Un pesebre, en una imagen de archivoUnsplash / Ben White

Navidad

Los pesebres catalanes, en riesgo de desaparecer por la falta de relevo generacional

Los artesanos pesebristas ven como la falta de nuevas generaciones amenaza el futuro de la tradición

No es anecdótico que Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, no haya puesto un belén en la plaza de Sant Jaume y lo haya substituido por una estrella gigantesca que parece salida de Kriptón, el planeta natal de Superman. El pesebrismo catalán, a pesar de la gran aceptación popular que tiene, está en crisis y el principal motivo es la falta de relevo generacional.

La Fira de Santa Llúcia, en la Plaza de la Catedral de Barcelona, es la feria más antigua del mundo que gira alrededor del belén; data de 1786. Aunque las paradas se agrupan en cuatro sectores —vegetación navideña, artesanía, zambombas y belenes—, la realidad es que el área dedicada a belenes ha perdido peso con el paso de los años, y los productos de artesanía y decoración han ganado peso.

Las dificultades para mantener la tradición las han explicado estos días Joan y Martí Castells, dos hermanos que representan una tercera generación. Con 74 y 76 años siguen siendo artesanos pesebristas, pero no tienen continuidad. Lo que no han perdido es la creatividad y ganas de trabajar: este año han ideado nuevas figuras, algunas más tradicionales inspiradas en Ben-Hur y otras más rompedoras, como son unas figuras inspiradas en los Rolling Stones.

Todas las figuras de los hermanos Castells tienen entre 8 y 30 centímetros. Ambos creen que, al no tener sucesión, los moldes de las figuras, cuando ellos cesen su actividad, acabaran en el museo del pesebre en Montblanc (Tarragona).

Los últimos pesebristas

Otra familia que resiste el paso del tiempo son los Puig, titulares de la última tienda de pesebres de Barcelona, que lleva abierta en la Calle Urgell desde 1933 y solo atiende al público dos meses, en noviembre y diciembre. En el establecimiento hay más de 1.000 figuras.

Los Puig iniciaron su relación con el mundo del pesebre hace más de 100 años, en 1917 con una parada en el mercado de Santa Llúcia, dos décadas más tarde llego la tienda. En los 60 llegaron a internacionalizarse: sus destinos fueron Puerto Rico y Cuba, con tradiciones iguales a las nuestras, pero también han llegado a Baviera (Alemania) donde hay un gran arraigo pesebrista.

En los 90 abrieron una fábrica en San Esteve de Sesrovires e incluso se han atrevido a producir alguna colección de figuras de resina en China, aunque se lamentan que ahora su venta es toda al público final, dado que las tiendas que les compraban han ido cerrando progresivamente.

Pesebres vivientes

A pesar de todo, en Cataluña hay una gran tradición pesebrista. Estos días pueden verse muchas representaciones de pesebres vivientes, en Barcelona, Corbera de Llobregat, El Prat, Brunyola, l’Espluga de Francolí, Santa Pau, Sant Guim de la Plana, Joanetes, Bàscara y Vandellós.

Decenas de municipios celebran ferias de Navidad, aunque las más celebradas por las familias son la Festa del Tió de Mura, la Fira de Nadal de Caldes de Montbui, la Fira de l’avet d’Espinelves, la Fira del Gall en Vilfranca del Penedés y la Fira del Torró en Cardedeu.

A pesar de que el Ayuntamiento no ha puesto el pesebre en la Plaza de Sant Jaume, dentro del edificio consistorial la Asociación de Pesebristas de Barcelona sí han instalado un belén que se puede visitar todos los días hasta el 5 de enero.

Los pesebres de las Basílicas de San Felipe Neri, Santa María del Mar, el del Seminario conciliar, el del Monasterio de Pedralbes, el pesebre en movimiento de Horta y el del Orfeó Martinenc son algunos de los más populares entre los barceloneses.