Vista aérea de la ciudad de Barcelona

Vista aérea de la ciudad de BarcelonaFreepik

Economía

Los precios del alquiler caen en Barcelona y zonas tensionadas mientras la oferta se desploma

La regulación y la falta de pisos disponibles provocan efectos contradictorios en el mercado inmobiliario catalán

Los precios del alquiler en los municipios con zonas declaradas tensionadas han experimentado una caída del 3,7% desde que entró en vigor el tope hace un año, mientras que en Barcelona esta reducción ha sido más pronunciada, alcanzando el 6,4%, según datos facilitados por la consejera de Territorio y Vivienda, Sílvia Paneque.

La implementación de esta medida ha conllevado la firma de aproximadamente un millar de nuevos contratos mensuales en Cataluña. Comparando el cuarto trimestre de 2024 con el mismo período de 2023, el precio medio de los nuevos contratos de alquiler en Cataluña ha disminuido un 1,6%, y un 3,3% respecto a los primeros tres meses del año. En la capital catalana, el descenso ha sido del 5,1% entre el último trimestre de 2024 y el mismo período de 2023.

Pero estos datos contrastan fuertemente con la evolución de la oferta de vivienda disponible. Según un estudio de Idealista, Barcelona ha experimentado una dramática caída del 84% en la oferta de alquiler desde la pandemia, mientras que los precios se han disparado un 62% en el mismo período. El portal inmobiliario señala que las «sucesivas medidas punitivas y coercitivas hacia los propietarios propiciaron la drástica desaparición de la oferta» tras finalizar el estado de alarma.

A nivel estatal, la tendencia también es preocupante: desde diciembre, cuando se alcanzó un máximo de oferta de alquiler permanente, esta ha caído un 56%, mientras que los precios han aumentado un 30%. Barcelona encabeza la lista de capitales donde más ha disminuido la disponibilidad de vivienda, seguida por Sevilla y Palma de Mallorca, ambas con un 73% menos de oferta, y Madrid y Granada, con caídas del 71%.

La situación en las demás capitales catalanas refleja patrones similares. Girona dispone de un 60% menos de oferta que hace cinco años, con un incremento del 32% en los precios; en Lleida, la oferta se ha reducido un 26%, con los precios subiendo un 15% (el incremento más bajo de todo el Estado); y en Tarragona, la oferta ha retrocedido un 47%, mientras que los precios han aumentado un 35%.

Estos dos fenómenos aparentemente contradictorios —la caída de precios en zonas reguladas según la Generalitat y el aumento general según el sector privado— evidencian la complejidad del mercado inmobiliario actual y los diversos efectos que las políticas reguladoras pueden tener sobre diferentes segmentos del mercado.

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