entre el Eixample y el mar. Sin embargo, la construcción de esta vía, que finalmente comenzó en 1907, no solo trajo progreso y modernidad, sino que también supuso la desaparición de una gran parte del antiguo entramado urbano de la ciudad.

El proyecto, que se aprobó definitivamente con el Plan de Reforma Interior de Ángel Baixeras, fue inaugurado el 10 de marzo de 1908 por el rey Alfonso XIII y el presidente del gobierno Antonio Maura. Para llevar a cabo la obra, se dividió la construcción en tres tramos, cada uno encargado a un arquitecto diferente: Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch y Ferran Romeu.

La nueva vía, con 80 metros de ancho y 900 metros de largo, supuso la demolición de 2.199 casas y palacios, desplazando a unas 10.000 personas. Entre los edificios desaparecidos se encontraban el Palacio del Marqués de Monistrol, los conventos de San Sebastián y San Juan de Jerusalén, y la iglesia de Santa Marta.

El convento de San Juan de Jerusalén, de origen medieval, y el de San Sebastián, construido en el siglo XVI, fueron dos de las víctimas más notables de esta reforma. La iglesia de Santa Marta, que se encontraba en la actual Avenida de la Catedral, fue desmontada piedra a piedra y reconstruida en el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo.

Otros edificios históricos como el Castillo de Valldaura, que data del siglo XI, también fueron derribados, aunque algunos elementos, como un ventanal románico, fueron trasladados a la Casa de l’Ardiaca. A pesar de la destrucción, algunos edificios lograron sobrevivir, como la Casa de la familia Rubió i Balaguer, que hoy alberga la Jefatura de Policía, y la Casa Padellàs, que fue trasladada y es ahora la entrada del Museo de Historia de Barcelona.

Además de los edificios, la construcción de la Vía Layetana también significó la desaparición de muchas calles y con ellas, una parte importante del barrio histórico. Calles como Abaixadors, Arcos de los Encantes, Avellana y Gobernador, entre otras, quedaron borradas del mapa, llevándose consigo un fragmento del pasado de Barcelona.

La Vía Layetana, aunque hoy es una de las principales vías de comunicación de la ciudad, sigue siendo un recordatorio de la transformación urbana que, en nombre del progreso, dejó atrás una parte significativa de la historia de Barcelona.

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