Comunidad Valenciana Así afronta cada partido en la Comunidad Valenciana las elecciones autonómicas más decisivas
Mientras PSPV-PSOE y PP aspiran a la presidencia, Compromís y Vox buscan ser claves y Unides Podem y Ciudadanos esperan no desaparecer de las Cortes
El conjunto de encuestas encargadas a empresas privadas coincide en señalar que las de la Comunidad Valenciana quizás sean unas de las elecciones autonómicas más disputadas de las que se celebrarán el próximo 28 de mayo.
Con una Comunidad de Madrid en la que parte Isabel Díaz Ayuso como gran, y casi única favorita, y sin que se celebren en Cataluña y Andalucía, Valencia se convierte en la joya de la corona electoralmente hablando.
Partiendo de un empate técnico como base entre el bloque de centro-derecha y el actual tripartito, la exigua ventaja hacia uno u otro lado se va alternando casi semana a semana. Tal es el nivel de igualdad, que hasta el CIS de José Félix Tezanos pronostica una lucha hasta el último momento.
Lo hace, eso sí, con su particular metodología. Según sus últimos datos publicados, ambas ideologías podrían ganar y gobernar, con lo que también cabría la opción de que estuviesen en la oposición. Pero, lo que es más curioso, podrían vencer a modo paseo militar o podrían obtener un resultado paupérrimo. Cuando se dan horquillas de trece escaños por partido, los cálculos suelen salir así.
El PSPV-PSOE, todo o nada
Sin embargo, la situación en la Comunidad Valenciana es tan compleja que merece un análisis de los seis partidos que, a día de de hoy, configuran las Cortes autonómicas:
Sin duda, la formación que más se juega en los próximos comicios es el PSPV-PSOE, con Ximo Puig a la cabeza. Tras ocho años en el poder –quedó segundo en 2015 y fue primera fuerza en 2019–, todo lo que no sea revalidar la presidencia de la Generalitat supondría un sonoro fracaso para Puig y el socialismo regional en general.
A su favor, el presidente de la Comunidad cuenta con un altísimo grado de conocimiento entre la sociedad valenciana, que tiene una relativa buena opinión sobre él y su ejecutoria. Además, aunque los ha tenido, ha sido lo suficientemente habilidoso como para que los escándalos que han salpicado a su Gabinete no le estén pasando demasiada factura en los sondeos.
Como factor en contra, además del inevitable desgaste político, tiene a su propio jefe de filas y presidente del Gobierno. Con un amplio rechazo en la Región, Puig sabe que Pedro Sánchez quita más votos de los que da, algo que le deja en una situación más que comprometida, sobre todo en temas relacionados con el agua o la relación y sometimiento a los independentistas catalanes.
Precisamente, este tema es otro punto débil en la candidatura. Su insaciable ansia por mimetizarse con los secesionistas hasta el punto de integrarles en su hoja de ruta puede ser clave, al igual que la de volver a aliarse con Compromís y Unides Podem, para que pierda la presidencia autonómica.
Por su parte, el Partido Popular aspira a volver a ser hegemónico en la Comunidad Valenciana, territorio imprescindible si Alberto Núñez Feijóo quiere llegar al palacio de la Moncloa. Su candidato, Carlos Mazón, es a la vez el presidente de la Diputación de Alicante, con lo que la falta de gestión a la que suele agarrarse la izquierda le suele ser fácil de rebatir.
Si bien es cierto que cogió las riendas de la formación en un momento francamente difícil y que su nivel de conocimiento no era el más alto entre los líderes políticos regionales, le está sabiendo dar la vuelta a la situación con una agenda de trabajo multisectorial.
Así, también ha sabido capitanear las reivindicaciones de la autonomía en cuestiones como el trasvase Tajo-Segura, la oposición a la tasa turística, la infrafinanciación de la Región y, sobre todo, la lucha contra el independentismo en la Comunidad y la necesidad de bajar impuestos.
En todos esos temas, está dejando en evidencia a un Puig que, nadando entre dos aguas, no sabe si ponerse sin fisuras del lado de los sectores agraviados o mantenerse fiel a Pedro Sánchez.
El PP, salvo sorpresa, llegará con viento de cola y como gran favorito para ser el vencedor en mayo pero, si tiene opciones de alcanzar la presidencia, sabe que necesitará el apoyo de Vox.
