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Sociedad

Barcelona pierde un emblema vecinal: cierra el bar Casi, último rincón sin turistas junto al Park Güell

El bar Casi, situado en la calle Massens del barrio de Gràcia, ha cerrado sus puertas después de 46 años de servicio ininterrumpido a la comunidad. Fundado el 27 de noviembre de 1978 por Casimiro Monte, este pequeño pero icónico establecimiento era conocido por su ambiente acogedor, su comida tradicional y su decidida apuesta por mantenerse como un espacio para los vecinos, a pesar de su proximidad al turístico Park Güell.

Javier Monte, hijo de Casimiro y quien ha estado al frente del bar en el último año, anunció el cierre definitivo el 28 de noviembre de 2024. «Sin mi padre, el Casi no es lo mismo», declaró Javier, quien decidió no continuar el negocio tras la retirada de su progenitor el año pasado. Con su marcha, el Casi deja un vacío que no solo afecta al barrio, sino también al tejido social y cultural de la ciudad.

Un refugio gastronómico y vecinal

El Casi era famoso por sus platos caseros, como el cap i pota, la tripa y sus memorables tortillas de todo tipo, además de los emblemáticos desayunos de cuchillo y tenedor. Los jueves, las paellas atraían a una clientela fiel que siempre fue tratada con cercanía y calidez. A pesar de su ubicación en una zona de alta afluencia turística, el bar consiguió mantenerse como un lugar auténtico y libre de gentrificación, gracias a estrategias singulares como bajar la persiana a medias o limitar su horario de servicio con avisos dirigidos a los vecinos.

El local no solo era un punto de encuentro para los residentes, sino también para figuras conocidas de la ciudad, como el actor y presentador Roger de Gràcia. Este cierre marca el adiós a un símbolo gastronómico y social de Gràcia, en un contexto donde la presión del turismo y la gentrificación continúa transformando la esencia de Barcelona.

Aunque el cierre no se debe directamente al auge turístico, la pérdida del Casi es un recordatorio del impacto de estos cambios en los negocios tradicionales, dejando a la ciudad sin otro de sus preciados tesoros vecinales.