El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig.Alejandro Martínez Vélez - Europa Press

Incendio Bejís  La izquierda que en 2012 acribilló al PP valenciano por los incendios ahora culpa a los técnicos del Puesto de Mando

Mientras gobernaba el popular Alberto Fabra, Ximo Puig no tardó en exigir su comparecencia en las Cortes mientras ahora se limita a «esperar» informes

En política se suele decir que no hay quien soporte la hemeroteca. Si no igual, una sensación parecida debe de recorrer a los pesos pesados del Partido Socialista del País Valenciano (PSPV-PSOE), empezando por el mismísimo presidente de la Generalitat, Ximo Puig.

Y es que, el jefe del Consell allá por 2012 mantuvo una actitud más que beligerante con el por aquel entonces presidente, el popular Alberto Fabra, en cuanto a la gestión de los incendios que asolaron la provincia de Valencia, muy similares a los actuales en la zona de Bejís (Castellón).

Hoy día, Puig ha querido trasladar a la opinión pública una imagen de perfil bajo, cimentada en lo institucional y donde prima un tono de voz también bajo, pausado y lacónico. Nada que ver con aquel secretario General de los socialistas valencianos que en 2012, con Alberto Fabra en la Generalitat y Mariano Rajoy en La Moncloa, acusaba al Partido Popular de ser el responsable de los fuegos por los supuestos recortes.

«Son letales. No es normal que se destinen 218 millones a los grandes eventos y únicamente 83 a la prevención y extinción de incendios», espetó Puig en la tribuna de las Cortes Valencianas un 3 de julio de 2012. Asimismo, el hoy presidente de la Generalitat quiso destacar los «muchos agujeros negros en la coordinación» a la hora de extinguir los fuegos.

Pedro Sánchez se ha limitado a realizar una breve llamada por teléfono a Puig en la que le ofrecía «todos los medios»

En la misma intervención, Puig exigió la comparecencia de Fabra en el parlamento autonómico para que hiciera «las críticas ajustadas y no demagógicas». En esta línea, el hoy presidente reclamó al PP «aprender de la historia», en relación a que el histórico Joan Lerma no acudió a las Cortes a rendir cuentas tras unos incendios en 1994.

A Puig no se le espera

De ese aguerrido portavoz socialista parece que poco queda, ya que una semana después de que se originaran los incendios en Bejís y en Vall d’Ebo, con miles de hectáreas arrasadas, no hay noticia de que ni Puig ni la consellera de Justicia e Interior, Gabriela Bravo, hayan anunciado sus intenciones de comparecer a petición propia para explicar la gestión de la Generalitat frente a los incendios e, incluso, otros casos como el del festival Medusa de Cullera.

Quizás, Puig y Bravo traten de evitar comparecer o hasta una comisión de investigación porque en ambas tendrían que dar cuenta de los asuntos más polémicos, como el que hace referencia a por qué se permitió la salida de un tren desde Valencia a Zaragoza a las 16:23 y se tuvo que detener en Bejís porque las llamas estaban a escasos metros de los pasajeros, cuando esa localidad había sido desalojada a las 15:22.

Bravo no dijo a los televidentes que fue su propia Conselleria la que sabía una hora antes de que saliera el tren que las llamas asolaban Bejís

Pero este Puig no es el que era. Mientras el Ximo de 2012 pedía comisiones de investigación por doquier –apoyado por Mónica Oltra–, el presidente de 2022 se limita a «esperar» las conclusiones de un informe pedido por él mismo. En cuanto a asunción de responsabilidades, mientras que antaño no dudaba acusar y exigir diligencia con nombres y apellidos, una década después exige paciencia, dejar actuar a la Justicia, no hacer demagogia y su discurso se ha vuelto más etéreo, buenista y vaporoso.

Otro punto de cuestionamiento en la coherencia socialista es el señalamiento de culpables o responsables. Si bien cuando gobernaba Fabra el argumentario socialista requería repetir incansablemente que los fuegos eran causa de los recortes del PP de Rajoy y sus presidentes autonómicos, el contexto ha cambiado.

La consejera de Justicia e Interior valenciana, Gabriela BravoEFE

Fue la propia consellera de Justicia e Interior de Puig, Gabriela Bravo, quien en una entrevista en LaSexta no dudó en responsabilizar al Puesto de Mando Avanzado (PMA) de no comunicar a las autoridades la cercanía de las llamas de Bejís a las vías. Sin embargo, Bravo no dijo a los televidentes que fue su propia Conselleria la que sabía una hora antes de que saliera el tren que las llamas asolaban Bejís.

En otro tiempo, el presidente Fabra tuvo que escuchar expresiones tales como «negligente», «opaco» o ser «responsable de haber provocado que ardan más hectáreas de las previsibles», todas ellas en boca del portavoz socialista en las Cortes de 2012, Antonio Torres.

También Compromís

Hablar de responsabilidades en la política valenciana es hablar de Compromís. No tanto de asumirlas como sí de exigirlas. El partido nacionalista independentista, que sigue mitificando a Oltra, acusada de encubrir los abusos de su exmarido a una menor de catorce años tutelada por su Departamento, no solo pidió explicaciones sobre los incendios en Valencia en 2012, sino que llegó a reclamar la dimisión del conseller de Interior, Serafín Castellano.

El portavoz de Esquerra Unida (hoy integrada en Compromís), Ignacio Blanco, llegó a calificar a Fabra como un «cortafuegos» del conseller, símil polémico porque se trataba de un contexto de incendios en el que murió un piloto de helicóptero que trabajaba en las labores de extinción.

La izquierda valenciana también le echó en cara al Partido Popular que Mariano Rajoy no acudiera en los primeros días del incendio a visitar la zona. Sin embargo, el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha limitado a realizar una breve llamada por teléfono a Puig en la que le ofrecía «todos los medios».

Asimismo, tampoco se han anunciado las respectivas visitas a la zona para contemplar cómo ha quedado el terreno y dar su apoyo a los vecinos afectados de otras líderes políticas como las ministras Irene Montero o Ione Belarra, ni tampoco de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.