Valencia
Joan Ribó continúa con su política urbanística de 'pinta y colorea'
Reformas de plazas emblemáticas de Valencia como las de Obispo Amigó o la Reina encienden los ánimos de los vecinos y comerciantes
Uno de los principales atractivos de Valencia es poder pasear por el antiguo cauce del río Turia. Grandes arboledas y zonas transitables se unen para que el ciudadano, vaya en bici, andando o haciendo deporte, y disfrute del entorno. Para acrecentar ese valor añadido, el alcalde de la ciudad, Joan Ribó, lleva impulsando desde 2015 una política de reordenación urbanística que busca dar una vuelta a ciertas ubicaciones, aunque, según parece, a tenor de las opiniones de vecinos y comerciantes, que sin demasiado éxito.
Uno de esos ejemplos es una suerte de merendero instalado en plena avenida de Pérez Galdós, una de las más transitadas y largas de la ciudad. Ahí, como si de una mesa de picnic en mitad del bosque se tratara, el Ayuntamiento comandado por Ribó ha pensado que a los valencianos les encantaría pasar la tarde y tomar algo entre el creciente tráfico de la vía, la melodía incesante de los cláxones y sin ningún árbol que les cobije del plúmbeo sol y humedad valencianos.
Para la portavoz del PP en el ayuntamiento, María José Catalá, esta instalación, junto con el conjunto de obras en dicha avenida de las que dio cuenta El Debate, «pasarán a la historia como el ejemplo de política de movilidad sin sentido».
A poco más de 200 metros de tan idílico lugar está la plaza Obispo Amigó. En ella, que lleva meses de continuas obras, sus vecinos están que trinan. Tal como explica el presidente de la Falla Obispo Amigó-Cuenca, Benedito Boronat, la «interminable reforma» está afectando «y afectará» a vecinos y comerciantes: «Es un sinsentido. Hasta hace tres meses en la plaza teníamos tres semáforos… Hoy tenemos 17».
Además del día a día, Boronat muestra su preocupación a la hora de que se puedan plantar las fallas principal e infantil en el mes de marzo como hasta ahora sin afectar al tráfico. Esa inquietud la comparte Catalá, que reclama a Ribó que explique dónde se ubicarán los monumentos y tendrán lugar espectáculos pirotécnicos como las mascletàs.
En este sentido, tal como relata la popular, la remodelación de dicha plaza «va a limitar absolutamente la actividad comercial», a la par que advierte de que se han instalado pasos de cebra «tremendamente peligrosos».
La explanada de cemento, un «jardín»
Pero si hay una obra de la que Ribó y su equipo sacan pecho es la de la plaza de la Reina, en pleno centro de la ciudad. Tras casi 20 meses entre escombros, este emblemático lugar valenciano ha cambiado por completo su imagen. Según el propio Plan Verde lanzado por el ayuntamiento valenciano, la plaza de la Reina se ha convertido en un «jardín».
Sin embargo, los resultados no son esos. Tal como explica Catalá, «la Reina ha dejado de ser una plaza para convertirse en una explanada». En este sentido, la concejal popular critica la falta de zonas verdes y de sombra, existentes antes de la remodelación de Ribó: «Es absurdo que a cualquier vecino o turista en Valencia que pasee por la plaza de la Reina le caiga un sol de justicia».
Asimismo, Catalá responsabiliza al alcalde Ribó y deja a un lado a los técnicos municipales: «Son grandes profesionales. Se les puede pedir que hagan zonas de más vegetación y sombra», afirma la edil.
Respecto a la plaza de la Reina no es el Partido Popular el único que critica su remodelación. De hecho, el sindicato Confederación General del trabajo (CGT) ha denunciado recientemente ante la Inspección de Trabajo que el parking subterráneo de la plaza «se ha inaugurado sin un Plan de Emergencia de Autoprotección». En opinión del sindicato, este hecho revela un incumplimiento «de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales».
«Que pare ya»
Con todo ello, Catalá reclama a Ribó que «pare ya» todas las obras en Valencia: «Esta es la dinámica habitual en el Ayuntamiento. Es un 'pinta y colorea'. Parece que alguien por la mañana se levante, coja un plano de la ciudad y se ponga a pintar sin tener en cuenta a los vecinos, comerciantes, el uso y la ciudad».
Frente a ello, la concejal del PP asegura que se necesita un «cambio absoluto en la política de movilidad» para evitar obras como estas, que generan «dudas molestias y un gasto innecesario a las arcas públicas»: «Que paren, se esperen a las próximas elecciones y ya la próxima Corporación ya lo desarrollará con sentido común», insiste Catalá.