Si el PP es el gran favorito, Compromís es la gran incógnita y, si se cumplen los pronósticos, podría ser el gran descalabro. Tras la salida forzada de Mónica Oltra de la coalición por su implicación en el presunto encubrimiento de los abusos sexuales de su marido a una menor tutelada bajo su responsabilidad, la coalición nacionalista está en un punto crítico.
Encadena bronca tras bronca y, aunque el diputado nacional, Joan Baldoví, será su candidato, eso no les exime de un desplome en votos y escaños a cinco meses vista. La gran dificultad a la que se enfrenta el parlamentario es la de reflotar un partido que, tras la renuncia de su todopoderosa líder, se ha quedado sin un faro que marque su estrategia y en una acumulación de luchas internas.
Además, gestiones como la del alcalde de Valencia –plaza clave para conseguir un resultado aseado– no son, precisamente, buenos antecedentes como para pensar que Compromís puede ser, al menos gran parte, de lo que fue cuatro años atrás.
Como puntos fuertes, Baldoví cuenta con una amplia experiencia política, es 'perro viejo' a nivel institucional y orgánico y, ante todo, cuenta con el mejor de los tratos en determinados medios de comunicación, que le pasan sus salidas de tono y faltas de respeto y le ensalzan como el diputado moderado que nunca fue.
Hasta la fecha, y con la excepción de Ciudadanos, Vox ha sido la última formación en nombrar candidato a la presidencia de la Generalitat. Lo ha hecho recientemente y el elegido ha sido el catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Valencia Carlos Flores Juberías.
Alejado del clásico perfil político, se trata de un jurista de amplio bagaje profesional y más que reconocido prestigio nacional e internacional. Con él al frente, Vox espera mejorar la barrera psicológica de los diez escaños con los que cuenta actualmente y que los que obtenga le sirva para tener un papel clave a la hora de formar un gobierno de centro-derecha en la Comunidad.
Aparte de estos cuatro partidos, hay otros dos que se juegan, literalmente, su futuro. El primero es Ciudadanos. Su trayectoria en los últimos dos años no le avala para creer que puede conseguir no ya un resultado mínimamente aceptable, sino entrar en las Cortes autonómicas.
Caída estrepitosa en Cataluña viniendo de ser primera fuerza; cero escaños en la Asamblea de Madrid; tan solo uno en Castilla y León cuando formaba parte del Gobierno y vuelta al cero en Andalucía, habiendo estado casi cuatro años en coalición con un Juanma Moreno que, históricamente, consiguió la mayoría absoluta.
A todo eso, cabe unirle que a nivel nacional el partido se encuentra inmerso en un proceso de «refundación» con un duelo entre Inés Arrimadas y Edmundo Bal. Por tanto, hasta que concluya ese cónclave, no se nombrará al candidato para optar a presidir la Comunidad. Misión casi imposible la del partido naranja.
Unides Podem y Cs puedes desaparecer
Por su parte, Unides Podem ha elegido al actual vicepresidente Segundo del Gobierno valenciano, Héctor Illueca, como su apuesta para liderar la candidatura de los comunistas. Quizás, su perfil bajo políticamente hablando pueda ayudarle no a ganar votos pero sí, al menos, a mantener cierto colchón.
En contra, el desgaste de la marca Podemos es innegable a nivel nacional, a lo que hay que sumar una –otra– división interna con Yolanda Díaz como protagonista. Aunque pertenece al partido morado, la ministra de Trabajo ha expresado públicamente su preferencia por Baldoví y Compromís.
Asimismo, es palpable que su relación con Irene Montero y Ione Belarra no es ejemplar.
Si bien Unides Podem lo tiene algo más sencillo, tanto la formación fundada por Pablo Iglesias como Ciudadanos se marcan como objetivo más alto alcanzar el cinco por cien de los votos en la Región . Este es el porcentaje mínimo que permite tener representación en las Cortes. De no ser así, no habrán conseguido ningún escaño.
La única diferencia entre ambos contextos es que los morados sí serían fundamentales para revalidar un hipotético tercer gobierno de izquierdas. En cambio, aunque Ciudadanos sacara un escaño o dos, puede que sus representantes no sean necesarios para apuntalar un cambio hacia el centro-derecha en la Comunidad.