El chollo del independentismo en la Comunidad Valenciana: lluvia de millones pese a su nulo apoyo social
A pesar del escaso respaldo que las formaciones independentistas reciben en las urnas, Puig, Ribó y otros dirigentes de izquierdas «riegan» en subvenciones a asociaciones y colectivos catalanistas en la región
Los analistas y estudiosos de la política suelen decir que el nacionalismo es una ideología insaciable. Buena muestra de ello podría ser la obsesión expansionista del independentismo catalán, obcecado a la hora de anexionar para su causa los territorios de las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana y subordinarlos a la matriz catalana dentro de los imaginarios «Païssos Catalans» (Países Catalanes).
En la comunidad autónoma catalana, aunque paulatinamente va decreciendo el apoyo social a una hipotética independencia de España, este sigue rondando el cincuenta por ciento de la población.
Por el contrario y con los resultados electorales como referencia, en el caso valenciano lejos de contar con un gran o contundente respaldo ciudadano, los mitológicos Países Catalanes, siendo generosos, tienen una popularidad raquítica.
Los últimos comicios autonómicos en la Comunidad Valenciana se celebraron el 28 de abril de 2019. En ellos, el PPSV-PSOE obtuvo una clara victoria, consiguiendo veintisiete escaños, 637.673 votos y el 23,87 % de los sufragios, seguido de los diecinueve parlamentarios del PP, con 504.403 votos y el 18,88 % del censo.
Para encontrar al primer partido que aboga sin ambages por la independencia de la Comunidad Valenciana y su integración en los Países Catalanes hay que ir hasta el puesto décimo del escrutinio, con Esquerra Republicana del País Valencià (ERPV).
La sucursal de Junqueras en la Región obtuvo un escuálido resultado en las elecciones, ya que únicamente le votaron 4.993 personas de los más de 2,6 millones de valencianos que acudieron a las urnas y no consiguieron ni un escaño. En porcentaje, es el 0,19 % del censo.
El Debate se ha puesto en contacto con ERPV y en la formación independentista no tienen reparos en señalar que sus apoyos electorales son «residuales», aunque confían en que, como en Cataluña «hace diez o quince años, el panorama se dé la vuelta y crezca el apoyo a la independencia». Cabe decir que por esas fechas, el vicepresidente de la Generalitat de Cataluña era de Esquerra y se llamaba Josep Lluís Carod-Rovira.
Pero, aunque el resultado electoral de ERPV es el que es, los hay peores. Es el caso de República Valenciana-Partit Valencianiste Europeu (RVPVE). Abiertamente independentista y anexionista, esta formación minoritaria acabó en la posición trece de dieciocho sin obtener representación en las Cortes Valencianas, aspecto que no es de extrañar, ya que tan solo consiguió 2.084 sufragios y el 0,08 % de los votos emitidos.
Otros partidos, sí pero no
Además de estos dos partidos, orgullosos anexionistas, hay una serie de formaciones y coaliciones que, sin declararse abiertamente independentistas, sí muestran simpatías ante el secesionismo y promueven actos y políticas en su apoyo. Para evitar pronunciarse claramente sobre esa cuestión se envuelven en eufemismos propagandísticos del tipo «autodeterminación de los pueblos», a la par que utilizan conceptos socialmente defendidos como «libertad» o «justicia». Jerga independentista rebajada con un poco de agua. Naturalmente, todos ellos están en contra de la unidad de España, empezando por la institución que la encarna, la Corona.
En este grupo se encuentran Alternativa Republicana (ALTER), con 613 votos y un 0,02 % del voto o AVANT-Los Verdes (8.436 papeletas y el 0,32 % de los sufragios). Entre ambos suman cero escaños, poco más de nueve mil votos y un porcentaje del 0,34 %.
Respecto a Podem y Compromís, a pesar de que comparten la inmensa totalidad de la ideología de los partidos anteriores, el hecho de tener representación parlamentaria y su integración en el Consell tras la firma del pacto del Botánico, les obliga a representar un papel más «moderado» y discreto en cuanto a sus afinidades independentistas. No obstante, concejales de Compromís en Benicarló (Castellón) posaron más que sonrientes con la «Estelada», la bandera de los secesionistas.
Lo mismo le sucede al PSPV-PSOE del presidente de la Generalitat, Ximo Puig. El socialista, aunque en sus intervenciones se desmarca de las posiciones catalanistas y reivindica lo que él llama el «País Valencià», jamás ha mostrado arrepentimiento en participar, por ejemplo en un acto de Comisiones Obreras junto a la señera catalana o ponerse al frente de una manifestación sujetando la pancarta de la plataforma independentista Escola Valenciana.
Incluso, el jefe del Ejecutivo valenciano llegó a proponer la creación de una «Commonwealth mediterránea» entre ambas regiones para hacer de contrapeso económico a la Comunidad de Madrid y al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.
Pocos votos, muchos euros
Sin embargo, el escaso apoyo social al independentismo electoral que reflejan los resultados electorales en la Comunidad Valencia no ha impedido a los partidos del Botánico «regar» con ingentes cantidades de dinero a asociaciones independentistas de todo tipo con tal de lograr imponer el modelo social imperante en Cataluña.
Así, tal como explicó a El Debate la viceportavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valencia, María José Ferrer, Puig ha destinado «siete millones de euros» de los presupuestos de los valencianos a «regar» a entidades con postulados claramente independentistas como Escola Valenciana, El Micalet o Plataforma per la Llengua, asociación que en Cataluña se dedica a espiar y perseguir en los recreos a los niños que hablan en español, a modo de policía política.
Por su parte, el alcalde Valencia, el dirigente de Compromís, Joan Ribó, tal como explica Ferrer, también ha favorecido a colectivos catalanistas con importes que suman 900.000 euros.
En el ámbito cultural, clave de bóveda para cualquier proyecto nacionalista que se preste, el presidente de la Associació d'Escritors en Llengua Valenciana, Ricart Folgado, denunció a este medio que en diez años solo han recibido «2.500 euros», mientras «no paran de dar dinero a plataformas que supuestamente fomentan el valenciano, pero en realidad inyectan el catalán».
Asimismo, el director de la sección de Llengua de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana, Voro López, declaró a El Debate que Puig y Ribó mantienen «inundadas de fondos» a asociaciones catalanistas y a los defensores del valenciano les tienen «marginados». Es lo que López calificó de «Apartheid lingüístico».
Y todo esto, en una comunidad autónoma en la que la primera estrofa de su himno dice «Per a ofrenar noves glòries a Espanya» (Para ofrendar nuevas glorias a España).