Bosque de las Rocas EncantadasOscar Rodbag

Leyendas de Cataluña

El pueblo catalán que convenció a Dios para que encadenase a una montaña las rocas que lanzaba el demonio

El bosque de las rocas encantadas, en Les Planes d'Hostoles, guarda una curiosa leyenda

El Santuario de la Salud, en La Garrotxa, está situado en la cordillera del Collsacabra, a 1.050 metros sobre el nivel del mar. Desde ahí se puede contemplar una gran vista panorámica: de las Gavarres al Puigmal, así como los pueblos vecinos de Les Planes d'Hostoles, Sant Feliu de Pallerols y Sant Esteve d'en Bas, entre otros.

Las primeras noticias del Santuario se remontan a principios del siglo XVII en el que Joan Carbonés, de una masía cercana, colocó una imagen de la Virgen del Rosario en la cueva llamada «Roc de Claperols». El mismo Carbonés, animado por la devoción despertada, edificó una pequeña capilla en 1642, para pedir a la Virgen que liberara los pueblos vecinos de las terribles tormentas que allí se desencadenaban y estropeaban las cosechas de los agricultores.

El santuario de la Salud, en Sant Feliu de PallerolsSantuari La Salut

Uno de los acontecimientos importantes, en la historia del Santuario, es la gran romería que el pueblo de Sant Feliu de Pallerols celebró en 1886. En aquella ocasión ofrecieron a la Virgen un vestido en agradecimiento de haberlos salvado del cólera, que ya se había extendido en las casas más cercanas del término parroquial.

Las rocas encantadas

Desde el santuario, además, nace un camino que lleva hasta otro lugar habitado por la leyenda: el bosque de las rocas encantadas. Cuenta la leyenda que allá por el siglo XV los habitantes de las masías entre Sant Feliu de Pallerols y Les Planes d’Hostoles, en La Garrotxa, vivían atemorizados por frecuentes temblores de tierra, que precipitaban sobre sus casas enormes rocas.

Creyendo que era el demonio quien habitaba en esas montañas y lanzaba las rocas contra sus casas, rogaron a Dios que echara al demonio de allí. Dios escuchó las plegarias y envió un ángel que encadenó las rocas de la montaña. Como el demonio ya no pudo lanzar más rocas, acabó por abandonar aquellas montañas e irse a causar desgracias a otro lugar.

Esta leyenda está basada en una realidad histórica. La Vall d’Hostoles sufrió durante el siglo XV muchos terremotos. Estamos en una zona volcánica y los movimientos sísmicos eran normales. Un fenómeno físico se mezcló con el temor al diablo y de ahí surgió esta leyenda. Se calcula que los bloques de arenisca, que forman las piedras encantadas, tienen entre 35 y 65 millones de años.

Otra leyenda, bastante similar a la anterior, cuenta que un demonio habitaba este lugar y de tanto en tanto, cuando se aburría o estaba de mal humor, se entretenía haciendo rodar alguna de las rocas pendiente abajo para ver cómo estallaban contra las casas de Sant Feliu de Pallerols. La gente del pueblo, cansada de soportar los caprichos del demonio, pidieron a Dios que les ayudara y un día un ángel bajó del cielo y ató las rocas con unas cadenas tan fuertes que el demonio ya no las puedo volver a mover y se tuvo que buscar otro lugar para distraerse.

Para aquel que quiera visitarlas debe saber que, el primer tramo de la excursión hace un poco de subida hasta el collet de l’Arç, pero luego bajaremos hasta nuestro destino. Se pasa por los campos del pla d’Armadans. El bosque se creó cuando toda aquella zona estaba debajo del mar. Allí se han encontrado dientes de tiburón y restos de otras especies. El agua que ha circulado posteriormente por las grietas, dentro del paleo-sistema Cárstico, habría individualizado sus bloques, que habrían caído risco abajo por la vertiente.