La Fuente de Hércules en Barcelona

La Fuente de Hércules en BarcelonaCanaan, CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons

Ciudad

La estatua pública más antigua de Barcelona está dedicada al matrimonio de dos reyes de España

Una joya histórica en pleno Paseo de Sant Joan

Entre los numerosos atractivos de Barcelona, destaca un monumento con siglos de historia que, a menudo, pasa desapercibido: la Fuente de Hércules. Esta obra, creada entre 1797 y 1802 por el escultor Salvador Gurri y el marmolista Josep Moret, es el monumento público más antiguo de la ciudad.

Fue encargada por el Capitán General de Cataluña, Agustín Lancaster, para celebrar la visita del rey Carlos IV y María Luisa de Parma, conmemorando su matrimonio y su paso por Barcelona en 1802.

Un monumento con historia y cambios de ubicación

Actualmente, la Fuente de Hércules se encuentra en la intersección del paseo de Sant Joan con la calle de Còrsega, pero esta no fue su ubicación original. Inicialmente, formaba parte del paseo de la Esplanada, uno de los primeros jardines públicos de Barcelona, situado frente a la Ciutadella, en lo que hoy conocemos como el paseo Picasso.

Allí, la fuente era parte de un conjunto escultórico con temática mitológica, que incluía representaciones de Forcis, una Nereida y la ninfa Aretusa. Sin embargo, con el paso del tiempo, estas esculturas desaparecieron, dejando a la Fuente de Hércules como la única sobreviviente.

En el siglo XIX, el desarrollo de la ciudad marcó el destino del monumento. Durante la urbanización de la Ciutadella para la Exposición Universal de 1888, la fuente fue trasladada al Palacio de Bellas Artes. Décadas más tarde, en 1929, tras la reorganización del paseo de Sant Joan, encontró su ubicación actual, donde sigue siendo un testimonio del pasado histórico de Barcelona.

Un rincón con valor patrimonial

Aunque eclipsada por obras modernistas y otros monumentos emblemáticos, la Fuente de Hércules es una joya que conecta a Barcelona con su historia monárquica y artística. Su ubicación en el paseo de Sant Joan la convierte en una parada imprescindible para quienes desean descubrir otra faceta del patrimonio de la ciudad.

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