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Una mujer camina por la plaza Sant Jaume de Barcelona con un velo integral
Barcelona
Denuncian que hay niñas en Barcelona a las que se «vulneran sus derechos»: «Dentro de su casa están en Teherán»
Un movimiento formado por profesionales del ocio socioeducativo del Raval denuncian que esta vulneración es «sistemática» y que existe un «control social» por parte de entidades religiosas «concretas»
Por Ellas, así se llama un movimiento formado por profesionales del ocio socioeducativo del barrio del Raval y que trabajan con niñas y jóvenes en espacios públicos y privados del barrio. Aseguran que han decidido dar un paso adelante por un «sentimiento de impotencia y rabia, y también se esperanza», porque denuncian que a las niñas de este barrio de Barcelona «se les está vulnerando sus derechos». Por este motivo han decidido alzar la voz y decir «basta».
Para ello han hecho público un comunicado en el que muestran su preocupación por la «creciente vulneración» de derechos que sufren «gran parte de niñas y chicas con las que trabajamos y que conocemos». Y aseguran que especialmente les preocupan aquellas que no llegan a los servicios del barrio para disfrutar del ocio o un espacio en el que ellas «sean las protagonistas de la vida».
Es más, dejan claro que esta situación, que han notado especialmente desde la pandemia, «es sistemática», está sujeta a «entidades religiosas concretas» y «existe un control social» para que se cumplan unas determinadas normas sociales que, en este caso, sufren las chicas del barrio.
Explican que han sido testigos «del retroceso en la libertad de elección» de estas jóvenes, en cuestiones como ropa, actividades extraescolares, libre circulación, parejas afectivas o amigos. Algo que se puede observar de forma mucho más evidente cuando empiezan su escolarización en la ESO.Estos profesionales aseguran que, más allá de lo que es estrictamente obligatorio, como la escuela, o el instituto, las niñas o jóvenes «no pueden disfrutar de las mismas oportunidades que sus compañeros masculinos en el ámbito socioeducativo». Se refieren a actividades de piscina, la participación en colonias, excursiones, talleres de danza o lo que «no está circunscrito al ámbito académico».
Y ofrecen algunos ejemplos y datos para ilustrar esta situación. Dicen que el número de niñas inscritas a partir de los doce años en esas actividades baja con relación a los niños, «o bien para cuidar a otros hermanos o menores o para evitar el contacto con niños de su edad».
También explican que la proporción de participación de niñas en actividades de ocio es de 1 por cada 4/5 niños, y en el caso de colonias o de actividades de agua, de 1 por cada 7. Y no solo se trata de que participen o no, es que «no hay presencia de chicas en las calles y plazas disfrutando de relaciones sociales».
Hay «presiones» a las trabajadoras
Estas profesionales aseguran que han hablado de este tema con el Ayuntamiento de Barcelona, y no ha dado «ninguna propuesta seria que tenga como objetivo abordar de manera comunitaria esta situación». Dicen que el consistorio se escuda en que hay «libertad religiosa y que es un tema muy complicado». Pero también denuncian que la Generalitat «no tiene ningún interés en velar por la libertad y la igualdad de ciertas niñas del barrio del Raval». Pero eso sí, después, dicen en el comunicado, «cada 8 de marzo la ciudad se llena de lemas como ‘No estás sola’».
Por este motivo, piden que se tomen medidas «de verdad», que se tengan en cuenta las propuestas de los profesionales, que pasa por que se aborde esta cuestión desde el punto de vista comunitario y no solo individual; y que «no se presione a los trabajadores para luchar a favor de los derechos de las niñas y chicas del barrio».
En Betevé han recogido un testimonio de estas profesionales que resume la situación: «Cuando entran en casa están en Teherán o en Islamabad. Solo cuando salen están en Barcelona». ¿Y qué dicen otras entidades del barrio? Hay quienes comparten esta denuncia. Es el caso de la Asociación Cultural Educativa y Social Operativa de Mujeres Pakistaníes, que lleva desde el 2005 asentada en el Raval. Ellas aseguran que se ejerce un «control social» que es previo «al matrimonio forzoso». Otras aseguran que se trata de «casos aislados» o muy minoritarios y, en otras ocasiones, lo niegan todo o no se quieren pronunciar al respecto.