El dragón de hierro forjado que guarda el acceso a los Pabellones GüellAgència Catalana del Patrimoni Cultural

Rutas por Barcelona

La ciudad de los dragones: ¿por qué en Barcelona hay tantos por las calles?

Del centro a los barrios, en la ciudad hay más de 400 dragones acechando a los paseantes

Estos días se celebra en Barcelona el Festival 42, dedicado a la literatura fantástica y que este año toma como leitmotiv el eterno símbolo del dragón. Estas bestias míticas están presentes en todas las culturas —en el imaginario cristiano se asocian al demonio, pisoteado por la Virgen María o derrotado en combate singular por el arcángel san Miguel—, pero en Barcelona su presencia se deja notar con un énfasis singular.

El festival, de hecho, dedica una ruta temática a la relación entre la ciudad y los dragones, conducida por el periodista de Sabadell Iker Mons, pero no son los primeros. Sin ir más lejos, en 2011 el fotógrafo Josep Martínez publicó Drakcelona, un compendio visual de unos 400 dragones que acechan en las calles de la capital catalana.

Muchos de ellos, como apuntábamos, son representados en su derrota, en línea con la tradición católica que durante siglos ha conformado la columna vertebral de la sociedad barcelonesa. Así, encontramos dragones abatidos por el citado arcángel —en la entrada de la antigua Casa de la Caridad hay un ejemplo claro, en lo que hoy es el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, o CCCB— o, más común incluso, por el patrón de Cataluña, san Jorge, o sant Jordi.

Mosaico de cerámica en la Casa Terrades, más conocida como «Casa de les Punxes»Agència Catalana del Patrimoni Cultural

La leyenda del santo matadragones más famoso de Occidente está plasmada en edificios como el palacete modernista de Can Serra, la icónica Casa de les Punxes o incluso la sede del poder político: el motivo de sant Jordi se repite tanto en el exterior como en el interior del Palau de la Generalitat. Hay quien identifica, incluso, las tejas de la Casa Batlló de Antoni Gaudí con las escamas del dragón del relato.

Los dragones de Gaudí

Con todo, lo cierto es que con el arquitecto de la Sagrada Familia no hace falta irse hasta interpretaciones o elucubraciones, ya que en su obra podemos ver su admiración por la figura del dragón de forma más que patente. Por ejemplo, en la célebre salamandra de trencadís que acapara las fotos en el Park Güell. También instaló un dragón más amenazante, con las fauces abiertas, en la reja que guarda la entrada al Pabellón Güell, en Pedralbes.

Hay otros dragones en la ciudad desgajados de santos o arcángeles, aunque suelen estar más escondidos, como el lagarto de metal que sostiene el cartel de Els Quatre Gats —epicentro del modernismo pictórico en Cataluña— o las argollas en el picaporte de un portal de Gracia, cerca de la plaza de la Virreina. Sobre el dragón japonés que otea sobre las Ramblas escribimos un artículo entero en este diario.

Terminamos el recorrido con uno de los dragones más singulares y recientes de Barcelona, situado al lado de la Estación de Sants, en el Parque de la España Industrial. Lo que en su día fue una de las mayores fábricas textiles de la ciudad, hoy aloja un gran estanque, cerca del cual se sitúa una colosal estructura de 32 metros instalada en 1987 por el artista vasco Andrés Nagel.

El dragón-tobogán en el Parque de la España Industrial, en BarcelonaAgència Catalana del Patrimoni Cultural

La escultura tiene ahora una doble función: recordar el vínculo de Barcelona y el dragón y, también, servir de tobogán para los más pequeños.