Fachada de La Licorera de Poblenou, Barcelona.

Fachada de La Licorera 1932 de Poblenou, Barcelona.Departament de Patrimoni Arquitectònic Històric Artístic. Ajuntament de Barcelona

La histórica tienda de licores que desafía al tiempo en el corazón de Poblenou

Fundada durante la Segunda República y sobreviviendo a múltiples cambios sociales, La Licorera representa más que un comercio

En la bulliciosa calle Taulat del barrio barcelonés de Poblenou, un negocio casi centenario ha vuelto a encender sus luces. Contra todo pronóstico, La Licorera 1932 ha reabierto sus puertas tras un breve periodo de incertidumbre que siguió al fallecimiento de su última propietaria familiar.

El establecimiento, que muchos daban por perdido tras la muerte de Júlia Cahué en 2023, ha resurgido conservando su carácter tradicional pero con un aire renovado, según explican en Metrópoli Abierta. Los nuevos gestores han apostado por mantener intacto el patrimonio visual que caracteriza este rincón: desde el mostrador de época hasta las características estanterías escalonadas de madera que albergan botellas con décadas de historia.

Fundada durante la Segunda República y sobreviviendo a múltiples cambios sociales, La Licorera representa más que un comercio: es un archivo vivo de la memoria colectiva del Poblenou.

Tres generaciones de la familia Ferreres mantuvieron viva esta tradición desde aquel día de Sant Ponç de 1932 cuando abrió por primera vez. Los cuatro barriles de vino a granel que aún hoy presiden el local rinden homenaje a sus antiguos propietarios.

En su carta actual conviven referencias vinícolas nacionales e internacionales. Los clientes pueden elegir entre degustar una copa en el establecimiento o adquirir botellas para llevar a casa, manteniendo así la filosofía de proximidad que siempre ha distinguido este negocio.

La reapertura de La Licorera 1932 representa un soplo de esperanza para el comercio tradicional en tiempos donde las grandes cadenas y franquicias dominan el paisaje urbano barcelonés, demostrando que la autenticidad y la historia siguen siendo valores apreciados por los consumidores.