Un agente de la Guardia Civil usa una pistola taser

Cataluña

Sindicatos de la Guardia Urbana de Barcelona critican que la compra de pistolas Taser se vaya a retrasar un año más

El teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, había anunciado la compra de 22 pistolas eléctricas para 2025

Los agentes de la Guardia Urbana de Barcelona no dispondrán el próximo año de pistolas Taser. Para ello se tendrán que esperar, al menos, hasta mediados de 2026. Lo ha anunciado el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, quien lo justifica porque el procedimiento «es más lento de lo previsto en un inicio». Y eso que hace solo unos meses, el concejal anunció la compra de 22 pistolas de ese tipo, que emiten una descarga eléctrica, para «evitar hacer uso de armas de juego en situaciones de alta complejidad».

Batlle asegura que se está redactando un protocolo de uso de las pistolas eléctricas para que haya «plenas garantías» tanto para los agentes, como para la propia ciudadanía. Primero, la comisión de gobierno debe aprobarlo, lo hará en unas semanas. Posteriormente, se someterá a exposición pública, para, finalmente, llevarlo a votación de la comisión de Presidencia. Y eso se prevé que ocurra el primer trimestre de 2025.

Por todo ello, según Batlle, si se sigue todo este procedimiento y el calendario, las Taser no estarán en manos de la Guardia Urbana hasta 2026, tras «la debida licitación, entrega y formación de los agentes». Una decisión que ha caído como un jarro de agua fría entre los sindicatos policiales, porque, esta, precisamente, era una de sus grandes reivindicaciones. Desde el CSIF, uno de los más combativos, se ha defendido siempre que la Guardia Urbana de Barcelona necesita más recursos humanos y materiales, y el uso de los «dispositivos electrónicos de control», las pistolas eléctricas, es fundamental.

Fue el CSIF quien avanzó, precisamente, que el consistorio iba a destinar dos partidas, una de 65.000 euros y otra de 75.000, para la compra de estos elementos. Los sindicatos defienden que el uso de este tipo de arma no es letal e, incluso, puede ayudar a los agentes en determinadas actuaciones sin necesidad de utilizar el arma de fuego.

Hay que tener en cuenta que los Mossos de Esquadra la utilizan desde 2018, aunque no todos los agentes disponen de Taser, y los que sí pueden utilizarla, han recibido la formación adecuada. Algunas policías locales de Cataluña también disponen de este tipo de arma, que, especialmente en la ciudad de Barcelona, siempre han sido objeto de un acalorado debate entre sus defensores y sus detractores.

Por un lado, como decíamos, están los sindicatos policiales que sí defienden su uso en determinadas circunstancias. Y por otro, están los Comunes, que han gobernado la ciudad de Barcelona, y que se han mostrado en contra de la compra de estos dispositivos. También hay otras entidades como Iridia, Salud Mental de Cataluña, SOS Racismo o Top Manta Barcelona. En este último caso, defienden que las Taser sí son un riesgo. Según aseguran, se tiene la intención de utilizarla en casos de episodios de agitación, de alteración profunda de la persona o el uso de armas blancas, situaciones, precisan, que son «en las que se desaconseja su uso».

Desde la vertiente política, el concejal del grupo municipal del Partido Popular, Juan Milian, considera que los plazos que ha puesto encima de la mesa el gobierno de la ciudad son demasiado largos y atribuye ese retraso al «miedo» del gobierno de Jaume Collboni «por no incomodar a sus futuros socios de gobierno», en referencia a Barcelona en Comú y ERC, que se han opuesto siempre a la compra de las Taser. Por todo ello, el concejal deja claro que «anteponer los prejuicios de la ultraizquierda a la seguridad de los barceloneses es un grave error».