Marineros de visita en el centro de Stella Maris en TarragonaStella Maris Tarragona

Tarragona

Café, cerveza y misa en el barco: la Iglesia de Tarragona cumple 25 años atendiendo a los marineros

El apostolado para la gente del mar cumple medio siglo con una ampliación de la concesión administrativa con la Autoridad Portuaria

«El problema no es de pobreza, sino de soledad: a veces llegan marineros que hace seis meses que no han bajado del barco», explica Vicenç Veses, director en Tarragona de Stella Maris, el apostolado de la Iglesia Católica que presta servicio a la gente del mar. La semana pasada, Veses y su equipo de voluntarios celebraron los 25 años de Stella Maris en la ciudad tarraconense junto al arzobispo, Joan Planellas.

El apostolado cumple medio siglo de servicio a un colectivo a menudo pasado por alto, pero con necesidades muy concretas. «Piensa que si se detuviese el tráfico de barcos, el mundo colapsaría: son trabajadores esenciales», señala Veses, detallando el abanico de servicios que ofrecen a los marineros mercantes que llegan al Puerto de Tarragona, buscando que encuentren en el local de Stella Maris «una casa lejos de casa».

El director de Stella Maris en Tarragona, Vicenç VesesGuillermo Altarriba

Entre otras cosas, ofrecen transporte gratuito desde y hasta el barco, atienden a los marineros en su centro y cuentan con voluntarios formados en protocolo y seguridad que hacen visitas a barcos. Además, a los marineros que hacen escala en Tarragona les facilitan el acceso a wifi de alta velocidad, la venta de tarjetas SIM o un área para descansar y compartir una charla en torno a un café o una cerveza.

«Son servicios muy sencillos», reconoce Veses, pero a la vez muy necesarios. Recuerda el caso de un marinero sirio con el que estuvo charlando a bordo de su barco, y al acabar este le dijo: «No sabes lo que supone para mí esta media hora, porque he visto una cara diferente».

«Pura doctrina social»

El Seafarers Centre, situado en pleno puerto, cuenta también con una capilla, recientemente remodelada. Está protagonizada por una gran cruz en la pared y una imagen de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros. «No escondemos que la motivación detrás de todo lo que hacemos es religiosa: es el amor al prójimo, es pura doctrina social de la Iglesia», reconoce Veses.

«Podríamos tener una sala de billar, pero tenemos un oratorio», bromea: en él celebran misa una vez al mes con los voluntarios y los marineros que quieran sumarse. También ofrecen a las tripulaciones con mayoría católica la opción de subir al barco a celebrar la Eucaristía a bordo. «Es muy bonito –apunta el director–, y además nuestro consiliario, el padre Francis, es filipino, lo que facilita mucho el contacto, porque como el 70% de tripulantes que llegan son también de Filipinas».

Misa a bordo de un barco.Stella Maris Tarragona

A veces, la asistencia espiritual atraviesa las fronteras de la propia confesión. «El año pasado se ahogó en la playa un marinero muy joven: era de religión sikh, y en la tripulación había muchos credos… pero hicimos una ceremonia en la que nuestro consiliario se revistió, leyó el Evangelio y les dedicó unas palabras: todos pudieron expresarse y salieron muy consolados», recuerda Veses.

Un siglo de Stella Maris

Stella Maris nació hace algo más de un siglo, en el puerto de Glasgow, cuando dos sacerdotes y un laico vieron que los marineros pasaban largas temporadas en la ciudad, lejos de su casa, y estaban muy desasistidos, humana y espiritualmente. La idea arraigó, y hoy en día los centros Stella Maris están presentes en 353 puertos de 57 países por todo el mundo.

En Cataluña, Stella Maris está operativa en Barcelona –donde tienen también una residencia para marineros– y Tarragona. En esta última ciudad el equipo de voluntarios supera la veintena, incluyendo al propio Veses, que asegura que «no nos faltan voluntarios, y cuando vienen suele ser un flechazo».

En Tarragona, el puerto asume el coste de las instalaciones de Stella Maris, incluyendo la reforma del oratorio. «Una generosidad extraordinaria», reconoce Veses. Además, recientemente Stella Maris ha ampliado la concesión administrativa con la Autoridad Portuaria de Tarragona, y ahora dispone de todo el edificio de la antigua Sanidad Exterior «para desarrollar sus tareas de apostolado y de asistencia y apoyo a la gente del amar», informan desde el Puerto.

La planta superior del edificio está dedicada a tareas logísticas y administrativas: vestuario con EPI para los voluntarios, un pequeño almacén, sala de reuniones y despacho de administración; y la planta baja está completamente dedicada a la atención a los marineros y su estancia en el centro.

Próximos pasos

Cumplidos los 25 años, ¿qué retos esperan a Stella Maris de Tarragona para los próximos 25? Veses no quiere mirar tan lejos, pero sí detalla que entre sus proyectos inminentes está empezar a dar servicio también a las tripulaciones de los cruceros que atraquen en la nueva terminal construida para ello.

También adelanta un proyecto que están impulsando, aunque sin garantía de éxito: ofrecer a los marineros la posibilidad de practicar deporte; en concreto, baloncesto. «Estamos intentando que nos cedan la pista de básquet del Club Náutico a horas ociosas, en las que no vaya nadie», explica. Mientras tanto, seguirán haciendo lo que saben hacer: atender en cuerpo y alma a los marineros que recalan en Tarragona.